Le he dado vueltas sobre si esta semana me tocaba escribir o no, mi promesa era publicar un post al día siempre y cuando fuera día laborable, pero con este calendario tonto que tenemos y si le sumamos el hecho de que los colegios se apuntan a un bombardeo, el resultado es que de estos cinco días que vienen dos son fiesta, otro son de libre elección de la escuela, el otro es de pseudo fiesta para los niños y nos queda uno que realmente no se para que lo dejan.
Si no fuera padre, soy de los que se pedían tres días de fiesta y desaparecía del mundo durante nueve días, pero como no es el caso me toca ir a trabajar e intentar gestionar las fiestas de los niños con el trabajo. No me cabe en la cabeza que a estas alturas del siglo sigamos colocando fiestas en medio de la semana, te rompe el ritmo, la gente y muchas instituciones aprovechan que la ocasión la pinta blanca y se marcan unos acueductos que ni el de Segovia.
No tengo las cifras, pero me apuesto un pincel y parte del otro que esto es como los horarios laborales: todos estamos de acuerdo que son absurdos pero nadie hace nada en serio para cambiarlo porque a nivel político no vende tanto como montar el Cristo con la pobreza energética o alguna parida del mismo nivel intelectual.
Por cierto, si alguien le da por criticar que piense que es una parida es porque yo creo que no hay pobreza energética, ni nutricional ni nada por el estilo, hay gente que es pobre y punto. El ponerle subetiquetas a problemas realmente serios no tiene más utilidad que intentar llenar más páginas para arrimar el ascua a su sardina y aparecer como el salvapatrias de turno.
Pero no nos perdamos, estoy quejándome de esta semana absurda que siguiendo el clásico modelo de los políticos que claman a favor de la conciliación laboral o que afirma que bajarán impuestos y luego, nos dan unos horarios que no sirven para nadie o nos suben los impuestos por la puerta de atrás.
Y en estas reflexiones estoy este domingo viendo otro de los publirreportajes de mi televisión autonómica, en vez de poner el ojo en la cantidad de niños que van mal nutridos porque sus familias son pobres, nos hablan de escuelas modernas y chupigüais sin ofrecer el más mínimo contrapunto crítico. Es que supongo que les debe dar miedo que pensemos y nos las meten doblada sin mucho miramiento.
Me estoy enervando, con esto de los niños que pasan hambre. La solución es fácil, simplemente son ganas de querer. Hacer obligatorio el comedor gratuito a todos los niños, mirar que los menús sean equilibrados y el coste de implementar esta medida que se reste de otras partidas. Mirando así a lo loco en la ciudad de Barcelona hay unos ciento veintitrés mil niños en edad escolar, y el coste de dar un menu sería aproximadamente unos cien millones de euros y si tan importante es, una ciudad como Barcelona deberán poder encontrar ese importe quitando presupuesto de algunas de las absolutas tonterías en las que nos gastamos el dinero.
Pero bueno, son casi las doce de la noche y tendría que irme a dormir porque mañana toca madrugar, así que voy a compilar este post colgarlo en la web y mañana intentaré escribir el post que quería hacer pero que me he despistado porque me estaba peleando con una programación en Drupal para hacer marketing automation que me tiene robado el sueño.