Cartel Semana Santa viviente 2016 - Vía Internet
En uno de los extremos del altiplano granadino, muy cerca ya de las sierras del Pozo y de Cazorla, sobre una tierra arcillosa de tonos blancos y rojizos se encuentra el pueblo de Cuevas del Campo. Se trata del lugar dónde he pasado gran parte de los veranos durante mi infancia, y que suelo visitar cuando puedo para reencontrarme con la familia y con las extensiones de olivos y almendros que verdean esta árida tierra.
Pero más que hablaros de todo lo que podéis ver en el pueblo y sus alrededores, de sus casas-cueva y sus delicias, de sus fantásticos atardeceres y sus noches estrelladas, ésta vez quiero daros a conocer el que sin duda es el mayor evento, el que más visitantes atrae, y el que a nadie deja indiferente. Y es que en Semana Santa, Cuevas del Campo se transforma en la antigua Jerusalén para acoger la Semana Santa Viviente.
La Semana Santa Viviente de Cuevas del Campo se centra en dos acontecimientos principales. El primero se realiza el Domingo de Ramos, cuando se escenifica la Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, y se puede contemplar por las calles los Oficios perdidos de la época, representados cuidadosamente por actores y por vecinos del municipio, ataviados con vestidos de la época romana del emperador Tiberio.
Soldados romanos durante la representación de los Oficios perdidos
Pero es sin duda en el segundo de los eventos dónde se lleva al cenit de la Semana Santa Viviente. El Jueves y el Viernes Santo se lleva a cabo la representación teatralizada del Drama de la Pasión según San Mateo. Los actores son los propios vecinos del pueblo, que se visten para representar a los diferentes personajes. Se pueden llegar a contar hasta 600 personas entre los actores y actrices y los figurantes. Sin duda es una representación en la que se vuelcan todos los habitantes, y que llevan a cabo con rigor y respeto hacia el texto.
La primera escena se produce en la iglesia, donde se representa el Juicio de Jesús ante Pilatos, con una masa de gente que corea fervientemente la salvación de Barrabás y sentencia a Jesús. A partir de su juicio y sentencia, se inicia el camino hacia la crucifixión. Se inicia en las puertas de la iglesia y se dirige hacia la Cañada de San Isidro, una de las calles principales de Cuevas del Campo, que se convierte en la Vía Dolorosa de la Subida al Monte Calvario. Durante la ascensión por la calle se producen las tres caídas y el encuentro con la Verónica.
Preparación del Juicio de Jesús ante Pilatos
Juicio de Jesús
Via Crucis
Encuentro con la Verónica
Después del recorrido de Via Crucis se llega al Monte Calvario, representado en una de las lomas del pueblo, justo encima de una casa-cueva, en éste caso la Casa del Parejo. Sobre la loma se alzan tres cruces, donde se representa la Crucifixión, la muerte y el descendimiento de Jesús. El público, que se coloca en una pequeña ladera frente a la cueva, puede observar perfectamente éstas escenas, y el posterior Sepulcro, lloro de las Marías y Resurrección de Jesucristo.
Lloro de las Marías
Resurrección de Jesucristo
Fin de la representación
Toda la representación viene acompañada de una banda de músicos que ayudan a dramatizar las escenas más importantes y representativas de la obra. Es sin duda un evento destacado en la zona, que atrae a numerosos visitantes y que sobrecoge enormemente. La aridez de la zona, la arquitectura de casas-cueva y los vestuarios transportan al visitante al mismo Jerusalén de hace más de 2.000 años. Es por ello que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en Andalucía, y Patrimonio Inmaterial de Andalucía el año 2010. Además ha sido reconocida y condecorada con el Premio Generalitat de Catalunya 2001, el Premio Internacional "Mundo Teatre" en 2004, y el Premio Internacional Padul Cofrade el año 2006.
La visita bien se puede acompañar con un refresco en el quiosco frente al Ayuntamiento, y una vez finalizado es muy recomendable cenar de tapeo en alguno de los bares de la localidad. Los amantes de los embutidos pueden disfrutar de ellos en cualquiera de las dos principales carnicerías, y los más golosos no pueden irse sin probar las tortas de aceite y de chicharrones en cualquiera de las panaderías.
A los que tengan el privilegio de ir, sólo les puedo desear que disfruten de la experiencia cultural y de la gastronomía de la zona.