¿Por qué siempre hay que elegir entre lo malo y lo peor?
Henry Chinaski (protagonista de la novela)
Las sórdidas callejuelas marginales de las grandes ciudades norteamericanas se hinchan como un grano con demasiado pus. Los fatídicos años 30 sacuden violentamente todo el arrogante país. El gran sueño americano se pudre desde 1929, y Henry Chinaski es un claro ejemplo de ello. Su infancia y su adolescencia transcurren como una lucha continua por la supervivencia. La senda del perdedor, aun siendo una mala traducción del título original, refleja bien el espíritu de esta novela y de su autor y a la vez protagonista: Charles Bukowski bajo el disfraz de Henry Chinaski.
El título original, Ham on Rye, parece hacerle un guiño a la inmortal novela de Salinger, The Catcher in the Rye (El guardián entre el centeno). Y en realidad, Henry, el protagonista de la novela, parece ser el hermano maldito de Holden Caulfield. Desarraigado, sin esperanzas, sin futuro y con un pasado que mejor valdría olvidar, Henry se ve obligado siempre a escoger entre lo malo y lo peor. Entre el puñetazo y la paliza, entre ser un monstruo o no ser nada, entre vivir a duras penas o morir aplastado por la mierda ajena.
La desnuda visión del mundo de un niño solitario, las palizas de su padre, sus primeros dilemas morales, su paulatina afición por la bebida, un grave problema de acné que le dejaría marcado de por vida, su absurda relación con las mujeres… Y muchas más cosas que irán marcando el carácter del protagonista durante toda la novela, que configurarán su semblante, a veces desagradable y otras veces simplemente gracioso. Un personaje único, un Sancho sin Quijote.
Avanza entre la desgracia sin agachar la cabeza, sin dar cancha a nada ni a nadie. Sin el estúpido refugio del optimismo y sin el pozo abismal y pusilánime de la autocompasión. Una verdadera oda a la capacidad real del ser humano sin adulterar por el miedo. Chinaski es ante todo un superviviente. Su lenguaje, sencillo y directo, su división en capítulos cortos, y el sórdido humor de Bukowski hacen de La senda del perdedor un libro fácil de leer, y también divertido, o al menos ameno.
Aunque no apto para todos los públicos, sin duda es un libro imprescindible para cualquier amante de la literatura. Que se esté más o menos de acuerdo con las opiniones del autor, no influirá en el disfrute de la obra, que algunas partes alcanza verdaderos momentos conmovedores. Henry es un tipo duro, está enfadado y no se arrodilla ante nadie, pero, en el fondo, se podrá ver en él una parte de todos nosotros, que quizá ya habíamos olvidado: Ese maravilloso instinto de lucha, esa supervivencia ante la mediocridad que nos rodea y de la que formamos parte. La absurda senda de un perdedor que aún no ha decidido rendirse aunque ya ha sido derrotado.