Todos los días se acuesta anhelando que amanezca para ver a sus pequeños. Ella quisiera que el viejo reloj y el almanaque de su hogar se detuvieran por completo, que el tiempo junto a ellos no se acabara. Ha dedicado su vida entera a trabajar con los niños, y jura que si volviera a nacer no dudaría en escoger otra profesión que no fuera esa; la cual le llena el alma de alegrías, tristezas y emoción.
Este 1.º de junio, Día Internacional de la Infancia, la “seño” María Caridad Ruiz Lescay, con 29 años de experiencia como Educadora en el Círculo Infantil La Espiguita, se sentirá mucho más afortunada: hoy nadie le impedirá estar rodeada de los traviesos diablillos que se han convertido en su razón de ser.
Durante su labor impartió clases de artes plásticas, manualidades, deportivas y gimnásticas, primero a 4to y luego a 5to año de vida, destacándose por el incansable amor que siempre le impregna a cada actividad.
Lleva muy claro en su memoria, aquellos días en los que realizaba los ensayos para el desfile martiano o la banda rítmica del círculo infantil. Recuerdos, que no podrá borrar de su memoria y que la acompañarán eternamente.
No imagina la vida sin sus chiquillos, como cariñosamente los llama, a los cuales les enseña el amor a la Patria, los hábitos alimenticios, los valores que deben tener… la caballerosidad en los varones y la delicadeza en las hembras.
María Caridad ya cuenta con 10 años de jubilada; sin embargo, dice sentirse cada vez más apasionada por su trabajo, pues desde entonces se ha dedicado a cuidar niños en su pequeño, pero acogedor hogar. Todos los meses recibe la visita de higiene, que corrobora la limpieza y organización durante las 10 horas de estadía diaria que les brinda a sus infantes.
Allí, junto a ellos, desarrolla las actividades que realizaba en su antiguo centro laboral: trabajo con los conjuntos, colores y formas, clases de logopedia y lectura, así como de canto y baile. Tiene estructurado un sistema diario que incluye horarios de merienda y almuerzo, descanso, actividades educativas y recreativas.
En el parque que está frente a su casa, ubicada en el reparto Pastorita de la ciudad de Santiago de Cuba, imparte la asignatura de Educación Física, la cual contribuye a mantener al cuerpo humano saludable y ayuda a desarrollar los músculos de los infantes; de igual forma, la “seño” incentiva la gimnasia rítmica permitiéndole a sus alumnos adquirir además, habilidades de audición.
Se siente muy contenta al ver a sus educandos ayudando a las niñas a sentarse a comer, o dándole las manos para subir las escaleras que conducen hasta su casa; y muy triste cuando los tiene que despedir porque ya comienzan el primer grado.
Cuenta que muchas veces no está con ánimo, pues sabe que hay miles de criaturas en el mundo viviendo bajo el desarrollo de conflictos bélicos, guerras, hambre, pobreza, miseria y sin la compañía de sus padres; y se les entristecen sus redondos ojos al pensar que este 1.º de junio será para ellos, una jornada sin significado alguno, en la cual tendrán que prostituirse o realizar trabajos pesados para poder comer y sobrevivir.
Pero a pesar de esto, una pequeña sonrisa se le escapa de su rostro. Es consciente de que gracias a los logros alcanzados en nuestro país luego del triunfo de la Revolución en materia de Educación, como la creación de los Círculos Infantiles y el Programa Educa a tu Hijo, los niños cubanos pasarán un día lleno de júbilo, cantos y bailes.
El Día Internacional de la Infancia será una jornada muy trascendental para la “seño” María Caridad: una vez más los padres les dejarán a sus hijos, confiados en que les brindará un día de regodeos y colores, un tanto más amorosos de los que les dedica cada día, y lo sabrá hacer muy bien, pues según sus propias palabras: “los niños se han convertido en lo más importante de su vida”.
(Tomado de Sierra Maestra)