Revista Opinión
Las revueltas gravísimas en Egipto y Tunez me absorvieron de tal modo que se me olvidó comentar con ustedes la preocupación que me entró viendo y oyendo a la señora Merkel.
Las declaraciones merkelianas de que "el Presidente ZP, y su gobierno en pleno, están haciendo, poco a poco, sus deberes" lejos de tranquilizarme, produjéronme grave y profunda preocupación.
Sabemos el camino que quiere implantar la señora alemana, un camino que busca, sin ya ninguna duda, desmantelar el modelo social europeo. Un camino que ella exige a cambio de conceder ayudas a los países con dificultades dentro de la Unión, como puede ser el nuestro propio.
Cuando aún no acabamos de recuperarnos de la reforma de pensiones, la señora Merkel vuelve a lanzar un órdago, en compañía de su aliado Sarkozy, con la propuesta de un "pacto de competitividad". Pacto cuya esencia está en vincular la subida de salarios a la productividad y no a la inflación.
Pero el sistema español de fijación de salarios, según apuntan los sindicatos, se sostiene en tres ejes: previsión de la inflación, cláusulas de revisión salarial e incrementos vinculados a los productividad. Por tanto este sistema quedaría gravemente afectado sin desparece alguna de estas tres patas, tal y como sería en caso de adoptarse el pacto de competitividad propuesto por la alemana Merkel.
En todo caso, el problema de la competitividad española no es un problema derivado de los salarios. Según un informe que en su día encargó Joaquín Almunia, en tanto que responsable de los Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea, entre 1995 y 2006 los únicos trabajadores que perdieron poder adquisitivo fueron los españoles y en ese mismo período de tiempo los empresarios habían acumulado unos beneficios superiores al 25%.
Eso sin contar que los trabajadores españoles tienen uno de los salarios más bajos de la Unión Europea, además de trabajar más horas que la media de nuestros competidores comunitarios.
Así es que señora Merkel deje de vincular la competitividad a los salarios y busquemos otras causas y otras soluciones.
Por eso les decía que ando preocupada por si a esta nueva andadura merkeliana, y emocionado por lo piropos alemanes, se apunta nuestro presidente Zapatero.