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La sensación de “pérdida de control” en la Beta-espera

Publicado el 20 septiembre 2014 por Jorjol

A lo largo de todas las fases del tratamiento solemos tener una sensación de pérdida de control de nuestras vidas que resulta muy estresante, pero esta sensación se agudiza en la espera del resultado de la prueba de embarazo.

Hasta ahora, hemos seguido todas las pautas de medicación de nuestro ginecólogo (nos hemos pinchado la dosis indicada a la misma hora todos los días, hemos acudido a todas las visitas control para las ecos, estamos tomando el ácido fólico, etc.) sintiéndonos de esta forma totalmente implicadas en el proceso. Hemos superado gran parte de los posibles problemas que podríamos haber tenido en esta carrera de obstáculos: hemos respondido bien a la estimulación ovárica produciendo folículos, en la punción nos han extraído ovocitos, nos han llamado del Laboratorio de FIV para hablarnos de la evolución de nuestros embriones y han podido transferirnos uno o varios embriones!

Pero ¿qué ocurre una vez hecha la transferencia o inseminación?

Empieza una nueva etapa de incertidumbre en la que sentimos que no podemos hacer nada para conseguir el tan ansiado positivo. Podemos tomar el ácido fólico y la progesterona, podemos hacer un par de días de reposo relativo, pero poco más.

En otras áreas de nuestra vida si nos esforzamos, obtenemos un beneficio, un resultado, pero en este caso poco podemos hacer. Es en este momento cuando nos damos cuenta de lo “pequeños” que somos los seres humanos, cuando nuestros delirios de grandeza (de querer controlarlo todo) se derrumban. Siempre es menos estresante afrontar un resultado (aunque sea negativo) que sobrellevar la incertidumbre, el “no saber” puede ser peor que el fracaso a la hora de desplegar nuestro repertorio de estrategias de afrontamiento.

En la beta-espera nos encontramos a medio camino entre la esperanza del positivo y el miedo generado por un posible negativo. Los primeros días suelen ser mejores, estamos contentas por haber llegado hasta la última fase del tratamiento y somos conscientes de que es imposible que podamos sentir aún ningún síntoma por lo que estamos más relajadas. Según transcurren los días, la ansiedad va “in crescendo”, las dudas empiezan a surgir y es muy frecuente que empiece la auto-observación obsesiva de los “síntomas”. Los pensamientos negativos se presentan con más frecuencia que los positivos y nos escudamos en la falsa creencia de que los primeros nos protegen ante un posible fracaso. Esta situación estresante va acompañada de una reacción emocional que probablemente lleva con nosotras mucho tiempo pero que ahora “estalla” (ansiedad, irritabilidad, falta de concentración…). Y por si todo esto fuera poco, nos culpamos por sentir ansiedad pensando que tal ansiedad puede dificultar la implantación del embrión.

Ahora más que nunca es importante cuidar nuestro estilo de vida sin obsesionarnos. Debemos cuidar nuestras emociones, pero también integrar unos hábitos de nutrición, sueño y descanso saludables. Por lo tanto, sí podemos hacer algo! Tal vez no para conseguir el positivo pero sí para aumentar nuestra calidad de vida y no desgastarnos en el proceso: Continuar con nuestra vida diaria. Normalizar nuestro día a día. El trabajo, el ejercicio suave, la vida social y cultivar nuestras aficiones nos van a servir como estupendos distractores del pensamiento y las emociones. Racionalizar acerca de los posibles síntomas, muchos de ellos igualmente comunes en la menstruación y el embarazo, así como adoptar una perspectiva positiva y realista ayudarán a que la espera pase lo mejor posible.


La sensación de “pérdida de control” en la Beta-espera

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