Nada de lo humano nos es ajeno y en todas las personas se genera cierta “sensibilidad” con ciertos temas, con ciertas situaciones, posiciones ,que tienen que ver con algo con lo que nos encontramos identificados. Son mecanismos normales, que en su exageración puede resultar más incapacitante para las personas. La sensibilidad es necesaria, es un acceso en nuestro humanos. Accedemos al mundo a través del lenguaje y es necesario civilizar nuestro narcisismo y ciertas tendencias para estar con los otros. Además, nuestro cuerpo también es un cuerpo de palabras, y accedemos a él en relación a los demás. Incluso cuando hablamos decimos “qué poco tacto tienes”, “qué poca sensibilidad”, si las formas en que se habla a un otro, por ser un tema sensible, que le implica, puede llegar a dañarle, es decir, esa agresividad despertada puede tornarse hacia sí mismo. Las palabras procuran reacciones en los demás, porque pueden tocar puntos conflictivos en la persona.
Últimamente hay corrientes que tienden a etiquetar situaciones psíquicas, catalogarlas, apelando a nuevas formas de enfermedad, problemas, déficits...que intentan, más que explicar, patologizar, acallando lo que verdaderamente pasa en la persona: el mecanismo de la represión. Las etiquetas vienen a acallar la conflictividad que reside en la persona, desvelar lo que realmente acontece. Una reacción denominada de alta sensibilidad tiene que ver con la angustia. La forma de abordar a las Personas con Alta Sensibilidad o PAS es con psicoanálisis. Es el tratamiento más efectivo, permite devolverle a la persona toda su funcionalidad y una adecuada gestión de sí mismo y frente a los demás.
¿Qué pasa cuando algo es especialmente sensible para nosotros? Quiere decir que ha “tocado” algo que se encuentra reprimido, algo que en un momento determinado no se tolera y se reprime, un conflicto en la persona. Una alta sensibilidad señala una alerta de algo reprimido que se escenifica en eso que somos sensibles, o una situación que, por estar asociada de forma significante, aparece el síntoma, que es una “solución”, una salida. Pueden llegar a sentirse afectado con inhibiciones, bloqueo emocional, angustia, necesidad de huir, perfeccionismo, necesidad de controlarlo todo, sensibilidad, espera angustiosa, intolerancia, sensibilidad moral, miedo a la propia conciencia, escrúpulos exagerados...
En la obra de Sigmund Freud aparece en el historial de un caso, el del hombre de las ratas, una sensibilidad desarrollada en este paciente ante la escucha de un tipo de tortura explicada por un superior en el ejército apodado “Capitán cruel”, provocó en él exageradas reacciones, y que el análisis demostró cómo tocaban aspectos inconscientes relacionados con la ambivalencia afectiva hacia el padre y cierta voluptuosidad. El relato de ese personaje despertaba violentas reacciones en él que estaban enlazadas a otras cuestiones significantes y que estaban reprimidas. Una elevada excitabilidad indica siempre acumulación de excitación o incapacidad para resistirla. Cuando hay una represión de deseos, queda transformada en angustia esa libido.
Cuando una persona padece, está afectada, es muy exagerado, hay que sospechar, puede también haber una proyección, ser un afecto que en lugar de exteriorizarse, es vuelto hacia sí mismo. A través de la sensibilidad se habla de una verdad que está disfrazada, y que hay que interpretar. El psicoanálisis se ocupa del estudio del inconsciente reprimido. A través del método de interpretación psicoanalítica podemos conocer cual es el deseo inconsciente reprimido que ha originado ese efecto en la conciencia. Del inconsciente reprimido sabemos por sus efectos: los síntomas, los sueños, olvidos, lapsus, actos fallidos, chiste... De un estimulo interior, de una pulsión no podemos huir, es ineficaz. La represión es uno de los destinos de la pulsión . Es la forma de protegernos del displacer que la expresión de ese deseo inconsciente en la conciencia ejercería en la persona. Y son deseos del orden del egoísmo, lo prohibido... deseos que abrigamos todos y que se van a poner en juego siempre en la persona, pero que no tolera. Se reprime lo que se deseaTambién un exceso de sensibilidad puede tener que ver con la sobreprotección, donde en la entrada al mundo, todo le duele, le molesta, hay una incapacidad de gestión.
En el arte se habla de una sensibilidad especial, donde es el polo entre el primitivo y el civilizado . El arte logra conmovernos y despertar en nosotros emociones de las que ni siquiera nos juzgábamos capaces. Se despiertan sentimientos inconscientes. A veces tenemos tanto miedo de lo que podríamos ser capaces de sentir que ni siquiera nos produce el placer estético que abriría la posibilidad de un mundo diferente. Psicoanalizase permite abrir la posibilidad de otro camino más saludable para la persona, reconciliarnos con nosotros mismos y elaborar aspectos normales de otra forma.
Laura López, psicóloga colegiada y
psicoanalista en formación continua con Grupo Cero
www.lauralopezgarcia.com