La piel del bebé es más delicada que la de los adultos, es más frágil y fina, lo que hace que tenga más peligro de sequedad. De hecho, muchos bebés tienen la piel seca e irritable, con descamaciones, picazón y enrojecimiento, generalmente por cuestiones de clima, ya sean climas fríos o cálidos.
El jabón, el sudor, la orina, el aire acondicionado, el cloro en piscinas, el agua de mar, existen muchas razones para producirse la sequedad en la piel del bebé. Aunque es algo que se puede evitar con algunos hábitos.
Lo primero que hay que pensar es en la vestimenta del bebé, elegir bien la ropa teniendo especial interés en las telas de fibras naturales como lino, lana y algodón, las telas sintéticas pueden dar lugar a rozaduras e irritaciones.
Hay que mantener una buena higiene del bebé, pero no exagerado, de hecho un bebé pequeño no necesita tanto jabón ni champú, basta con limpiarlo y refrescarlo. Si se va a bañar al bebé muchas veces en el día, en momentos de mucho calor, sólo una de las veces se utilizará jabón.
Después del baño, y con el bebé ya seco, se deben utilizar cremas especiales para los bebés. Se puede consultar con el pediatra una crema adecuada.
Hay que enjuagar bien al bebé, secarlo y poner una crema humectante después de que se bañe en la piscina o en el mar, especialmente por la sal y cloro que le pueden afectar a la piel.
El bebé debe hidratarse correctamente, por lo que se debe utilizar una crema hidratante y dar líquidos en cantidad, sobre todo en los días de más calor. La piel del bebé es muy delicada y por ello va a necesitar más cuidados de los necesarios.
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