Revista Cultura y Ocio

La Serva Padrona

Por Bcmt

La Serva Padrona

Representación de La Serva Padrona en el Teatro Avenida de Buenos Aires (2008)



La Serva Padrona de Pergolesi iba incluida dentro de una ópera, Il Prigioner Superbo, que se estrenó el 5 de septiembre de 1733 en Nápoles. Era habitual que este tipo de intermedio, generalmente cómico, se insertará en una obra de mayor envergadura. El libreto en dos actos de La sirvienta patrona fue escrito por el italiano Gennaro Antonio Federico.    La acción se desarrolla en Italia del siglo XVIII: Serpina es la sirvienta o ama de llaves de Uberto, un señor comerciante y solterón que empieza a estar algo desesperado por las desobediencias de su tirana sirvienta. También cuenta con otro criado, Vespone, que, en principio no le da tantos problemas. Uberto llega a la conclusión de que la única solución para él es casarse y le encargará a Vespone que le busque alguna dama. Serpina, quien, a la imagen de su nombre («pequeña serpiente»), es maliciosa, ve en ello una gran oportunidad de ascenso social si consigue ser la elegida de su señor. Se le ocurre una argucia que consiste en disfrazar a Vespone, haciéndole pasar por un tal «Capitán Tempestad», de carácter algo difícil, que viene a casarse con ella. Uberto se debate en la duda: si la deja escapar perderá su criada y deberá dar una dote al Capitán; además siente lástima de que ella caiga en manos de un posible desalmado. Finalmente Serpina se sale con la suya y consigue que Uberto se case con ella.

   De los tres personajes, Vespone no canta; Uberto es bajo y Serpina una soprano ligera. El personaje femenino fue muy importante para la evolución de la ópera cómica italiana (ópera bufa), pues es la primera vez que vemos sobre escena a una criada más lista que su amo. Es el tipo de Soubrette que veremos triunfar en las óperas bufas de Mozart. Los personajes son acompañados por una orquesta de cuerda. La genialidad de la obra para su época es que los motivos musicales, algunos de ellos muy breves y muy simples, ilustran ya los estados psicológicos de los personajes, sus contradicciones, dudas, etc. Cuando se representó La Serva Padrona en 1752 en París desencadenó una de las controversias más importantes de la historia de la música. Resulta fascinante que una obra breve, sin grandes pretensiones, aunque musicalmente magistral, provocara la reacción de intelectuales de primera fila. 

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