Seguimos con nuestro apartado de “Críticas literarias” a esos libros llenos de gusanos, moho, caspa e inquina que podemos encontrarnos en algunas librerías. Son ya varias las críticas que venimos haciendo de algunos de ellos y los que nos quedan, que son muchos. Hace poco estuvimos revisando el de Antonio Hernández, que pueden ver aquí; el esperpento del chico mentolado, o el libraco influmable de Emilio Carrillo.
Hay quien pueda acusarme de desmontar tópicos, inútilmente, de aquellos abuelos que maquinaban en las tabernas bajo los efluvios del mosto barato. Y nada más lejos de la realidad.
Los mitos y leyendas sobre el fútbol sevillano que se desmontan aquí de forma documentada, no fueron urdidos por esos abueletes de verde a los que les concedemos nuestra comprensión por su vehemencia; dichos mitos fueron perfectamente diseñados con nocturnidad y alevosía. Escritores, políticos, empresarios, directivos –todos béticos- con un peso social importante, promulgaron haciendo uso de una propaganda ruin y carente de toda base científica, (grandes maestros de las malas artes), usando un populismo barato, que es lo que hace que un político consiga votos más fácilmente, que un escritor venda libros, o que un personaje adquiera cierta relevancia entre los de su pelaje, sin hacer referencia al ímpetu de dotar de más valor del real al objeto de sus deseos.
Una engañifa en toda regla para conseguir beneficios o revalorizar un producto, lo que viene en llamarse un timo a los incautos, una especulación en toda regla, incluso, por qué no, sentenciar falsamente a sabiendas de que cuando hacen correr un bulo, será muy difícil borrarlo de la mente colectiva. El daño ya está hecho.
Algunos interpretan que desde aquí queremos darle la “vuelta a la tortilla” y hacer que todo lo que viene hablándose popularmente inducido por todos estos personajes sea al revés y adquirir las “virtudes” del otro para beneficio propio. Y nada más lejos de la realidad. La Historia ha dotado a cada club de esta ciudad de las suyas propias y yo prefiero quedarme con las mías, qué quieren que les diga, que son muchas.
Nunca existió un Betis republicano, como nunca existió un Sevilla FC fascista. Pero si hay que hablar de ello porque nos obliguen, el Betis estuvo más cerca del fascismo y el Sevilla FC de la República. Una especie de “discriminación positiva” necesaria para mitigar tanta falacia proveniente desde bando bético por parte de estos personajes; donde desde la fundación bética hasta finales de los años sesenta, el Betis, estuvo regido en buena parte de su historia por militares, muchos de ellos golpistas y represores, y sus jugadores lucharon en bando nacional. Así por el contrario, componentes del Sevilla FC fueron fusilados por su pertenencia a la izquierda, o algún presidente fue exiliado y algunos de sus jugadores estuvieron en bando republicano combatiendo.
¿Quiere esto decir entonces que el Betis fue el fascista y el Sevilla FC el republicano?
Decididamente no.
Aunque el Betis fue regido por militares de rancio abolengo golpista buena parte del tiempo, tuvo un presidente republicano. Por el contrario, aunque buena parte de componentes sevillistas militaron en pro de la República, contuvo algunos componentes, eso sí, menos que el otro equipo, de bando nacional.
Y esta es la realidad, no hay otra. La heterogeneidad política en ambos clubes primó siempre, especialmente entre sus aficiones. Tan pobres o ricos hubo siempre en ambas y pertenecientes a todas las capas sociales.
Pero hay quien se ha empeñado, especialmente desde finales de los años setenta, en dibujar un escenario “de guerra” donde deben encuadrarse a los sevillistas como señoritos, hacendados y fascistas, y a los béticos como republicanos, obreros y pobres en un momento donde interesaba política y socialmente que esto fuese así. Una especie de lavado de imagen a modo de borrador de la historia, donde por arte de Birlibirloque, antes había cardos y espinas y ahora hay flores y primavera.
A estos y solo a estos son a los que van dirigidos este tipo de post. Por estafadores.
Es el caso del libro de Mercedes de Pablo Candón, concejala del Ayuntamiento de Sevilla, titulado “La Sevilla del Balón”.
Hablaremos en el próximo post, (II Parte), de este libraco indecente a todas luces, donde el poder político de la época, incluso en las altas esferas, arremete contra el sevillismo despiadadamente.
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