Rescaté este rosal, junto a otros que repartí, de una avenida donde han hecho un carril bici: eliminaron la mitad de la línea de rosales y mucha gente pidió a los obreros alguno; a mí me guardaron 6 ejemplares que repartí.
Los rosales estuvieron toda la mañana de ese día de Julio al sol (el sol del sur de España, con el calor que hay) ya que los sacaron y los apartaron; sobre las 3 de la tarde los recogí y me los llevé a casa donde los metí en varios barreños y cubos llenos de agua. De esta forma se hidrataron bien durante un día o un poco más. Los rosales no estaban en las mejores condiciones ya que, aparte de haber pasado toda la mañana al sol y fuera de la tierra, no sé qué producto les habían rociado que tenían las hojas sucísimas y llenas de pringue, además de los daños producidos por la agresión al sacarlos con la excavadora.
Una vez con las raíces hidratadas, preparé una maceta (la más grande de la que disponía en ese momento, ya que el rescate no fue premeditado) donde las raíces cabían pero quizás necesitara en el futuro más espacio; de momento pensé que estaría bien allí para que se aclimatara a su nueva ubicación y a mis cuidados. Utilicé tierra normal y lo regué abundantemente en ese momento, así como le dí una buena poda eliminando las ramas que se cruzaban y lo que veía que estaba mal, con lo que quedó bastante peladito. Lo coloqué en un lugar donde le diera el sol directo algunas horas al día (igual que el resto de rosales) y con un tamiz para el sol las horas centrales del día. Durante los siguientes 15 ó 20 días estuve muy pendiente de que no le faltara el agua.
Al cabo de unos 15 días observé que estaba empezando a hinchar algunas yemas y en un mes (sobre el 20 de Agosto) tenía brotes por muchos sitios; seguí sin descuidar el riego y se le veía mejor cada día. Alguna rama se le secó y la podé desde abajo.
Sobre el 27 de Agosto estaba prácticamente lleno de hojas y ramitas, que por cierto no han cogido ningún tipo de bicho ni hongo. En estas fechas se puede observar un capullito entre las hojas.
A principios de Septiembre tenía tres capullos, las únicas tres flores que me ha regalado, y seguía con una salud envidiable.
La primera flor abrió sobre el 15 de Septiembre y a finales de ese mismo mes estaban las tres abiertas.
Ahora tiene tres escaramujos que he dejado para poder disfrutar de la belleza de los mismos, aunque a día de hoy no han cambiado el color y siguen verdosos.
Después de todo este trabajo de recuperación he visto que el rosal ha respondido de forma excelente a mis cuidados, que se han basado en mantenerlo bien hidratado en la época de calor y evidentemente en la primera y segunda semanas después del rescate; por otro lado aún no le he puedo ningún abono, pero seguramente en estos días le añadiré humus de lombriz.
Estoy bastante contenta porque el rosal ahora mismo está sano y con ganas de seguir adelante después del invierno. Estaré a la espera de sus rosas en primavera."Una rosa es una rosa es una rosa".
Gertrude Stein.