Ayer noche, La Uno, la televisión pública, tuvo a bien ¿entrevistar? a Mario Vargas Llosa, soberbio escritor (en la 3ª acepción del D.R.A.E) y soberbio político (en la 1ª acepción del D.R.A.E.)
- Oiga caballero, que don Mario no ostenta ningún cargo político.
- Pues que bien lo disimula.
Al frente de la entrevista la retroprogre con ínfulas Julia Otero, que parecía al borde de una petite mort, aunque ignorara su significado.
- No se meta con la Otero que es una chica muy mona y muy leída.
- Sí que tiene un par de lecturas y alguna relectura la “señá” Otero. En cuanto a lo de chica, viene a ser como lo del “niño” de Torres. Cada vez menos.
Lo cierto es que me senté delante del televisor con ánimo de pasar un buen rato oyendo a todo un Nobel de literatura hablar de lo suyo. Y de lo suyo habló. Lo que ocurre que últimamente lo suyo es el neoliberalismo. Un ministro, una alcaldesa y una diputada formaban parte del elenco entrevistador.
- Pluralidad se llama la figura.
- Por los dídimos (en la 2ª acepción del D.R.A.E. ya que estamos en plan académico).
El ministro Ruiz, la alcaldesa Botella y la diputada Díez, todos del movimiento 15-M. En cuanto a la representación literaria, también lo pusieron contra las cuerdas. Hicieron sus aceradas preguntas: Sánchez Dragó, Juan Cruz y Lucía Etxebarría, los cuales, obligaron al entrevistado a buscar entre sus más escondidas referencias filosóficas para que su respuesta estuviera a la altura de la pregunta. Por ejemplo: La señora Etxebarría le preguntó si era cierto que había tenido una pelea a puñetazos con García Márquez.
- Pero tuvo el detalle de no preguntar quien ganó.
- Según Juan Cruz, debió ganar Schwarzenegger. Qué conste que el apellido lo he cortado y pegado.
Pero eso sí, salvó de la quema de la subcultura los programas de Julia Otero, y mandó a Rosario Flores al limbo de las cosas olvidables.
Don Mario, siga usted por muchos años escribiendo esos maravillosos libros que con toda justicia le han llevado a lo más alto en su profesión. Y siga también siendo tan demagogo y simplista en sus planteamientos políticos, que eso nos seguirá llevando a la mayoría a votar lo más lejos posible de sus postulados.