15 de Octubre de 2019. Rafael Serba Laváriz, veterano periodista, se encuentra sólo en la redacción, atento a la proclamación del ganador o ganadora del Premio Planeta, acontecimiento que sigue con lejana y devota envidia. Una vez terminada la entrega de los premios y los discursos, escribirá su esperado y deseado artículo de todos los días de Santa Teresa, en los cuales se falla el premio, para volver a su casa de madrugada. Pero ese año recibe una sorpresa en la redacción.
La hija de una antigua amiga, compañera de universidad y jefa de redacción en una radio nacional, que sin él saberlo se encuentra trabajando también en el diario y no precisamente por casualidad, se le presenta con la intención de escribir un libro basado en una antigua historia oscura relacionada con abusos a un menor que su madre, por desconocimiento, le narró parcialmente.
Rafael se negará, pero de regreso a su domicilio, al iniciar la playlist musical de su móvil, una canción le hará volver a la noche de un 9 de marzo de 1991 en Sevilla, donde cruzó su destino con un ser depravado del que conoceremos el tránsito de su vida y su familia, mitad alemana, mitad mapuche, oriunda de la Región de los Lagos de su Chile natal, donde la trascendencia de la magia y el conocimiento ancestral de las plantas de la cultura mapuche se nos muestra en su cotidianidad.
La búsqueda del culpable tendrá como escenario la ciudad de Sevilla y sus gentes en el año previo a la celebración de la Expo 92, y entre las vísperas de la semana grande y la Semana Santa de una ciudad que la hace diferente, tan diferente que, en palabras de D. Antonio Rodríguez Buzón: es un algo que no se parece a nada.