El culto a los árboles se remonta a tiempos muy antiguos y ha desempeñado un papel muy importante en las antiguas culturas (celtas, germanos, galos, griegos, romanos). En algunas religiones se hablaba de las divinidades que residían en los árboles, especialmente de las Dríadas. En la actualidad, muchas tradiciones tienen su origen en este culto…
Algunos pueblos consideran sagrada una especie determinada: De ese modo, los africanos adoran el baobab, como los celtas adoraban el roble. En cambio, algunas comunidades eligen un ejemplar determinado, como el ahuehuete de Oaxaca, en México, o el espino de Glastonbury, en Inglaterra. Por otro lado, no podemos dejar de lado los árboles sagrados mitológicos, como el roble de Thor o el ciprés de Kashmar, e incluso especies consideradas fuentes de inmortalidad, como el melocotón en China o el manzano en la antigua Grecia.
En la actualidad, sólo unas pocas especies de árboles son consideradas sagradas, pero, en la Antigüedad, eran muchas que, por su utilidad, escasez, tamaño o resistencia, se establecieron como sagradas para evitar su tala.
El castaño
Es símbolo de la verdad, del vigor, de la generosidad y de la justicia. Importado en Francia por monjes de Asia Menor (Líbano) que lo plantaron en Cévennes y luego en Bretaña, salvó a las poblaciones del hambre. A causa de sus hojas dentadas en forma de lanza, los celtas lo compararon a un guerrero incorruptible, simbolizaba para ellos la inflexibilidad de las leyes celestes y terrestres, la justicia de los dioses y de los hombres. Meditar bajo este árbol para encontrar un equilibrio en sus pensamientos y sus actos y por consecuencia en la sociedad. En el lenguaje floral, las flores del castaño designan la justicia y la equidad.
La Acacia
En el Antiguo Egipto, fue el árbol sagrado de Hathor, diosa del amor y la belleza, y más tarde de Isis, diosa madre y diosa de la magia. Se cree que el Arca de la Alianza y el Tabernáculo de los hebreos estaban hechos de madera de acacia; para los hebreos representaba la inmortalidad del alma. Los masones lo consideran símbolo de pureza y entereza del alma, y plantaron uno en el lugar donde fué asesinado Hiram, arquitecto del templo de Salomón. Es famoso el árbol del Teneré, en Níger, una vieja acacia que sobrevivió hasta 1973 en el desierto del Sahara.
El roble
Árbol sagrado, señor del bosque, simboliza la fuerza invencible y la longevidad. Comunicador entre el cielo y la tierra. Por su grandiosidad, muchas culturas lo han considerado árbol de los dioses. Probablemente, Zeus descansara bajo un roble en lugar de bajo una encina, aunque es difícil diferenciarlos en los mitos porque ambos pertenecen al género Quercus. En Roma estaba consagrado a Júpiter. El dios Esculapio lleva un bastón con una rama de roble como símbolo de Zeus. En la Mitología Báltica, el dios Perkunas estaba consagrado al roble; como Perun en la mitología eslava. En la Galia celta, Esus era el dios del roble. Los robles sagrados son comunes entre los druidas, que usaban los árboles viejos para sus rituales.
Abraham recibió las revelaciones de Yahvé al lado de un roble. Juana de Arco, durante su juventud, escuchaba las voces celestes que oía oír en el roble de las hadas que reinaban en el centro del pueblo de Domrémy. Emblema de la hospitalidad para los celtas que lo adoraban como los griegos, como el templo vivo donde quedaban las ninfas. Es por eso que los leñadores debían ser prudentes cuando cortaban un roble. El roble era uno de siete árboles consagrado de los celtas. Acariciar lentamente la corteza de un roble permite recibir su energía que lentamente penetre a través de nuestros dedos.
El Manzano
Arbol del Más Allá, vinculado al amor, el poder y la juventud. De él nace el fruto de la Vida Eterna. En la antigua Grecia, era el símbolo de Afrodita, y en el jardín de las Hespérides había un bosquecillo de manzanos cuyo fruto tenía el don de la inmortalidad. Además, estaba consagrado a Ceres, diosa de la agricultura. Muchas interpretaciones de la Biblia lo consideraban el árbol prohibido, pero es difícil estar seguro, ya que podría haber sido una higuera. En la Isla de los Bendecidos hay un manzano sagrado del que proceden las tres manzanas mágicas que tienen un papel importante en la mitología celta.
La Madreselva
Símbolo de la iniciación luego de la castidad y de la inocencia. Para los celtas, la madreselva designaba a alguien que había recibido una enseñanza druídica. La madreselva fue durante siglos el adorno de las jóvenes chicas. En Bretaña, a la atención de los pretendientes las jóvenes chicas deponían delante de su puerta de los ramos de madreselva con el fin de señalarles que ya tenían un novio o que eran todavía vírgenes.
El Fresno
Ee el árbol de la vida. Tiene poderes mágicos.
En la antigua Grecia, se consideraba símbolo de la justicia divina. Estaba asociado a la ninfa Andrasteia, hija de Océano, y a Poseidón; pero donde más relevancia alcanza es en la mitología escandinava, ya que el árbol del mundo, Yggdrasil, es un fresno. Se dice que es el único árbol al que no se acercan las serpientes y que San Patricio las expulsó de Irlanda con una vara de fresno.
El ciprés
Su madera ha sido sagrada desde la Antigüedad, ya que con ella se construyó el Arca de Noé y parte del templo de Salomón. Era adorado en el reino de Saba.
El ciprés es el árbol que simboliza la unión entre el Cielo y la Tierra. Desde tiempos remotos, está considerado como un árbol simbólico religioso y es también llamado ‘El Árbol de la Vida’ por su larga vida y su perenne verdor. En Grecia y Roma, este árbol estaba relacionado con las divinidades del infierno y se relaciona al culto a Plutón o Hades.
También se asocia con el dios de la medicina, Esculapio o Asclepios, con Saturno o Cronos, dios del tiempo y con Apolo, por su copa en forma de llama. Se decía que el ciprés tenía la virtud de repeler hechizos. Las puertas de los templos griegos y romanos se hacían de ciprés, como están hechas las de San Pedro en el Vaticano.El ciprés de Kashmar es un árbol mítico de legendaria belleza y gigantescas dimensiones mencionado en el Shahnameh o Libro de los reyes persas.
El olivo
Está en el origen de Atenas y en el huerto de Getsemaní. Es símbolo de inmortalidad, de resurrección y esperanza. Dice el mito que cuando los persas cortaron el olivo sagrado del Erecteion, en Atenas, en una noche creció un palmo, para demostrar la fuerza de los atenienses. Fué el emblema de las Olimpiadas de 2004 en Atenas, para representar la importancia que tenía en la Antigüedad.
El olmo
Arbol sagrado, simboliza la victoria y la consecución de nuevas metas. Estaba asociado a la muerte y a la idea del renacimiento. Los griegos decían que el primer bosquecillo nació a la vuelta de Orfeo del infierno. Era el árbol de Hermes, estaba consagrado a Saturno, y en Europa del Norte, era el árbol de los duendes que vigilaban los túmulos de los muertos.
El pino
Simboliza la fertilidad y la protección. Por ser de hoja perenne, simboliza la inmortalidad. Debido a su gran resistencia a los vientos, en Japón significa la fuerza de carácter y la energía vital. Es un atributo de Baco, el dios romano y un emblema de Júpiter, Venus y Diana. En la Mitología Celta es un árbol benévolo que ayuda a descansar al viajero.
En el Antiguo Egipto, estaba relacionado con Osiris, que se personificaba en un pino para enseñar el cultivo de las vides y los árboles frutales.
El sauce
El equilibrio emocional y la regeneración quedan representadas en éste árbol. En Grecia, estaba consagrado a Hécate, Circe, Hera y Perséfone y en las Islas Británicas protegía a las hechiceras. Todas las leyendas del Norte de Europa cuentan que las escobas de las brujas estaban confeccionadas con un palo de fresno para protegerlas de morir ahogadas.
En la Mitología Sumeria, Bel era dios del sauce, convertido en Belenos en la Mitología Celta, donde el sauce estaba asociado a la muerte. En Occidente, el sauce llorón se relaciona con la muerte y el luto. Y con frecuencia aparece en el arte funerario. En China y en Japón representa el símbolo de la primavera y la delicadeza. En el taoísmo, el sauce que dobla sus ramas con el viento, representa la fuerza.
La higuera
Simboliza la voluntad de supervivencia, pero también generosidad y riqueza natural. Se cuenta que hay tres higueras sagradas, la que prestó la hoja para cubrir las partes pudorosas de Adán y Eva, la que protegió a Buda mientras meditaba y la que utilizaba Hathor para alimentar a los peregrinos en el Antiguo Egipto, aunque en su caso fué un sicómoro, el Ficus Sycomorus o falsa higuera. Son tres variedades distintas y la única que sigue conservando su carácter sagrado es la higuera sagrada de la India (Ficus religiosa) o Akshayavat, bajo uno de cuyos ejemplares, del que se conservan retoños, alcanzó la iluminación el Buda.
El haya
Simboliza la confianza, la paciencia y la dulzura, una vitalidad fuerte e impregnada de refinamiento, de alegría y de feminidad. Para los druidas de Irlanda, representaba el conocimiento escrito, simbolizado por signos. La palabra inglesa book viene de una palabra gótica que significa letra, es relacionada con la palabra ‘beech’, haya, de la que se servía para hacer las tabletas para escribir. (Haya era así un sinónimo de literatura).
Meditar bajo este arbol ayuda a crear positividad y a encontrar la confianza, limita la permeabilidad a las emociones de otros y aporta el estar tranquilo para abordar el remolino de la vida. Aporta la serenidad y la paciencia.
El tejo
Simboliza la eternidad y la continuidad de los ciclos de vida. El tejo fue utilizado mucho tiempo para fabricar arcos, flechas, lanzas y escudos. Nuestros antepasados se servían de eso en la confección de las porras y de las armadas plagas, mientras que los druidas tallaban sus varas en sus ramas. Es sobre su madera en la cual inscribían el oghams (runas), mientras que envenenaba las puntas de flechas con su savia. Era uno de cinco árboles mágicos de la antigua Irlanda. El Tejo de Ross era un árbol maravilloso cuyos frutos todos daban el conocimiento los que lo comían, después de una colecta tan larga como peligrosa tal como la de los caballeros de la Mesa redonda…
Meditar bajo este árbol aporta la serenidad y la aceptación de los grandes ciclos de vida y de la muerte.
Las meditaciones del Shamanismo son poco conocidas, pero son sin duda de las más intensas y poderosas. No cabe ninguna duda del poder que posee la naturaleza para aquietar nuestra mente y tranquilizar nuestro cuerpo. El árbol ha sido nuestro gran amigo a la hora de ayudar a sintonizarnos con el aspecto trascendente de la existencia. La “Meditación Arbórea” es una de las prácticas que llevaron adelante los shamanes toltecas
Fuentes consultadas : Wikipèdia y Avalonceltique
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