Revista Cultura y Ocio
Elena es una chica alegre y muy desenvuelta, que vive en Úbeda y que cuida en su patio un rosal, al que su familia lleva manteniendo con vida desde hace siglos. Bajo sus raíces se esconde un triste misterio que tuvo su origen en 1391. Dante es un joven estudiante de Historia que, procedente de una familia rural y dedicado ahora al mundo universitario, es seleccionado para calibrar la entidad y el valor de unas ruinas desescombradas en Los Cerros durante el año 2007. Bajo su pecho se esconde un amor que apenas se atreve a susurrar el nombre de su destinataria. Mara también estudia Historia, y acompaña a Dante en la fascinante aventura de descubrir qué protege entre sus muros una vieja casa de Los Cerros. Bajo su frente se esconde una desmedida ambición, camuflada aún por los velos de la astucia, pero que no tardará mucho en emerger.Ésas son las figuras básicas que sustentan la parte actualde la narración. Pero si dirigimos la mirada hacia el ayer (sin salir de la localidad) nos encontramos con el niño judío Abraham, que sobrevive milagrosamente a un pogromo; y con su recién nacido hermano David, raptado por un albañil que acaba de perder a un hijo; y con la comunidad hebrea de Los Cerros, acechada por la intransigencia cristiana y sometida a sus caprichosos vaivenes; y con el atormentado padre Tomás, un calificador de la Inquisición que, a pesar de su nebuloso origen, despliega una férrea voluntad de ortodoxia; y con un burbujeo de personajes secundarios que, perfectamente hilvanados, conforman la doble trama de la obra.Alternando secuencias que se desarrollan en los siglos XIV y XV con secuencias desarrolladas en la actualidad, el novelista albaceteño esculpe una historia seductora y de amable lectura que contiene los mejores ingredientes de la calidad (documentación exhaustiva, arquitectura impecable, primoroso diseño de personajes y acciones) y los mejores ingredientes de la seducción literaria (intrigas bien dosificadas, diálogos creíbles, sorpresas estratégicas, escenas de violencia y sexo). Difícilmente se podría descubrir en el panorama novelístico actual una obra que aunase con más eficacia y belleza esos dos veneros, lo que convierte La sinagoga del agua no sólo en una espléndida reflexión sobre la intolerancia y sobre la hipocresía, sobre la construcción sociorreligiosa de España y sobre las grandezas y miserias del ser humano, sino también —y sobre todo— en una maravillosa historia maravillosamente contada. Lo que acaba de entregarnos Pablo de Aguilar González es una sólida, convincente y madura novela, que ustedes harían bien en no perderse.