Hay personas que suponen que las felicitaciones de estas fechas son hipocresía o en el mejor de los casos, convencionalismo. Habrá para quienes sea así; pero hay muchas personas para quienes no -obviamente, no para mí-. La gente se extraña de que alguien desee "feliz algo" al familiar a quien no ha tenido mucho en cuenta el resto del año; menos creen que haya sinceridad en el "feliz algo" para el empleado de la tienda, o para el desconocido. Así que supongo que ellos no pueden desearlo más que a las personas que aman profundamente, con toda la integridad de su ser... Para mí es natural desear felicidad, porque estoy habituada a pensar en lo bueno y a imaginar, así que usualmente deseo, por ejemplo, que prospere el negocio donde compro. Pero no es difícil contagiarse de buenos sentimientos. Lo difícil es pasar de la emoción y el sentimiento, a otras cosas más "estables"; lo difícil es conservar el sentimiento en febrero. Ser envuelta por lo bueno, es fácil y natural, si una no se ha endurecido; es agradable, y una suele envolverse verdaderamente en lo que trae satisfacción. Algunas personas piensan que esta volatilidad de los buenos deseos, es lo que impide que sean reales. Pero hay cosas reales que son así, lo que son en un momento. Puede que no valgan lo que otras cosas, que perduran, pero eso no les quita lo real, ni lo que tengan de bueno.
Silvia Parque