Este libro me sirvió para entender muchas de los fenomenos que de alguna forma yo y probablemente muchas personas han percibido en el mundo actual. Se trata de la entrevista al sociólogo Gilles Lipovetsky que relaliza Bertrand Richard. Es verdad, no soy alguien muy aficionado a los libros, pero cuando leí una breve reseña de este libro, un afan consumista se apoderó de mí y me forzó a comprar este libro. Ironicamente, para mí, este libro está lejos de ser una decepción. Es breve, directo, y siempre a disposición del entendimiento del lector ya que a pesar de no ser un lector motivado y experto (siendo que estudio letras) este libro en ningún momento me aburrió. Si bien a veces a algunos les podría parecer repetitivo en su mensaje, no me cabe duda que su utilidad es clave para que entendamos varios de los fenómenos actuales. Si bien, los más sensitivos (no los más sensibles) o receptivos lo habrán percibido y comprendido a cabalidad sin problemas, lo valorable de esta versión traducida es que logra comunicarse sin mayor problema a cualquier lector, con la leve excepción de algunas reseñas a autores que quizás los más eruditos o cultos conocen y comprenden a la perfección.
No suelo adular a los libros, personalmente, soy de los que cree que el leer no te sirve de mucho, siempre dependiendo de lo que quieras aprender. Es verdad, a veces me las doy de una especie de mezcla entre filosofo-linguista-psicologo y sociologo al referirme al funcionamiento o actitudes como un todo. A pesar de que soy relativista para muchas cosas, este libro no me dio esa posibilidad porque muchas de las cosas que Lipovetsky menciona son cosas que yo de alguna manera intuía, pero que no sabía exactamente como transformarlas en palabras. Es por eso que este libro me llegó, precisamente no porque es ficción, sino una realidad, que si bien toma a Francia como referente, perfectamente podría aplicarse a una escala menor a todo el mundo occidental y a la gran promesa tonta del american dream, o a una nueva forma de él que hace que idealicemos prácticamente todo, lo que en definitiva no se transmite en la realidad, provocando una gran desilusión entre mucha gente. Esto, no sólo en términos de aspiraciones profesionales, sino también en el plano psicológico, sentimental, y también social, ya que por más que uno se eduque, uno ya va viendo límites.
Para no dar más la lata sobre cuanto me gustó el libro, los dejo con una pequeña descripción que espero los haga leer este libro para así poder discutirlo con otras personas, y así a pesar de que el libro parezca ofrecer un panorama poco alentador, al menos el hecho de poder comentarlo y compartirlo con otros nos haga pasar un buen rato de reflexion. Es verdad, no es la biblia ni nada, pero me agradaría poder comentarlo con otros ya que ultimamente muchos de los temas con gente que conozco que solía caerme bien está comenzando a aburrirme--y probablemente yo también a ellos--ya que me empiezan a parecer vacíos, superficiales, frívolos, casi al punto de ser huecos como los dialogos entre pokemones.
"El momento actual -dice- se caracteriza por la desmitificación del futuro. Los sueños del progreso hace tiempo que produjeron monstruos y las instituciones despiertan desconfianza. Dado que se prolongan las esperas democráticas de justicia y bienestar, en nuestra época prosperan el desasosiego y el desengaño, la decepción y la angustia. Pero la entidad que promete la felicidad del ciudadano no es la democracia: ésta sólo garantiza la libertad del individuo. Es el capitalismo consumista el que dice que el derecho a desear es el derecho a quedar satisfecho.
Lipovetsky prevé el aumento del malestar (se han multiplicado los suicidios y las psicopatologías) pero también cree que el consumo se cansará de sí mismo y dará paso a una cultura más sobria (cosa que muchos creo que anhelan). El capitalismo siempre tendrá enemigos y no deja de producir anticuerpos, unos más eficaces que otros, según las épocas: en la nuestra cabe señalar el voluntariado, las ONG, el ecologismo responsable, la idea de comercio justo y la del desarrollo sostenible. La prosperidad y la abundancia también han generado reflexión sobre el derroche y el desamparo de los más débiles. El mercado ha conseguido transmutar los valores y los sentimientos, pero no comercializarlos del todo"