![La sociedad de la mentira La sociedad de la mentira](https://m1.paperblog.com/i/689/6898746/sociedad-mentira-L-h_TUBm.jpeg)
Se va a cumplir una semana de la última polémica y escándalo en torno al ministro de consumo, Alberto Garzón. Una polémica injusta, desproporcionada y malintencionada. Nadie que haya leído la entrevista al ministro en The Guardian puede, honestamente, no defender lo que dice (a no ser que se tengan intereses económicos, políticos o ideológicos para desacreditarlo). Garzón ha dicho, básicamente, que hay dos tipos de ganadería: extensiva (animales que viven en buenas condiciones, al aire libre y bien alimentados) e intensiva (animales hacinados en espacios reducidos, sin casi poder moverse y mal alimentados); que la primera es deseable y produce carne de buena calidad, mientras que la segunda produce carne de peor calidad. Carne que exportamos a otros países. No hay ninguna mentira en esas palabras. La mentira está en el bulo sobre lo que ha dicho. Mentira que está en bares, redes sociales, televisiones, radios, periódicos y en vergonzosas declaraciones de otros políticos.
Cuando se debate sobre una mentira, el resultado siempre es que perdemos de vista la verdad, ahogada por los dimes y diretes, por las acusaciones y los desmentidos; abdicamos de los hechos para abrazar las opiniones como si fueran actos de fe. Vivimos en la sociedad de la información, pero también en la sociedad de la desinformación y de la mentira. Por cada mensaje verídico que nos llega, nos llegan 10 o 100 que no lo son. Tenemos las herramientas para separar el grano de la paja al alcance de un clic, pero existe algo llamado periodismo cuya labor es precisamente esa: contarnos lo que es cierto y advertirnos sobre lo que no lo es. Parece que el periodismo, en gran medida, ha abandonado esa labor para entregarse a la búsqueda de audiencia y a la intriga política. Y nosotros, los ciudadanos, somos sus armas, pero también sus víctimas, no solo Alberto Garzón o Unidas Podemos.
Si consentimos que la mentira sea un mensaje legítimo y contribuimos a su expansión motivados por odios personales o ideológicos, no solo el periodismo está herido de muerte. También la democracia. La cuestión, en este asunto, no es si estamos de acuerdo o no con Alberto Garzón, si nos cae bien o mal o si su partido nos representa o no. La cuestión es que nunca deberíamos aceptar la mentira como arma arrojadiza contra quien no piensa como nosotros. Porque no solo afecta a Garzón, también afecta a la adolescente que acaba suicidándose por rumores falsos sobre su vida sexual, por ejemplo. No podemos permitirnos convivir con la mentira como si no pasara nada. Por eso Lo que han hecho medios y políticos (incluido el propio presidente del Gobierno) con Alberto Garzón es una vergüenza mayúscula. Muchos de los que estén leyendo esto no soportarán a Pablo Iglesias, pero les pido que dejen a un lado sus opiniones personales y sus prejuicios y escuchen lo que dice en este vídeo. Porque, nos guste o no, en este caso tiene toda la maldita razón.