Es gracioso porque es verídico. Quién diría que el joven Xavier Azuara Zuñiga se convertiría en el todopoderoso dictador del PAN, y aunque algunos lo tachan de tirano, lo cierto es que resultó muy hábil para el arte del engaño, incluso que sus predecesores más sagaces. En el panteón de la ignominia se encuentran Eugenio Govea Arcos, Marco Gama Basarte, Héctor Mendizabal Pérez y Sonia Mendoza Díaz, la verdad es que dan pena, casi como esos boxeadores que no supieron retirarse a tiempo y desperdiciaron los más productivos años de su carrera en alcohol, drogas, sexo y excesos.
Eugenio Govea conserva su chamba gracias a su suegra, en el Movimiento Ciudadano ya no es bien visto, los grillos venenosos ya no tienen cabida, ahora se ocupan jóvenes impetuosos y algo idiotas con tendencias narcisistas, le saldría más barato a doña Amalia García volver a casar a la hija, que estarle pidiendo a Dante Delgado que le preste la franquicia otros tres meses al incompetente yerno.
Marco Gama ha tomado buenas y malas decisiones en su vida, pero mira que ponerse a jugar a los dados con Dante Delgado eso si es de carácter inimputable, uno a veces se pregunta cómo le habrán hecho estas personas para llegar al Senado o para tener hijos, hace meses que el senador hizo su apoteósico paso de la muerte del PAN al Movimiento Naranja y todavía nos seguimos preguntando: ¿a cambio de que lo habrá hecho?
Héctor Mendizabal acarició la gloria pero su equipo siempre fue gente medianita, se asoció con Sonia Mendoza y aunque en el PAN para hacer política basta con mantener vigencia, lo cierto es que hospedó a un grupo de gitanos y luego lo hicieron como a la nata del caldo. Amén de sus siempre sospechosas componendas con el poderoso mayordomo del palacio Cándido Ochoa. Que daño le hizo al panismo Mendizabal cuando le mostró a las nuevas generaciones de panistas que era mejor negocio perder y ser oposición, que empeñar hasta el perico para obtener triunfos pírricos.
De Sonia Mendoza puede decirse poco, solo que ha disfrutado la vida, siempre estuvo cerca de la canasta, el mejor negocio de su vida fue cuando el gobernador Marcelo de los Santos le encargó que le consiguiera a cualquier costo la aprobación de un crédito de 1 500 millones al final de su sexenio, dicen que quien parte y reparte se queda con la mejor parte. Sonia es ahora una diputada gallardista y poco falta para que le toquen las golondrinas, que si no se pone al tiro y se consigue algo más que venderle al gobernador, (que no sea la honra y la dignidad perdida) o en la próxima elección va andar ofreciendo sus servicios por una módica aportación voluntaria.
Con esos ejemplos, ¿cómo querían que Xavier Azuara fuera distinto?
Hay un Azuara antes y después de su arribo a la dirigencia estatal, la verdad, ni ese par de haraganes que lo acompañaron con funciones de ujier en la diputación federal creyeron que fuera capaz de hacerse del voto panista, sobretodo porque creyeron que tenían resuelta la vida con la candidatura a la alcaldía de la capital. Después de la estrepitosa caída frente a Ricardo Gallardo Juárez, a Xavier Azuara solo le quedaron deudas y agravios.
Cuando Ricardo Anaya lo convocó como enlace en el estado para el proyecto de la dirigencia nacional titubeó, pero se aventó como el “borras”, igual ya nadie lo pelaba pero había que meterle “algo de varo” y sus patrocinadores no estaban muy entusiasmados. Afortunadamente el “círculo azul” estaba desmoralizado pues su lideresa Sonia Mendoza también había sido derrotada y por esas fechas estaba más preocupada por conseguir chambas en el gobierno de Juan Manuel Carreras para sus compadres y acompañantes.
Desde el momento en que Azuara volvió a gozar las mieles del poder un miedo larvario se apoderó de él, no quería volver a pasar apuros, no quería volver a sufrir el abandono de un par de amigos, no quería volver a ser la burla de los demás. Curiosamente descubrió el secreto mejor guardado del exclusivo grupo de dirigentes estatales panistas, y es que en un curioso juego de combinaciones de resultados se puede mantener el poder y las rentas, sin esforzarse mucho y sin gastar.
Con algo de apoyo financiero refrendó su control sobre la granja, ahora ya podía invitar a socios con ambiciones políticas para que le invirtieran económicamente y despreocuparse del engorroso papel de andar gestionando dinero para aceitar la maquinaria electoral. Cuando Juan Francisco Aguilar apareció en la escena no era un personaje familiar, pero tal vez su candidez generó la confianza necesaria para que el grupo “azuarista” pudiera refrendar el control del comité directivo estatal, situación que además aligeró la presión y le permitió dedicarse hacer “buenas migas” en el círculo cercano a Marko Cortés.
Hasta ahí todo parecía estar bien, incluso después de la derrota de Octavio Pedroza en la gubernatura y la traición de los “carreristas”, el arribo de un priísta al ayuntamiento de la capital producto de esa lotería rara de la coalición antinatural de “todos contra morena”. Xavier se sacó una coneja del sombrero, primero se encargó de que Marko Cortés designase a San Luis Potosí como uno de los estados donde correspondía elegir mujer.
La ausencia de cuadros femeniles al interior del PAN le favoreció, de las pocas que podrían jugarle con posibilidades de competencia era la diputada Josefina Salazar, tatemada de tantos tratos inconclusos y promesas rotas, además de su cercanía con el defenestrado Xavier Nava Palacios le ganó la antipatía de un sector importante de neo panistas.
Hasta ahí todo bien, la candidata fue Verónica Rodríguez, una gris regidora pero muy cercana a Xavier Azuara, no es propiamente una mujer de muchas luces pero en sus claroscuros sabe que el hombre en la política es acomplejado y dominarlo requiere aceptación y sumisión. Juan Francisco Aguilar en su papel de siempre, reculado y precavido. Rolando Hervert, coordinador de campaña. Rubén Guajardo, socio meritorio porque tiene la mirada chisqueada. Todos se arrepentirían de haber apoyado el proyecto de reelección “azuarista”.
Azuara le teme a los colaboradores independientes, sólo así puede explicarse que su grupo político cercano siempre parece un ejército de minions. Tal vez alguno de ellos respondía la cuenta de twitter el día que el diputado asegura haber sido “hackeado”, la típica y obscena mentira que todo aquel que la defeca en grande pretende argüir. Obvio, nadie la cree, esas cosas no pasan, los hackers no borran los tuits y mucho menos tienen buena ortografía ni saben de historia política. Hubiera sido más digno reconocer cierto contenido etílico en el malversado texto.
Y previo a la visita del dirigente nacional Marko Cortés a San Luis Potosí todo parecía una mala broma, menos si los asesores azuaristas le recomendaron traer una veintena de trabajadores de la dirección de servicios municipales del ayuntamiento de la capital que dirige a Cristian Azuara para protestar contra Juan Francisco Aguilar y acusarlo de que le roba los dulces a los niños y se estaciona en la ciclovía. El patético espectáculo sólo hizo pasar bochornos a quienes lo vieron.
Adentro, una reunión donde Marko Cortés no logró atemperar los ánimos, vamos, ni siquiera imponerse, Rolando Hervert le hizo pasar mal rato a la dirigente Verónica Rodríguez, la describió como una empleada y ella se comportó como tal, defendió a quien la impuso y se flageló. El alcalde de la capital Enrique Galindo priísta convocado a la reunión en su calidad de militante honorario panista (no pregunten, ni yo entiendo como es eso) dijo que las cosas en el pan estaban mal y debían arreglarse, fue secundado por Octavio Pedroza, ex candidato a gobernador y aspirante a suceder a Galindo en la próxima elección. El combo vuelve al ataque.
Ya caldeados los ánimos Xavier Azuara se quejó de que hasta denuncias penales hay en su contra por quien (según su descripción) parecía ser Juan Francisco Aguilar. El diputado en su respuesta por alusiones aclaró que si se trataba de traer porra para protestar y molestar al que no se somete, pues tampoco estaban mancos, que el discurso de la unidad estaba agotado y que como dicen en mi rancho: “al topón”.
El momento incómodo de la noche se lo lleva en diputado José Antonio Zapata Meraz, es difícil saber cuántas veces ensaye su discurso pero necesita practicar más, ni siquiera las lágrimas que obtuvo seguramente pellizcando un testículo lograron conmover a la audiencia que miraban con pena y desprecio la patética escena, digo, seamos honestos, ya nadie llora por el país que le va heredar a sus hijos. Que le pregunte Pepe Toño a Octavio Pedroza cómo le va a los políticos chillones, al rato hasta la mujer los anda dejando.
Ya por último don Marcelo de los Santos Fraga como un tótem, no habló ni obsequió su mundialmente famosa sonrisa Colgate, quien sabe como esté el señor de salud pero no es sano sacar una persona de su edad a deshoras y menos para ver esos espectáculos tan bochornosos. Hay que ser respetuosos con las personas de la tercera edad. Ruben Guajardo hizo la conclusión, no le creyó a nadie, (ni siquiera a Pepe Toño el chillón) no hay piso parejo y exigió reglas claras, o ya entrados en gastos, habrá consecuencias.
Marko Cortés sólo les pidió que traten de ser una oposición de verdad, los rumores de que todos en esa sala están comprados por el gobernador ya son vox populi. Al alcalde Enrique Galindo le dio trato especial, ¿que necesitas? -dijo el elegido. El alcalde ya tiene suficientes problemas en hacer del PRI un partido político con ese circo freak que le heredaron, como para andarse metiendo en chismes de comadres.
Para Azuara una sola reflexión, tomaste una decisión, elegiste, dudaste, cuidaste, titubeaste, pero esa líder que buscaste, quiere más al alcalde y teme más al gobernador que a ti.
@gandhiantipatro