La memoria es el perro más estúpido, le tiras un palo y te trae cualquier cosa. Ray Loriga
Claudia Sheinbaum estuvo en la ciudad. La que para muchos ya es prácticamente la candidata y próxima presidenta de México por fin pudo estar en San Luis Potosí. Una visita relámpago que causó expectación entre la clase política morenista. El resumen: una reunión con empresarios en el Centro de las Artes, -antiguo centro penitenciario- un encuentro de carácter privado con el gobernador y el evento multitudinario. Esto último muy bien, la mitad del pabellón de la FENAPO se vestía de verde, el resto de guinda. Algunos empujones porque no se quería dejar pasar a los morenos del bienestar. Al final se impuso la cordura, “gallardistas y gabinistas” pudieron resolver sus diferencias como seres humanos civilizados -lo que sea que eso signifique.
Se midieron los conejos el gobernador Ricardo Gallardo Cardona y el retador al título Gabino Morales a quien correspondió el peso de la convocatoria para igualar la apuesta del partido verde. A Gabino se le tiene prohibido aparecer en eventos de tipo partidista, igual que para la dirigente estatal de Morena Rita Ozalia Rodríguez. Se supone que uno debería creer que los dirigentes políticos y los funcionarios públicos no están interviniendo en el proceso interno. También debemos destacar que las campañas de los políticos mexicanos son las más baratas del mundo. Según los informes semanales de las corcholatas gastan más en gasolinas y en pasajes de autobús o avión que en publicidad. Sin embargo los vemos por todas partes, en las pautas de Facebook, en comerciales en YouTube, su rostro en cientos de espectaculares por todo el país, en lonas, en periódicos impresos, en bardas rotuladas. ¿Cómo es que si Morena tiene unos principios tan sólidos de honestidad se vean involucrados en semejantes enredos?
Nadie con tres dedos de frente sería capaz de aceptar que los aspirantes a dirigir la conferencia mañanera se gastarán 5 millones de pesos como límite en tres meses de contienda, eso se fue en la semana previa al arranque de las hostilidades. Pero el nuevo INE, la dirigencia de Morena, los candidatos y hasta el pueblo bueno contribuirá, todos nos haremos tontos porque sabemos que aunque se presenten las denuncias correspondientes, a nadie le importará. Lo realmente necesario es que la puesta en escena salga bien, que el populacho se divierta; que el presidente Andrés quede satisfecho y esté contento; que los aspirantes no se rasguen las vestiduras; y lo más importante, que acepten el resultado y cierren filas. Llegado el momento de las definiciones no importará la imagen institucional o si el aspirante es muy popular, en la encuesta verdadera solo habrá un voto. Así que de nada sirve apasionarse y acumular rencillas porque todo es un teatro de lo absurdo.
En este larguísimo periodo de propaganda electoral simulada que Morena inventó y nadie denunció, por el contrario, la oposición incluso imitó el modelo en una muestra más de su infinita mediocridad, mucha cosas van a pasar, los partidos políticos, antaño regentes, árbitros y déspotas administradores han pasado a un segundo término. Ahora se verán rebasados por las redes sociales, porque solo les interesa medir dos cosas, (a los partidos políticos) nivel de alcance del personaje, no importa si está inflado con pautas y seguidores falsos. La percepción y algunos ejercicios mínimos de estadística sobre el candidato como un producto así como sus fortalezas y debilidades. Lo típico que haría una empresa de marketing antes de lanzar una nueva marca de botanas al mercado.
La decisión más difícil es la del presidente. No existe bajo ningún parámetro una forma precisa de saber que un subordinado, pariente o cónyuge te va traicionar cuando llegado el momento, el poder esté en sus manos. Obviamente que pesa la admiración que un gregario siente por el macho dominante de la manada, pero también sueña con algún día ocupar su lugar, y por mucha veneración que siente por él, estará dispuesto a matarlo -si es necesario- para ocupar ese lugar privilegiado. En la soledad del poder, las cosas son perturbadoras, aún la más estúpida broma parece una conspiración. Andrés Manuel López Obrador no tiene cerca a nadie a quien él respete para decirle que tiene una duda, miedo o para refugiarse en sus fracasos. Porque errores los hay y eso es algo innegable. Quizás Monsiváis pero ya no existe, se diluyó en la ambigüedad de los días… y de su sátira ruidosa y reverberante. Solo quedan los ecos en esa casona llena de maullidos y pelos.
Para los que piensan que el presidente no se equivoca, les diré que eso ni él mismo lo cree. Somos seres humanos y no hay nadie que sea infalible. Sin embargo muchos piensan que el presidente es un fuera de serie porque es muy popular y hasta el momento ha hecho su voluntad. Dicen que a un héroe se le conoce por la calidad de sus adversarios y los retos que enfrenta. En la antigüedad un héroe (o heroína) no propiamente eran buenos o malos, simplemente así se le conocía aquellos que hacían algo extraordinario. Para ponerlo en contexto, el presidente Andrés Manuel es muy popular en México, (según una encuesta que él mismo presume) está en el tercer lugar de los jefes de estado con mayor nivel de aceptación. No hay porqué ponerlo en duda, pero tal vez la explicación sea el pésimo nivel de sus enemigos. La oposición en nuestro país es patética, ignorante y pusilánime. No hay que restarle mérito a la coalición en esa proeza, en gran medida el presidente Andrés es grande, en proporción a lo pequeños que son sus adversarios.
Volvamos a la aldea, la posible candidata y cuasi presidenta de México viene a la entidad y se reúne con el gobernador en privado (una vieja tradición priísta). Después acude al evento masivo organizado por el partido verde. Claudia Sheinbaum tiene un pésimo discurso y la elocuencia de un pájaro carpintero, pero es la candidata más conocida en San Luis Potosí porque desde el año pasado hay bardas pintadas por el PV. Habrá que reconocer que el gobernador ha tenido la habilidad de advertir para donde sopla el viento desde antes que llegue la tormenta. Él sabe (y ella también) que su amistad cercana con el dirigente estatal del Partido del Trabajo (PT) Héctor Serrano causa ruido en esa relación política. Serrano se encuentra en el estado en calidad de refugiado, se le atribuyen muchas acciones en su paso por las altas esferas del poder político de la capital del país, algunas de ellas incluso en perjuicio del presidente Andrés, su familia y sus colaboradores más allegados. Estoy seguro que no fue tema de conversación entre la candidata y el gobernador, ya habrá tiempo para las debidas aclaraciones. Sin embargo, no está de menos maliciar: ¿que sabrá Héctor Serrano que aún puede pasear con la calma de un colibrí?
Héctor Serrano es un villano de película, con barba de arreglo impecable y andar pausado, sin prisa y sin pachorra, pero con seguridad y precisión, como para no aburrirse nada consiguiendo algunos candidatos para el PT, posiblemente y hasta haga alguna que otra maldad. La cosa está en si es una moneda de cambio o el salvoconducto de quien lo acogió y le brindó su hospitalidad y admiración. Si Claudia no se tomará las cosas del pasado tan personales tal vez entendería que alguien como Héctor Serrano en su equipo de campaña, le habría cambiado totalmente la perspectiva para evitar eso que tanto teme suceda, que entre más se tarde este proceso interno se harán más visibles sus debilidades y la fragilidad de su círculo rojo. Y entonces, ya no habrá marcha atrás.