La soja

La soja es una legumbre básica desde la antigüedad en todo el Oriente asiático, no sólo está hoy de plena actualidad en Occidente sino que ya se están realizando cultivos experimentales a bordo de transbordadores espaciales. El interés que despierta está plenamente justificado, según los expertos, porque es lo más parecido al alimento completo ideal. Lo primero que trascendió de la soja fue su riqueza en proteínas, un 36,8% de su contenido, superior a la de cualquier otro alimento animal o vegetal. Aporta casi el doble de proteínas que la carne, tres veces más que huevo y diez más que la leche.

Hoy se considera que este aporte equilibrado de aminoácidos esenciales es una sana alternativa al consumo excesivo de proteínas animales. La soja completa cualquier dieta, en especial las vegetarianas, y carece de las grasas saturadas de los alimentos de origen animal. Al contrario, su riqueza en lecitina y ácidos grasos esenciales tiene un potente efecto protector frente a las enfermedades cardiovasculares y el exceso de colesterol.

Además de ser una excelente fuente de vitaminas y minerales, contiene fitoestrógenos, componentes que actúan de forma similar a algunas hormonas sexuales. Entre ellas están las isoflavonas, que reducen las molestias y desarreglos propios de la menopausia. En mujeres jóvenes, ayudan a regular el ciclo menstrual y a combatir quistes o fibromas. También intervienen en el ciclo de la testosterona y, por lo tanto, en el correcto funcionamiento del aparato sexual masculino, protegiendo de los problemas de próstata. En ambos sexos, reduce el riesgo de padecer diversos tipos de cáncer relacionados con el sistema hormonal, como los de próstata, mama, endometrio o colon.

Mucha soja contra la artritis

Los bioflavonoides son unos nutrientes presentes en casi todos los vegetales, y de manera especial en la soja. Su contribución a la salud articular se debe a las siguientes razones:

• Elevan la capacidad del colágeno para formar una matriz resistente.
• Reducen el deterioro de los radicales libres.
• Retardan la respuesta inflamatoria.
• Evitan que el colágeno se destruya al inflamarse el tejido cartilaginoso.
• Aceleran la curación de las lesiones deportivas.