La soja es una semilla con unas propiedades nutricionales extraordinarias. Su alto contenido en proteínas, grasas de buena calidad, minerales y vitaminas del grupo B la hacen muy interesante para la alimentación infantil.
Los supuestos peligros de la soja que desde hace algún tiempo se repiten en ciertos medios no tienen ninguna base científica. Un consumo normal de soja en humanos no tiene efectos adversos y sí muchos potenciales beneficios.
A veces se nos advierte de que la soja es “transgénica”. Lo cierto es que hay soja transgénica, pero casi toda se destina a alimentar al ganado. La mayoría de los productos de soja que se venden para consumo humano no son transgénicos, y esto está claramente indicado en la etiqueta. Para mayor seguridad puedes comprar soja ecológica: por definición nunca será transgénica.
Los mejores productos de soja son aquellos que han formado parte de la alimentación oriental tradicional y han sido mínimamente procesados: tofu y tempeh, miso, leche y salsa de soja. Los niños mayores de 2 años pueden tomar 1-3 raciones al día de estos alimentos, igual que el resto de la familia.
La soja texturizada y los productos elaborados con proteína de soja aislada están más procesados y es mejor comerlos solo ocasionalmente.
A partir de los 6 meses, los bebés pueden empezar a tomar tofu, preferiblemente variedades cuajadas con calcio. Se puede añadir a un puré de verduras o ser ofrecido en trocitos pequeños; su textura lo hace uno de los mejores alimentos para que ellos empiecen a masticar. Debe estar siempre bien cocinado para que no sea indigesto.
También a partir de esta edad los niños pueden tomar yogur de soja, bien tal cual o como parte de una papilla de frutas. El yogur no debe tener azúcar añadido. Es mejor no ofrecer leche de soja hasta después del año, puesto que es más difícil de digerir que el yogur. A partir de entonces los niños pueden tomar 1-2 vasos al día de leche de soja enriquecida con calcio.
Los postres elaborados con leche de soja (tipo flanes o natillas) así como los batidos de chocolate suelen tener mucho azúcar y es mejor reservarlos para ocasiones especiales.
El tempeh tiene un sabor y una textura más fuerte que el tofu, pero se digiere y absorbe muy bien y puede ser incluido en la alimentación del bebé a partir de los 7-8 meses. Es mejor empezar con cantidades pequeñas y ver si al niño le gusta.
Más adelante podemos ofrecer hamburguesas, salchichas y albóndigas elaboradas con tofu o soja texturizada; siempre hay que vigilar que la textura sea adecuada para su edad y capacidad.
Es mejor esperar hasta el año para incluir pequeñas cantidades de miso y salsa de soja, ya que tienen mucha sal. El miso es un alimento probiótico (como el yogur), y su consumo regular es muy beneficioso. Además de la sopa de miso elaborada con tofu, verduras y algas se puede usar miso para aliñar ensaladas y platos de verduras.
Fuente bioecoactual.com
Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra