Revista Salud y Bienestar
Un
grupo de médicos de la Universidad de California en San Diego
realizaron el primer estudio de asociación entre el genoma y la
soledad como un rasgo de toda la vida y no como un estado temporal. Ellos
descubrieron que el riesgo de sentirse solo se debe en parte a la
genética, pero el ambiente juega un papel importante. El estudio de
más de 10.000 personas, publicado en la revista
Neuropsychopharmacology,
también encontró que el riesgo genético para la soledad se asocia
con el neuroticismo y los síntomas depresivos.
El equipo explico que, así como nos alerta el dolor físico a daño
tisular potencial y esto nos motiva a cuidar de nuestro cuerpo, la
soledad motivada por una discrepancia entre lo social y lo real de un
individuo es parte de un sistema biológico de alerta que ha
evolucionado para alertarnos de amenazas o daños. Pero no todo el
mundo percibe la soledad de la misma manera, dos personas con el
mismo número de amigos y familiares cercanos, puede ver su
estructura social como adecuada, mientras que el otro no y eso es lo
que entendemos por predisposición genética. Los investigadores
estiman que en un 55% la soledad se determina por la genética,
centrándose en los genes relacionados con neurotransmisores, como la
dopamina y la serotonina, u otros sistemas celulares asociados con el
apego humano, tales como la oxitocina. Los investigadores también
determinaron que la soledad tiende a ser co-heredada con neuroticismo
y una escala de síntomas depresivos. La evidencia más débil sugiere
vínculos entre la soledad hereditaria y la esquizofrenia, el
trastorno bipolar y el trastorno depresivo mayor. Los investigadores
no encontraron asociación de la soledad con variaciones en genes
específicos, tales como los que codifican la dopamina o la
oxitocina. El equipo está trabajando para encontrar una
variación genética específica que permitiría obtener nuevos datos
sobre los mecanismos moleculares que influyen en la soledad.