Revista En Femenino

La solidaridad es la grandeza de los pueblos

Publicado el 25 julio 2013 por Andrea Alanís @andrealanis

Ayer me fui a dormir con la triste noticia de un accidente de tren que deja al menos 78 muertos y más de 145 heridos en Santiago de Compostela.

Vista aérea del lugar del accidente en Santiago de Compostela, 25 de julio de 2013. (REUTERS)

Vista aérea del lugar del accidente en Santiago de Compostela, 25 de julio de 2013.
(REUTERS)

Mientras dormitaba no dejaba de pensar en la magnitud de la tragedia, las víctimas, las familias, los responsables de las labores de rescate, los vecinos que acudieron a ayudar en cuanto se percataron del impacto, las cientos de personas que colapsaron los centros hospitalarios porque acudieron a donar sangre, los médicos que se encontraban de vacaciones en el lugar y que al escuchar la noticia corrieron al hospital para prestar ayuda, los bomberos que pararon su huelga para ayudar en el rescate , las enfermeras y médicos del hospital que meses atrás habían sido despedidos y que se presentaron para salvar vidas, un gobierno que necesita urgentemente un PR además de sentido común, entre otras cosas. (No me gusta meterme en asuntos políticos y esto no es la excepción)

Una sociedad que aún en crisis no deja su mejor lado “ser solidario”.

España y México tienen muchas cosas en común y esa solidaridad no es la excepción. Después de casi dos años cobijada en España me doy cuenta de las similitudes de ambos países (tradiciones, idiosincracia, cultura, burocracia, lengua, mañas, etc.) Y aunque en muchas ocasiones renieguen unos de otros, me atrevo a decir que estamos cortados por la misma tijera. Como orgullosa mexicana digo que como México no hay dos pero España,

España siempre será para mí ese país que me abrazó cuando más lo necesitaba.

Como olvidar a las religiosas que tras 4 días de toparnos en una “crítica” sala de espera llegaron a abrazarme, o las enfermeras que me obsequiaban bocatas porque llevaba horas sin comer, o a la doctora, UFF aquella doctora y su diagnóstico triste pero por fin, perfecto, o el personal sanitario del segundo hospital que me dejaba quedarme horas extras en la UCI cuando la visita era de 20 minutos, o al doctor que cuando nos conoció le dijo al cavernícola -ya estás aquí, para mí eres un español más y te vamos a atender- o aquella señora que le lanzó un símbolo religioso a mi guapo mientras entraba a la UCI con un -para que te pongas bueno- o el personal del hospital que se enteraba de la historia y corría a conocernos. Como olvidar al taxista que nos llevó en la madrugada al ambulatorio o al paramédico que con lagrimas en los ojos se sentía feliz porque era la primera vez que llevaba a alguien joven a urgencias y sabía que saldría vivo, o la celadora que mientras llevaba al cavernícola a la sala de pruebas, le platicaba de fútbol a fin de que pasara un rato agradable o aquellos doctores que lo vieron “pachucho” y que cuando se lo encontraban deambulando por los pasillos se acercaban y con la expresión a punto del llanto le decían -no me conoces pero yo te hice x prueba y que alegría verte caminando-. Como olvidarlo.

Un país que habla mi mismo idioma pero que nunca logro entender cuando lo hablan. Gente que no sólo en la tragedia te muestra su lado más amable (aunque hablen golpeado y sean gritones), gente como diría mi abuela un poco metiche pero atinada. Gente que sin pena ni gloria te ayuda así por que sí.

Hoy el país entero amanece consternado, triste, apagado y no es para menos. Una tragedia que cobra vidas que hiere almas que rompe tradiciones. Pero al mismo tiempo, que UNE.

Mi más sentido pésame a las familias, entiendo que nada de lo que una diga podrá reconfortarlas pero me gusta creer que si todos pensamos cosas lindas para ellos podrán al menos sentirse menos afligidos.

Mi orgullo por siempre al personal sanitario que sin importar que estuvieran en paro, se acercaron para ayudar.


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