Revista Opinión
"La gran recesión mundial, que no previeron ni la Comisión Europea, ni la OCDE -todavía a mediados de 2008 vaticinaba para España un crecimiento positivo del 1,1%, cuando la realidad resultó una caída de 3,7%-, fue afrontada por casi todos los países con estímulos de carácter keynesiano que amortiguaron sensiblemente el batacazo (...) La solidez de la economía española es mucho mayor de la que presentan los analistas superficiales, los catastrofistas natos y especuladores que apuestan al desastre.
La tendencia castiza al pesimismo y a la autoflagelación, dan por supuesto que el Gobierno español no ha hecho los deberes y, además, que los ciudadanos somos poco productivos. Pero la realidad fue que tuvimos superávit de las cuentas públicas antes de la crisis, cuando la media de la eurozona estaba en negativo. Entramos en la crisis con la menor deuda pública (53%), frente al 73% de Alemania, el 78% de Francia y el 116% de Italia. Gracias a esa menor deuda, a pesar de la injusta subida de las primas de riesgo, el coste que pagamos en 2010 fue solo el 2% del PIB, frente al 2,4% de Alemania, el 2,6% de Francia y el 4,6% de Italia.
Es cierto que el hundimiento de la construcción es una losa que nos hace lento y penoso el camino, pero cuando en 2013 se recupere el nivel del PIB de 2008, comenzará un impulso nuevo y más sano, que demostrará que el dinamismo de la economía española no descansaba tanto como se creía en el ladrillo, sino en los servicios y la industria".
Son solo tres párrafos de un excelente y documentado artículo firmado por Miguel Boyer, exministro de economía, publicado en El País el pasado 17 de febrero. Os invito a que lo leáis completo.
