La sombra de Cascos es alargada.
Tocaban las campanas a rebato en las parcelas del PP. Era el primer día de este año y Francisco Álvarez-Cascos acababa de enviar una carta a la central del partido. En ella, anunciaba su marcha justo después de que la dirección del partido decidiera nombrar a Isabel Pérez-Espinosa candidata de los populares al Principado. Cuarenta y ocho horas antes, Rajoy, el actual secretario general, había anunciado que no quería a Cascos como candidato en Asturias y éste presentaba su baja como afiliado. En la misiva, el ex secretario general del partido y ex ministro de Aznar, exponía su descontento con la dirección y explicaba su decisión de abandonarlo, “al no recibir el amparo solicitado reiteradamente” del Comité Nacional de Derechos y Garantías, ante “los desprecios, descalificaciones e insultos” de otros militantes “cobijados impunemente en el membrete oficial del PP de Asturias”. Cascos explicaba: “Siento que mi deber me obliga a dar este paso para hacer las paces con mi propia dignidad personal”. Ya había mandado, el pasado 27 de octubre, una nota en la que presentaba un recordatorio de ultrajes recibidos: “En ella –explica Cascos–, indicaba que, en mi opinión, la política requiere dosis muy elevadas de paciencia y flexibilidad. Pero, el respeto a las normas de educación y de civismo en cualquier organización no son negociables, especialmente dentro de un partido que tiene en el respeto a las personas una de sus señas de identidad más características”. Cascos analizó la situación de “degradación” que vive el PP en Asturias. Recordó los insultos de los que él mismo había sido objeto entre los meses de julio y octubre, al ser calificado de “galáctico”, “sexagenario” y “terrorista callejero”. “Todo ello –concluye– no hubiera sido posible sin el consentimiento expreso, cuando no la complicidad, de la dirección nacional. Y, más allá de las amarguras inherentes a una decisión tan difícil como dolorosa, siento que mi deber me obliga a dar este paso para hacer las paces con mi propia dignidad personal
“Mi capacidad tiene un límite –advertía el ex político del PP en una entrevista concedida a RNE– ¿Cuántas personas soportarían la mitad y la cuarta parte de los insultos que he recibido sin torcer el gesto?”. Cascos aseguraba que, durante muchos años, había estado con la boca cerrada. “He procurado dedicarme a la familia. No he hecho ningún comentario ni reflexión más allá de lo que expresé en público”, añadía, hasta que habló de la necesidad de una “alternativa” en la región. Atacó, a su vez, a la dirección del PP asturiano, a cuya presidenta acusó de acceder al cargo a través de un congreso “en cuyas urnas había más papeletas que votantes”. Hizo un balance de la situación: “En el 2000, el PP de Asturias ganaba por nueve puntos al PSOE; en el 2004, empató, y en el 2008, perdió por cinco puntos”. Y criticó la pérdida de 14 puntos y 2 escaños en los últimos diez años. “Los asturianos se sienten despreciados por no haber sido oídos en sus reivindicaciones de transformar el partido en ganador”. Una transformación que, según Cascos, no pasaba por él. “El mismo día que se anunció la continuidad del actual equipo como línea de futuro –terminó sentenciando–, ese fue el día en el que se brindó con champán en el PSOE. Cualquier cosa que ocurra no puede empeorar las cosas en el PP de Asturias”.
Gabriel Díez Berbel, ex alcalde de Granada.
Tres días después del anuncio de su marcha del PP, 71 militantes del partido habían seguido el ejemplo de Cascos. Otros, entre los que había diputados regionales y concejales, no se atrevieron a imitarle, pero defendieron el portazo del ex secretario general. Manuel Peña, cabeza de lista del PP de Avilés en las últimas elecciones municipales y Enrique Álvarez Sostres, portavoz de la plataforma en Asturias, así como Gabriel Díez Berbel, ex senador y ex alcalde de Granada, dolido por el ninguneo que mostraba el partido hacia él y por el trato recibido por Cascos, se sumaron a la lista de bajas. Díez Berbel, ex miembro de la Junta Directiva Nacional y ex vicepresidente regional de su partido, remitía una dura carta a Sebastián Pérez, presidente provincial, y a los medios de comunicación en la que consideraba la situación de “vejatoria, desagradecida e injusta”, puesto que “únicamente” se le tiene en cuenta para enviarlo a algún “panfleto de botafumeiro” o de “simple palmero” en alguna de las visitas “de los que llamáis líderes del partido”. Criticaba la actuación de Pérez y de “la camarilla” que lo rodea, y recordaba haber consagrado 20 años de su vida al PP. El ex alcalde consideraba “la salida obligada y por vergüenza de Álvarez Cascos, auténtico artífice de la primera victoria del PP en España, como el colmo de los colmos”. “Aquí lo que hay –denunciaba Berbel– es una prisa tremenda por coger el pastel pero no por servicio a la sociedad, al país, ni a Granada, a Asturias, ni a ningún sitio”. Decía escuchar la calle y aseguraba que, “aunque llegara esa victoria basada en el fracaso del oponente, no será justa ni duradera”. Asimismo, censuraba las decisiones que en el partido se habían adoptado “en despachos o en restaurantes”, siendo los Comités Electorales “una auténtica payasada a la que se presta algún que otro honorable a cambio de una mísera prebenda”… Y apuntaba que dejaba un partido que “no es el que soñé desde 1981” y al que, desde entonces, se había entregado.
González y Aguirre intentan echar una mano a Cascos.
Ignacio González, presidente del Comité Electoral del PP de Madrid y número dos de Aguirre, está convencido de que la salida Álvarez-Cascos es “mala para Asturias y para España y no debería haberse producido nunca”. Lo dice durante el acto de presentación de las nuevas medidas para fomentar la práctica deportiva en la Comunidad de Madrid, en las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II. “Cascos es, sin duda, uno de los grandes referentes del Partido Popular que ha dedicado 34 años de su vida a construir el principal partido de este país. Es una pérdida muy importante”. Poco después, era la propia presidenta, Esperanza Aguirre, quien se pronunciaba en Telecinco: “Siempre he dicho que Francisco Álvarez Cascos me parecía el mejor candidato para Asturias, para el Partido Popular y para España. Es una gran pérdida y espero que se arregle”. Aguirre decía confiar en la labor de Mariano Rajoy para solventar el problema. “Hay que restaurar muchos consensos y como Mariano Rajoy tiene capacidad para restaurarlos, espero que lo arregle”. De igual manera se pronuncian varios diputados conservadores, tachando de “disparate” que el ex ministro se crea “un salvador”, al tiempo que admiten que su postura hará “daño” en Asturias de cara a las próximas autonómicas. Del lado del PSOE, y pese a que Rubalcaba prefiera no pronunciarse sobre este tema, sí lo hace Leire Pajín, ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, quien anima al PP a practicar menos “la dedocracia” para evitar divisiones internas. En una entrevista en la Cadena Ser , asegura que el PP no tiene “ni una sola propuesta para los asturianos”, salvo “divisiones internas y luchas intestinas por el poder”.
Pons, dice estar amenazado de muerte.
Los dirigentes del PP más fieles a Rajoy creen que Cascos no ha soportado no ser el elegido porque se creía con un don especial para ello y ha sacado, sobre todo, su soberbia. Otros se muestran convencidos de que la brecha abierta por Cascos va mucho más allá de la batalla por el poder en Asturias. González Pons, vicesecretario de Comunicación, recuerda al ex ministro que sus decisiones fueron respetadas. En un comentario en su perfil de Facebook, defiende la “difícil decisión” que tuvo que tomar el partido a la hora de decantarse por un cabeza de lista para Asturias. Y recuerda a los internautas “la difícil decisión sobre la candidatura de Asturias, idéntica a miles de decisiones sobre otras que él tomó como secretario general (unas veces acertando y otras, no)”. Le califica de “político muy valioso, del que incluso es “amigo” y sentencia que ser de un partido es aceptar lo que se decide tanto como se aceptó cuando él lo dirigía. El ex ministro le responde que “ha estado desafortunado”. Invita a Pons a ser cuidadoso en sus declaraciones. “Hay que pensarse dos veces lo que se dice, no vaya a ser que se vuelva a uno como un bumerán”. Cuando se le pregunta si, a su juicio, a Mariano Rajoy le falta “carácter” no lanza ningún mensaje, más allá de de las críticas que vierte contra él por despreciar a Asturias, a las bases del partido y a sus estatutos. Y prefiere no hacer más comentarios sobre las dudas internas que despierta Rajoy y sobre su capacidad de liderazgo. Días más tarde, Pons, afirma en su cuenta de Facebook haber recibido una “amenaza de muerte” procedente de un supuesto partidario del ex vicepresidente. Tras explicar que él no ha borrado comentarios que otros usuarios de la red social dejan en su muro, ni siquiera aquellos de quienes le insultan, advierte que “todo tiene un límite” y pide “debatir con respeto”. “Para hablar claro no es necesario ser maleducado. Me parece bien que aquí se critique todo pero os ruego, a unos y a otros, que me ayudéis a expulsar a los agresivos”, concluye el dirigente 'popular'.
Pelayo Roces, ex presidente segundo de la Junta General del Principado, presentando la renuncia como diputado del PP.
Veinticuatro horas después de la separación de Cascos, Pelayo Roces, vicepresidente segundo de la Cámara asturiana, anuncia su decisión de seguir sus pasos. Diputado regional del PP y uno de los hombres más activos del sector casquista, Roces renuncia a su acta y anuncia su baja en el partido. “Tengo una sensación rara –comenta– pero creo que este ya no es mi partido. Tengo muy claro que obtuve el acta por el PP y, como suele ser habitual en mi suelo, devuelvo lo que no es mío”. Teniendo en cuenta que el PP asturiano cuenta con 21.660 afiliados, Ovidio Sánchez, presidente de los conservadores asturianos, comenta que son bajas “insignificantes en el número”. Fuentes del partido dicen que “Cascos ha quedado como un traidor. Lo que beneficia al PSOE”. De momento, ninguno de los diez alcaldes que hicieron piña para apoyar la candidatura de Cascos presenta su dimisión para seguirle los pasos.
En un acto en Moguer (Huelva), Javier Arenas, presidente del PP en Andalucía y vicesecretario de política local y autonómica, considera que Cascos ha sido “una persona muy importante en el PP”. Evita la confrontación y lamenta la decisión de su ex compañero, convencido de que el PP “ganará en Asturias” con su actual candidata, Isabel Pérez-Espinosa, como en el resto de las comunidades autónomas. Y Alejo Vidal-Quadras, vicepresidente del Parlamento Europeo, recuerda que fue Cascos quien le “obligó a dimitir” cuando presidía el PP de Catañunya y le acusa de reclamar “lo que no predicaba” cuando era secretario general del PP, que “no tenía nada que ver con la democracia interna del partido”.
Pelayo Roces arremete contra el PP.
Un día después de su renuncia, Pelayo Roces critica abiertamente al PP en la COPE. Reconoce que le ha “dolido” abandonar el partido porque es el grupo en el que le inició su padre pero que “ya no es el partido donde se respetaba y donde se debe respetar a los afiliados. Nos guiamos por unas normas y por unos estatutos que se han pasado por la entrepierna en la última época”. Además, critica que “Rajoy ha menospreciado a Asturias porque le aporta muy poco a la gobernabilidad de esta nación. El PP y Mariano Rajoy no han sabido entender a Asturias porque no la han pisado”. Aclara que “ha sido la militancia asturiana la que le pidió a Cascos que encabezara esto y hay 7.000 firmas de militantes pidiendo su vuelta”.
El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, replica al ex número 2 con la misma o superior dureza. Afirma que el ex vicepresidente, Álvarez-Cascos, quiso llegar a ser candidato mediante “pucherazo”, que Rajoy evitó, y le acusa de ser “un especialista en romper partidos” y de tener un pacto secreto con el PSOE: “Si hay una persona que está haciendo daño electoral y moralmente al PP es Cascos, del que sólo van a salir beneficiados los socialistas”. De Lorenzo asegura que Cascos invoca mucho a la democracia interna cuando es “la persona menos indicada para apelar a este concepto”, ya que, cuando fue secretario general, “hizo y deshizo a su manera”. En cambio, dice de Rajoy que él no da pucherazos, “ya que es un hombre que da tranquilidad, sosiego y serenidad, y en él no hay soberbia, ni arrogancia. Hay que saber ganar en esta vida pero hay algunos que, si ganan, arrollan y, si pierden, rompen la pelota”. De Lorenzo asegura que el ex ministro es el “responsable único” de la crisis de 1998 y que “es un especialista en romper partidos”. Que fue un político “del máximo nivel, con un pasado importante, que presenta muchas luces y también bastantes sombras”.
En respuesta a Cascos, Isabel Pérez-Espinosa candidata oficial del PP a presidir Asturias, a través de una entrevista concedida al diaro El Mundo, llama mentiroso a Cascos, de quien asegura “tiene unas lagunas mentales tremendas”. “Fabula, me causa tristeza”, añade la candidata, que niega rotundamente que “nadie, nunca” le haya llamado “terrorista”. “Miente, miente. Se cree el protagonista de todo”, asegura la conservadora quien considera que Cascos “se quiere presentar como víctima de todas las conspiraciones del mundo”. David Remartínez habla así de ella en su biografía no autorizada: “La sustituta de Álvarez Cascos en el sonado follón del PP asturiano es indiscutiblemente guapa. Indiscutiblemente porque, de hecho, esa condición es la única en la que coinciden sus próximos y adversos. Del resto, sobre el carácter, capacidad y humor de esta mujer soltera de 44 años, con un hijo de 15, dos veces divorciada y política precoz, surgen dos retratos tan contrapuestos como el Sporting de Gijón y el Real Oviedo. Los suyos la defienden como un ejemplo (‘Es trabajadora, rigurosa y concienzuda’, elogia un compañero de partido); los otros la dibujan como un auténtico ogro (‘Nunca he pasado tanto miedo en un despacho con nadie’, confiesa un funcionario ovetense que no le guarda estima).
Álvarez-Cascos, dispuesto a volver a batallar y a ganar.
El jueves pasado, Álvarez-Cascos se mostraba optimista ante la posibilidad de impulsar un proyecto político en Asturias frente a las próximas elecciones autonómicas del 22 de mayo. Lo hacía en un acto celebrado en Nava, arropado por unos 300 seguidores. “Para subir un puesto –decía el ex ministro de Fomento– no sólo hace falta una bicicleta, también hacen falta piernas para dar a los pedales y hace falta un equipo. Estoy para convenceros de que merece la pena formar un equipo. Debemos hacerlo como se hacen las grandes cosas, desde sitios pequeños… Hace falta que cada uno ponga lo que sabe hacer, lo que puede hacer y lo que le gusta hacer porque esa es la fuerza mayor de una organización…Tenemos que correr por gusto. Si corremos por nuestro gusto, no nos vamos a cansar de correr. Que se preparen los que creen que somos pocos y en un país pequeño”. Para pasar a la acción Cascos llamaba a 68 arquitectos, uno por cada municipio, para se unieran. Pedía que fueran “ejemplares” en el respeto a los demás. “Los que estamos embarcados en esta aventura no estamos para ser iguales que los demás, tenemos que ser mejores”. Y agradecía el esfuerzo de los asistentes, declarando: “Si somos capaces, podemos empezar a recuperar el orgullo de la sociedad asturiana”.
Cascos se destapa ante la prensa.
A continuación, Cascos desgranaba una serie de consejos a sus seguidores para que difundieran por los 78 concejos asturianos que necesitaban “organización y medios”. Continuando con el símil del ciclismo, aconsejaba que, para afrontar desde ahora “el puesto más duro”, tienen que saber cambiar el plato, saber pedalear fuerte, y, por último, comportarse como un equipo y darse relevos “hasta llegar a la meta”. Recomendaba a sus seguidores que no cayeran en las provocaciones de sus ex compañeros del PP, que fueran “un espejo” ante ellos. Y consideraba que algunos de ellos eran unos “iluminados que se creen por encima de los demás”. Cascos diferenciaba la fe de la confianza, porque si la primera era creer en lo que no se había visto, la segunda se apoyaba en lo que sí se había visto y se había demostrado con hechos, al recordar a su tiempo en el Gobierno, cuando militaba en el PP. “Estamos en el buen camino –dijo antes de concluir–. Os aseguro que, si somos capaces de construir el proyecto, podemos recuperar pronto el orgullo de ser asturianos”. Los gritos de los presentes le aclamaron: “Presidente, presidente”... Y la sombra alargada de Cascos se creció y se creció hasta perderse en la noche…
“¿Y si el Sidra Party va a las generales? –se pregunta Ignacio Escolar en su blog Escolar.net –. Una pregunta nada inocente: ¿qué pasaría si el nuevo partido de Francisco Cascos se presentase a las elecciones generales de 2012? Es una hipótesis improbable, pero no imposible, que circula por Madrid sobre tres patas. La primera: que Esperanza Aguirre sigue sin resignarse a que el candidato en 2012 sea Mariano Rajoy; que aún está latente esa guerra en el PP que ni siquiera los buenos resultados en las encuestas consiguen pacificar. La segunda: que fue Aguirre y sus mariachis quienes más jalearon la candidatura de Cascos, quienes más lamentaron después su salida. Y la tercera, la más evidente: que la derecha mediática ya está amenazando con la idea. El pregonero oficial de la lideresa, Fernando Sánchez Dragó, firmó ayer una tribuna en El Mundo clamando por un ‘Cascos Party’ contra los ‘maricomplejines del PP’. Dragó pide un ‘Tea Party a la española’, liderado por nuestra Sarah Palin, Esperanza Aguirre, con Cascos, Zaplana, Antonio Asunción, Rosa Díez, Vidal Cuadras e incluso el propio José María Aznar en su estrambótica alineación. Es el mismo Dragó que inició la campaña de acoso y derribo contra Rajoy tras las elecciones 2008 al grito de ‘se van los socialdemócratas del PP, llegan los míos, es la hora de los liberales’.
Ignacio Escolar.
“Pese a estas maniobras nada casuales –concluye Ignacio Escolar–, la posibilidad de que el Sidra Party asturiano derive en una escisión nacional del PP sigue siendo muy pequeña. Por mucho que preocupe en Génova, e ilusione en Ferraz, tiene pinta de farol. La jugada de los rebeldes del PP no va tanto por Asturias como por Castilla-la Mancha. Rajoy no se presenta a las autonómicas, pero sí lo hace su número dos. Si De Cospedal pierde, Cascos gana y Esperanza Aguirre aumenta su mayoría, la guerra abierta por el liderazgo de la derecha regresará”.
Rebelión del pueblo sin armas (sólo las de la Policía y del Ejército) en las calles tunecinas contra el presidente Zine al Abedine Ben Alí). EFE/LUCAS DOLEGA.
Por primera vez en la historia, un levantamiento civil sin armas ha acabado con una dictadura. Ben Alí, el dictador tunecino ha huido de su país, acosado por la revuelta popular. Una revuelta que explotó hace menos de un mes, cuando Mohamed Bouazizi, un joven licenciado en informática que trabajaba de verdulero, se inmolaba como protesta del maltrato que recibía de la Policía. La revuelta popular pudo con el presidente tunecino, Zine al Abedine Ben Alí, quien huía el viernes con su familia con rumbo desconocido. La oleada de protestas populares contra la represión por parte de la Policía, la crisis alimentaria y el aumento de la pobreza acabaron sacando del poder al veterano líder tunecino. Arabia Saudí confirmaba su llegada a Yeddah, en donde pasó sus últimos días el ex dictador ugandés Idi Amin. El primer ministro, Mohamed Ghannouchi, anunciaba ante la televisión estatal que asumía la Presidencia interina, asegurado que respetaría la Constitución y restauraría la estabilidad.
Algunos de los lemas: "Ben Ali, vete", "Ben Ali, gracias, pero ya es suficiente". REUTERS/Zoubeir Souissi.
Tras 23 años de poder despótico, el derrocado Ben Alí, acorralado por las protestas de un pueblo hastiado que ha perdido el miedo, huyó como un ladrón. El primer ministro, Mohamed Ghanuchi, anunció por televisión que asumía la presidencia interina de un país que, desde el viernes, está en estado de excepción, bajo un toque de queda nocturno. Las muertes de 66 tunecinos en las protestas, documentadas por la Federación Internacional de Derechos Humanos, no han sido en vano. Hayat, una abogada de 50 años, gritaba en medio de la céntrica avenida Habib Burguiba: “Nunca más tendremos miedo. Se acabó: nos habían confiscado el país y lo hemos recuperado”.
Un manifestante sostiene una pancarta que dice 'Tengo un sueño, Túnez libre'.EFE/LUCAS DOLEGA.
Queda por confirmar si Ghanuchi, el primer ministro que asumió el poder interinamente, anunciando elecciones en un plazo no superior a 60 días, sabrá mantener el compromiso que formuló por televisión de poner en marcha “las reformas sociales y políticas” así como el hecho de que, desde ese momento, no habría más muertos por disparos de las fuerzas de orden aunque al menos 13 personas murieran y cincuenta resultaran heridas en los disturbios que sucedieron durante las horas posteriores a este anuncio.
Mientras tanto, en Madrid, la contaminación atmosférica, según datos ofrecidos por la Asociación Planeta Verde, sigue aumentado. El pasado mes de julio el nivel de ozono troposférico había superado el umbral establecido en 180 microgramos de gas por metro cúbico de aire durante una hora. Y la mentada Asociación mencionaba el agujero de la capa de ozono y la contaminación como algunos de los factores que perjudican a nuestro medio ambiente, sobre todo en la capital española, en la Casa de Campo y en a varios municipios. Según informaciones de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, las comunidades que se hallan más contaminadas son Guadalix de la Sierra, Algete, Majadahonda y Alcobendas. Y la contaminación continúa avanzando. Una problemática que, al afectar al medio ambiente, puede perjudicar la salud de niños, ancianos y personas que realizan actividades al aire libre o que padecen problemas respiratorios.
Pasamos al tema del humor, que hoy iniciamos con Ferrán, Medina, Territorio Vergara y Rodrigo
Territorio Vergara nos habla de ex presidentes, de los aferrados a la pensión, de la euforia y del alto el fuego.
Manel Fontdevila nos presenta: En la cama, En la escalera, Enero fresquito, La caja y Sin complejos.
Y Pep Rog nos dibujó: La política de las basuras o las basuras de la política, Topami, Etá to confuso, El silencio de los ciudadanos corderos y Una de miedos.
Rajoy con Cascos no levanta cabeza.
Ansón y la ligereza de Cascos.