Revista Cultura y Ocio
Ya os he contado lo bien que lo paso cuando leo los libros de Camilla Läckberg. La última vez que reseñé uno de ellos os conté que, aún considerando que no es una de las mejores escritoras de novela negra y a pesar de que sus protagonistas han ido resultándome cada vez menos simpáticos, sus novelas me enganchan y hacen pasar ratos de lectura estupendos.
Por eso cuando, el viernes pasado, encontré en el buzón un aviso de correos de la editorial Maeva (muchísimas gracias, a ellos y a Marina, por enviarme el libro) me faltó poco para ponerme a saltar como una niña. Sabía que su lectura me iba a durar poco, muy a mi pesar, pero también que tenía garantizado el entretenimiento y la intriga y que pasaría el fin de semana buscando un hueco para poder leer y paseando el libro por la casa porque cualquier momento, hasta la espera de cocer la pasta, es bueno para saber un poquito del misterio. No pasa esto con todos los libros y a mí me hacía falta uno así. No es que los demás no se disfruten, ni mucho menos, cada uno tiene lo suyo, pero que un libro se te pegue a las manos y no lo puedas soltar hasta que acaba es una delicia.
Esta vez encontramos a Erica Falck, nuestra protagonista, embarazadísima de gemelos y a su marido, Patrick Hedström, tremendamente cansado. El trabajo en la comisaria es agotador últimamente y además, parece no avanzar. Magnus Kjellner desapareció hace tres meses y no hay ni una pista sobre su paradero.
Justo cuando su cadáver aparece uno de sus amigos, Christian Thydell empieza la promoción de su primera novela La sombra de la sirena y con ella se descubre que ha estado recibiendo cartas amenazantes. ¿Están relacionados ambos sucesos? ¿Por qué parece de que Christian no está contándolo todo? Patrick va a tener que sacar fuerzas de flaqueza y poner toda su energía en resolver estos sucesos y todos los que vendrán después porque, en una historia en la que da la sensación de que todos saben más de lo que dicen, la verdad es complicada y sorprendente.
Esta nueva novela de la autora no es muy diferente a las anteriores, mantiene una narración ágil y ligera que contribuye a hacerla entretenida, juega con los misterios, las pistas, las ambigüedades y las dudas para crear una intriga que no decae en ningún momento, los personajes, como siempre, no están magistralmente construidos, es más, caen en el cliché y repiten los tipos de todos sus libros pero encajan a la perfección en la trama y le dan juego y las relaciones familiares y personales en general son retorcidas y oscuras, dando lugar a ambientes poco acogedores y nada estables.
Yo no sé si es eso, que me llama la atención (¿de verdad son así los suecos o se han ido a vivir todos los desequilibrados a Fjällbacka?), el ambiente, en un lugar tan frío y diferente a mi casa, o que los misterios son tan rebuscados que tardas un rato en atar cabos, lo que me engancha de estas novelas, pero lo cierto es que una vez que empecé a leerlo no quise parar y no me barrunté quién era el malo malísimo hasta bien entrada la historia y me pareció que lo que estaba pensando era tan complicado que no podía ser, ¡eso es muy divertido! Que las dudas crezcan a medida que pasas las páginas y tener que ir desmontando teorías es fundamental en una novela policiaca y debo reconocer que, a pesar de todos mis peros, Camilla Läckberg lo consigue con crece. No so digo más que hasta Erica me está cayendo mejor.
Eso sí, esta escritora tiene la mala costumbre de dejarnos siempre en vilo, con una última frase de infarto y sabiendo que habrá que esperar al próximo libro para despejar dudas.
En fin, a veces los libros llegan en el momento más oportuno y eso hace que los disfrutemos más. Sin duda, es lo que me ha pasado a mí con La sombra de la sirena.