Foto: Elspeth Diederix
Desde antiguo sabemos
Que el ser humano es casi todo agua.
Bebida, luz y sombra,
Viento de levante, brisa vespertina,
Tormenta, alud, abismo,
Llanto, grito, silencio.
Gotas que fluyen, que mojan la vereda,
Lágrimas y rocío,
Canción de cuna.
Por eso cuando llueve me sonrío,
Ante la maravilla de contemplar un infinito,
Una masa de incontables suspiros,
Un anuncio de lo que todos somos.
Tarde aprendí que tus olas
Son exactamente iguales a las mías
Y las marejadas una misma lectura
Que las mareas nos cuentan
Cuando calla la luna.
Por eso te recuerdo:
Que merece la pena agradecer,
Que es necesario dar abrazos,
Que tu fuente te pide que la bebas.
Cuando calmes la sed acuérdate de mí;
Yo te estaré mirando,
Recordaré tu nombre,
Sabré que un mismo mar nos guarda.