Se deja ver, pero el eterno tufillo de americanismo que muestran las producciones de Hollywood, cada vez que hay guerra de por medio, o alguien del medio oriente, tira para atrás que no veas. Muy pobre en su guión, y con un gran tembleque de cámara, se hace demasiado largo el desarrollo de la película, y sólo en el tramo final, donde la acción toma protagonismo, se puede disfrutar de la dirección de un Peter Berg realmente empeñado en parecerse a Michael Mann (en este caso, productor del film).
Mi Puntuación: 6.5