NUESTRA OPINIÓN...
Hay novelas con las que basta un empujoncito para decidirte a leerlas. Y precisamente eso es lo que me pasó a mi con La sonata sin nombre.Elena recibe una llamada un tanto desconcertante.
La marquesa de Lezma quiere ponerse en contacto con una afamada violinista, a fin de cumplir la última voluntad de una íntima amiga, algo que le está resultando del todo imposible ya que parece que en la Fundación en la que vive quisieran mantenerla aislada, por lo que no logra ponerse en contacto con ella.
Por el apellido, parece que existe un nexo familiar entre quienes pusieron en marcha y dirigen la Fundación en la que se encuentra la violinista y Elena, por lo que la marquesa piensa que le puede ser de ayuda para llevar a cabo su cometido.
Este es más o menos el inicio de La sonata sin nombre, y la premisa de la que partirá Beatriz O'Shea para llevarnos al Madrid de la postguerra y relatarnos la historia de un amor imposible entre una joven de clase alta y un violinista de origen rumano.
La sonata sin nombre se desarrolla alternativamente en dos espacios temporales, por un lado, el que se desarrolla en el presente cuando Elena se pone manos a la obra para ayudar a la marquesa en su misión, y por otro, el que nos llevará al Madrid de los años 50, mediante del relato de la marquesa de la historia de su amiga Catalina a Elena.
Me ha gustado mucho la parte de la novela que se desarrolla en el pasado y que Beatriz O'Shea ha recreado con una ambientación muy lograda. En todo momento estaba deseando volver a la historia de Catalina y Andrei, saber como continuaba esa historia que empezó con muy mal pie, pero a la que sus protagonistas aunque se resistieran, estaban abocados. Y por supuesto, saber que tenía que ver toda esa historia con la trama del presente y el legado de Catalina a la violinista.
Aunque la trama perteneciente al presente mantiene al lector pegado a sus páginas por la intriga que mantiene por ver si logrará Elena su propósito de ponerse en contacto con la violinista, algo que se complica una y otra vez, Beatriz O'Shea no logra, para mi gusto, el equilibrio justo entre las dos historias, ya que para mi es mucho más interesante y ha logrado captar mi interés mucho más la historia que se desarrolla en los años 50 que la actual.
En cuanto a los personajes de la novela están perfectamente descritos, resultándome mucho más interesantes y más ricos los personajes del pasado, ya que los de la actualidad me ha parecido que en algunos momentos se regían por lo que esperábamos de ellos, lo que les restaba un tanto de frescura.
La sonata sin hombre ha resultado una buena lectura que ha volado en mis manos, con una prosa ágil, directa, sin complicaciones, que salta de pasado y presente claramente sin llevar al lector a confusión. Una novela que mantiene la intriga a lo largo de la trama y en la que encontraremos una historia de amor totalmente alejada del empalago. Una novela a la que si tuviera que poner un "pero" sería la forma en la que la autora cierra la novela, de una forma un tanto precipitada, como si tuviese prisa por acabarla.
Para ser La sonata sin nombre la primera novela de Beatriz O'Shea no ha estado mal, y espero volver a encontrarme con una novela suya en las librerías.
FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO