Tres años después de haberse despedido en ese mismo escenario, La Sonrisa de Julia volvía a Joy Eslava a principios de 2018 para dos conciertos de reunión. Y ahí estaba su gente esperándoles, abriéndoles de par en par la puerta para un regreso que ahora se oficializa con el lanzamiento de su sexto álbum, Maratón (Hook Ediciones Musicales, 2018).
"Necesitábamos despedirnos un tiempo y tomar distancia", confiesa a Mercadeo Pop el vocalista y guitarrista Marcos Casal Cao, mientras el teclista Curro Moral remarca que nunca dijeron que "se tirara todo a la basura". "Lo dejamos tan abierto como la amistad que tenemos y que nos da la oportunidad de volver cuando queramos", remata de nuevo Marcos.
Ambos resaltan, asimismo, que durante este tiempo en el que 'la sonrisa ha estado congelada', ellos han seguido "más unidos que nunca en otros proyectos". "Llevamos juntos desde 2002 y éramos un grupo que ensayaba todos los días. Siempre componiendo, grabando, produciendo y tocando. En el quinto disco no teníamos las ganas ya", rememora el vocalista, quien en 2016 debutaba como solista.
Al mismo tiempo, el núcleo duro del grupo, con Marcos y el batería Raúl Delgado al frente, se mantuvo unido en la Billy Boom Band, dirigida al público infantil y familiar, y que les ha ayudado a ver la música de otra manera. "En el escenario de la Billy no hay egos, lo único que importa es subir a pasártelo bien y montar la juerga", subraya el vocalista.
Y aún añade a este respecto: "Ya en la última etapa de La Sonrisa, antes de separarnos, nos tomábamos menos en serio. Con la Billy hemos aprendido que hay que pasarlo bien y esa luminosidad y buen rollo se ha plasmado en Maratón, un disco en el que hemos aprendido a hablar de cosas que no nos gustan de la realidad sin quejiquismos".
Reflexiona un instante Marcos y prosigue planteando que antes en La Sonrisa de Julia, por su culpa, había un punto "amargo" del que ahora se han desprendido: "Incluso hablamos del amor sin ese toque de melancolía y dolor que siempre estaba. Tomarse demasiado en serio puede acabar con cualquier grupo... y con cualquier vida. Yo estudié filosofía y eso, unido a mi personalidad, quizás daba demasiada profundidad. Defender el personaje te pone muy serio, pero la Billy Boom Band y los años te llevan a otro punto".
MENOS CANTÁBRICOS Y MÁS MEDITERRÁNEOS
"Será la crisis de los cuarenta. A unos les da por salir o echarse amantes y a nosotros por juntarnos a tocar porque igual con 50 no podemos", lanza entre risas Marcos, quien concede también tirando de sentido del humor: "Antes pretender cosas con el grupo nos llevaba a estar más cosificados y tensos, dañaba incluso nuestra relación. Ahora nos hemos vuelto menos cantábricos y más mediterráneos. Nuestros hijos han crecido y también eso se nota, ya dormimos más, tenemos más tiempo para nosotros".
Así las cosas, Maratón resume, en definitiva, la "experiencia personal" de los miembros de La Sonrisa de Julia, con Marcos, Curro y Raúl juntos desde hace 16 años. A ellos y al bajista Mario de Inocencio se ha sumado Juan Díaz-Terán, guitarrista antes solo en la Billy Boom Band y que, a modo de anécdota que nunca está de más, acudió como fan al mencionado concierto de despedida de 2015.
"El proyecto es nuestra relación personal", destaca Marcos, quien resume que Maratón también tiene que ver con ese trayecto que vamos todos haciendo cuando vamos teniendo una edad, cuando todo se ve de otra manera en la vida".
Precisamente a cambiar su visión también ayudaron Santos & Fluren y Ricky Falkner como productores, según explica Marcos: "No les conocíamos personalmente. Pero llegamos con las demos, empezamos a probar cosas y aquello empezó a coger un color interesante. Ha sido el disco más fácil de los que hemos hecho, con mucha confianza entre todos. Hemos salido mucho, cosa que no hacíamos antes, y se nota ese punto positivo. Ellos querían que hubiera más juerga en el disco".
Insiste el vocalista en que ahora La Sonrisa de Julia quiere, sin abandonar en absoluto su intensa actividad con la Billy Boom Band, "disfrutar mucho" de un presente que valora más que en tiempos pasados. Y lo siguiente, una vez el disco está ya en la calle, es pensar en las presentaciones en vivo, aunque sin precipitarse y tomándose su tiempo.
PLANES PARA 2019
Por eso las primeras fechas confirmadas son ya en 2019. Concretamente, en Madrid (31 de enero, Ochoymedio Club), Santander (2 de febrero, Sala Summun) y Valencia (16 de febrero, Auditorio Mar Rojo del Oceanográfic, Ciclo Naranjas Sonoras). Después habrá más fechas y también estarán presentes en festivales como Sansan, Sonorama o En Órbita.
"Haremos tres salas para que la gente vea lo que proponemos y, a partir de ahí, lo que surja. Vamos a dejar que funcione el boca a boca, que siempre nos ha ido muy bien", señala Marcos, quien además admite con cierto tono jocoso que tienen también "ganas de hacer festivales porque después de seis discos, si quitas toda esa parte cantábrica" que antes dominaba pero ahora apenas asoma, pueden proponer un "repertorio muy efectivo".
Afirma por último el vocalista que ellos quieren "sonar en todos los sitios" donde les "quieran poner", al tiempo que valora que en los cinco años transcurridos desde su anterior álbum se han "difuminado las diferencias entre mainstream e indie". "Nosotros estábamos en tierra de nadie entre ambas etiquetas, aunque nos daban igual. Las nuevas generaciones viven la música con más libertad y tenemos la sensación de que se nos está dando más espacio, con atención desde ambos lados", concluye.