Terminar engullido por el caos
A finales de los años setenta en Madrid, siendo redactora de ‘El País’, pasé una mañana en el Centro de Día dirigido por González Duro, líder de la antipsiquiatría en España. Una experiencia inolvidable. “Esa se cree que es periodista”, comentaban los habituales del centro mientras yo tomaba notas frenéticamente, esperando no acabar metida en una camisa de fuerza. Había oído contar que a un colega infiltrado en un manicomio para escribir un reportaje de Pulitzer le habían regalado una lobotomía. Eran tiempos de alienación y encuentros con alienígenas. Todos nos sobrecogimos con Alguien voló sobre el nido del cuco.El abismo de la locura es una visión aterradora que estremece y fascina al descubrir facetas insólitas de la naturaleza humana. Los locos y los niños dicen verdades como puños, y por eso se les acalla o se les venera en algunos lugares. La locura posee una vertiente liberadora al romper los rígidos moldes sociales y fomentar la transgresión. A esa chaladura festiva y gratificante apela Pablo Sebastiá en su última novela, La sonrisa de las iguanas. Un retablo satírico de la España actual ambientado en el espacio más idóneo para representar la demencia dominante. El Instituto Mental Europeo, el manicomio del siglo XXI. Por él desfila una colección de trastornados de distintos pelajes, fiel reflejo de la fauna nacional, desde la inevitable psiquiatra argentina al esquizofrénico homicida. En el epicentro del seísmo, Enrique Marededú, concejal independentista que, abusando de privilegios, consigue una habitación en dicho centro para convalecer de un doloroso trance, y termina engullido por el caos. Grupos antisistema armados de tampones de meta se alían con los mochales en una lucha sin cuartel contra los antidisturbios, esas iguanas que sonríen antes de golpear con la cola.poética del prolapsoLa historia de Sebastiá enriquece el vocabulario del lector con un término de gran sonoridad. Prolapso. No se trata de una figura literaria como alguno estará pensando, sino de la caída de una víscera. La que más tiende a desprenderse es la vejiga en las mujeres mayores, pero también puede aflorar por retaguardia una parte del intestino si uno se esfuerza demasiado en liberarse de una carga de excrementos petrificada. Una dolorosa deflagración ocasionada por el estreñimiento crónico, que hay que evitar a toda costa. No más de cinco minutos en el trono, aconseja el autor. Una sugerencia que también deberían seguir todos los caganers del reino.
Sin destripar el argumento puedo afirmar que este libro fluye en diarreica y gozosa lectura, provocando de vez en cuando masturbatorias carcajadas. Viniendo como viene de la novela negra, Sebastiá se reviste de todos los colores del arco iris en este relato hilarante que renueva una tradición humorística bastante lánguida en España, entroncando con la ironía brillante y desenvuelta del humor británico. ¿Estamos ante el sucesor castellonense de Tom Sharpe? Cosas más raras como aeropuertos sin aviones se ven por estos pagos.Reino de Cordelia, 2014Compra en Casa del Libro
Bel Carrasco