Es muy probable que la mayoría de nosotros hayamos escuchado del famosísimo conferencista Nick Vujicic, pero detrás del exitoso y positivo hombre que vemos en las numerosas conferencias de superación personal existe una triste y horrible historia.
Nick fue un niño que nació sin extremidades, al nacer ni siquiera su propia madre lo quiso mirar, nació con un síndrome llamado tetraamelia, pero además de eso padecía también te otra enfermedad llamada agenesia, es decir que sus órganos no se desarrollaron completamente cuando apenas era un feto.
Su vida desde su primer día de nacido prometía no ser nada fácil. Para empezar cuando nació su padre casi se desmayó y vomitó cuando lo vio “llévenselo, no quiero tocarlo ni verlo” fueron sus palabras.
Nick no solo tenía que lidiar con lo difícil que ya era su vida al nacer sin extremidades, se le dificultaba subir escaleras, caminar, o realizar las tareas, sino que también tenía que lidiar con el acoso de sus compañeros los cuales le gritaban cosas feas, lo insultaban, se buscaban de él y lo llamaban “fenómeno y monstruo”.
El solo tenía la intención de ser feliz, jugar y divertirse como cualquier niño, quería ser aceptado por sus padres y sus compañeros de escuela y de esta manera poder hacer un poco más fácil lo que ya era difícil de por sí.
Pasando por todo esto a los 8 años ya tenía deseos de suicidarse y a los 10 años ya había intentado hacerlo, ahogándose en su propia bañera. Tenía que hacer bromas burlándose sobre sí mismo para intentar encajar un poco y no sentirse tan rechazado, pero aún así a veces había días malos donde se escondía en los salones de clase o detrás de los arbustos para evitar ser objeto de burla.
Pensaba que él jamás iba a ser feliz ya que ni siquiera tenía brazos para acariciar a la chica de sus sueños o cómo iba a jugar con sus hijos si no tenía pies para correr con ellos.
Pero de pronto sucedió algo que no se esperaba, en un intento de hacer comprender a sus compañeros como se sentía y lo difícil que era para él pasar por esa situación.
Ahí nació su vocación e incluso en aquel momento sus padres dijeron que estaba perdiendo el tiempo, pero él siguió adelante, inició dando conferencia en escuelas, a jóvenes en iglesias y universidades. Hoy es uno de los conferencistas más grandes del mundo, ha escrito más de 5 libros, ha viajado a los 5 continentes, presentándose en más de 30 países. Sin duda alguna todo un ejemplo de superación.