Podría ser el sueño -o la pesadilla- de cualquier impresor. Imprimir una revista con 4.000 portadas distintas. Diferentes composiciones en varios papeles que presentan características diversas… Y conseguir que el resultado final sea satisfactorio. Si a esto le sumamos llevar a cabo un producto de imprenta híbrido entre la tecnología digital y el offset, obtendremos uno de los encargos más difíciles a los que se nos hemos enfrentado Impresum: el nº 4 de la revista Gràffica.
¿Por qué hacer 4.000 portadas diferentes para la revista Gràffica?
El objetivo de la última revista Gràffica, que salió el pasado mes de enero, cumpliendo su primer aniversario de existencia, era crear 4.000 portadas completamente únicas y distintas entre sí. Bajo el nombre de Creatividad, la revista explora la capacidad creadora de las personas. Con la ayuda de nombres tan relevantes como Stefan Sagmeister, Javier Mariscal, Erik Kessels, Michael Bierut, Ferran Adrià, Jordi Évole o Elvira Lindo, entre otros. Todos ellos respondieron en sendas entrevistas a esta reflexión sobre el poder creativo que reside en cada uno de nosotros.
La propia redacción de la revista se echó las manos a la cabeza ante la decisión de hacer miles de portadas diferentes. Pero Víctor Palau, su director, es de esos locos a los que les gusta lanzarse a la piscina. Estaba empeñado en que la creatividad también se plasmara en las mismas. Y así fue. La ilustradora Susana Blasco, el equipo de maquetación de la revista, la marca Ricoh (que ayudó con el software necesario para nuestra máquina), y nosotros, fuimos los cómplices de la aventura.
Una cara convertida en muchas
Como explica Susana Blasco, su idea era crear una cara dividida en tres partes. Esa sería la base para las 4.000 portadas. Así que compuso tres series de dieciséis imágenes cada una, que sirvieran para componer las 4.000 caras divididas. “Opté por imágenes en blanco y negro de revistas de los años 50 y 60; especialmente de Sábado Gráfico “, comentaba en una entrevista a Gràffica.
Todos los participantes en este proceso hemos coincidido en que se trata de algo nunca antes realizado. Nosotros, aquí en la imprenta, sí habíamos desarrollado un proyecto propio similar, pero de menor tamaño. Fue un libro con 100 portadas diferentes que conmemoraba el décimo aniversario de Impresum. En este caso las portadas estaban hechas con maculatura real, seleccionada con mimo por nosotros mismos con la dirección de Juan Nava. El proyecto se llamó El Coleccionista y en él colaboró, como decíamos, el diseñador Juan Nava y Jorge García con los textos, incluso acabó publicándose a través de la editorial Tandem, uno de nuestros clientes.
Sin embargo, pasar de 100 a 4.000 portadas no es cualquier cosa. El otro día en un post de Gràffica, decíamos: “la tecnología no está todavía preparada para este nivel de creatividad”. Y hablábamos, sobre todo, de los posibles problemas técnicos que puede presentar el uso de tres papeles diferentes que no absorben la tinta de la misma forma que no se comportan igual frente a ciertos colores. Al final nos decidimos por el papel Keaykolour 100% Recycled de Arjo Wiggins, en sus tres colores: hazel, camel y graphite. La selección la hicimos conjuntamente con Victor y Ana de Gràffica.
Otro aspecto interesante a nivel impresión es haber trabajado de forma híbrida, realizando el interior en offset, y la portada en digital. “Esto no se hace cada semana, la verdad”, explica Dani Matoses. Asimismo, la tinta blanca digital es otra “transgresión”. Poder hacer esto sin depender de la serigrafía es un adelanto enorme y abre las posibilidades muchísimo en cuento a soportes a usar.
No os perdáis el vídeo de cómo se hizo la revista
Si este trabajo te ha dejado flipado -a nosotros también-, aquí puedes comprar la revista Gràffica. Pero date prisa, que ya quedan pocas. Ah, y si quieres llevar a cabo un proyecto tan arriesgado como este, ¡cuenta con nosotros!
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