Los padres y aquel mundo. El otro día en La Lectura: Desde hace años Banville viene afirmando lo duro que es vivir con un novelista, que nunca fue un buen padre, pues la escritura absorbía su tiempo y energía, y que ha sido muy afortunado por cómo su familia lo ha entendido. Hoy, ha encauzado su relación con sus cuatro hijos y con sus nietos, pero no ha podido hacer lo mismo con quienes ya no están. Las páginas de este libro que dedica a sus padres, a sus vidas "honestas, aburridas y programadas", como dice, son una reflexión desgarradora sobre algo precioso e irrecuperable. "Esa generación de gente de clase media baja en Irlanda dio literalmente su vida por nosotros. Pusieron toda su ambición en hacernos tener una vida mejor y lo lograron. Pero yo en aquella época era un niñato egoísta, ingrato, arrogante e inconsciente como para apreciarlo. Desearía que volvieran ahora para poder agradecérselo".