Seis millones de empresas familiares de la Unión Europea, casi un tercio del total, puesto que se calcula que existen diecisiete millones, deben proceder a su relevo generacional. La sucesión en la empresa familiar, por tanto, no sólo es una cuestión individual de cada empresa sino que se convierte en un problema de primera magnitud económica y social para la Unión Europea.
Una de cada tres empresas familiares europeas, aproximadamente, está dirigida por hombres y mujeres que se encuentran en edades comprendidas entre los 60 y los 75 años. Esto implica que una alta proporción de empresas tendrá que afrontar sus problemas de sucesión en un periodo breve de tiempo.
La sucesión es un momento clave para la continuidad de la empresa familiar, ya que el índice de mortalidad del proyecto empresarial es muy elevado en ese momento. La Comisión Europea advierte que si no se toman medidas al respecto, en los próximos 10 años desaparecerán alrededor de 1,5 millones de estas empresas que representan más de seis millones de puestos de trabajo.
Los ejecutivos de estos negocios se enfrentan a una difícil decisión: ¿qué será más acertado dejar el negocio en manos de mis sucesores o venderlo a manos ajenas a las de la familia?
La venta del negocio, o su absorción puede representar pérdida sustancial de empleo y posible deslocalización fuera de la UE.
El presidente comunitario, Romano Prodi, encargó en su día que el asunto se analizase en el Libro Blanco sobre la creación de empresas y de empleo. El objetivo es poder recomendar las políticas más adecuadas para cada país, reducir al máximo el número de cierres empresariales y crear un marco favorable para la creación de nuevas empresas. En
la sensibilización de la Unión Europea ha jugado un papel preponderante la labor llevada a cabo por el ex presidente de la Agrupación Europea de Empresas Familiares (GEEF) , Mariano Puig, que ha pedido en reiteradas ocasiones a la Comisión Europea que adopte medidas para afrontar con éxito ese proceso de relevo generacional.
La preocupación de la Comisión Europea por el futuro de las empresas familiares se comprende también si se tiene en cuenta que su producción representa entre el 40 y el 65 por ciento de PIB de los países comunitarios, dependiendo del estado miembro. En la Unión Europea las empresas familiares comprenden en total cerca de 17 millones de negocios y
proporcionan cien millones de puestos de trabajo (más de la mitad del empleo en el sector privado). Su desarrollo es básico para lograr mayor prosperidad en la economía europea.
La importancia de la empresa familiar en Europa queda también patente con los siguientes datos:
• Del total de asalariados europeos, el 31% trabaja en microempresas, el 25% en las pequeñas, el 15% en las medianas y el 29% en las grandes compañías con más de quinientos empleados.
• En el seno de cada país de la Unión Europea, como término medio, un 25% de las cien primeras empresas son familiares.
La Agrupación Europea de Empresas Familiares recomienda a la Comisión Europea que reconozca a las empresas familiares un rango jurídico propio que reúna sus especificidades, del mismo modo que la ley recoge las de otros tipos de compañía, como las sociedades anónimas laborales o las cooperativas. De esta forma, a juicio de Mariano Puig, se podrán arbitrar los mecanismos adecuados para facilitar el proceso de transición generacional y minimizar el impacto de mortalidad empresarial.
Muchos estados miembros han introducido condiciones fiscales especiales para cubrir las necesidades de las firmas más pequeñas cuando el director/propietario muere o se retira, pero las empresas familiares grandes y medianas están, en muchas ocasiones, excluidas de estas concesiones. La conclusión de Agrupación Europea de Empresas Familiares es que
los gobiernos deben revisar los umbrales de forma que todas las empresas tengan el mismo tratamiento, ya que el problema de la sucesión se presenta en las empresas por su naturaleza de familiares, no por su tamaño. En cualquier caso, según el marco fiscal necesario para las compañías en el momento de la transmisión debería afectar únicamente
al capital que permanece en el negocio y no al capital que salga fuera del mismo una vez se realice la sucesión.
Algunos estados miembros como España, Italia, y Reino Unido han tomado medidas fiscales de apoyo a la empresa familiar y el resultado, hasta la fecha, no incide negativamente sobre su recaudación fiscal, sino que ha estimulado a las empresas a invertir y a desarrollarse.
Hay algunos países que no han adoptado las medidas necesarias para facilitar el proceso de transición, tanto en los impuestos sobre las ganancias de capital como en los impuestos sobre Sucesiones y Donaciones, y ello ha comportado la destrucción de muchas empresas familiares., fundamentalmente por el alto coste fiscal de la transmisión (Impuesto de
Sucesiones)
“En España -afirma Mariano Puig-, en todo lo que concierne al problema fiscal hemos intentado dar a conocer a nuestras autoridades que el fuerte gravamen del Impuesto de Sucesiones vaciaba la empresa de recursos y en muchos casos obligaba a vender porque la familia no podría soportar este alto coste. Nuestros distintos gobiernos han comprendido
esta problemática y han tomado las medidas oportunas para resolver el problema, dictando unas normas que hacen posible la transmisión de la empresa familiar, bajo unas condiciones determinadas, si el que la recibe, la mantiene durante un periodo razonable de tiempo: lo que se pretende es la perennidad de la empresa”.
“Sería altamente positivo -afirma también Mariano Puig- que en cada uno de los estados miembros de la UE se considerase la iniciativa española y se estudiase la forma, cada país dentro de su legislación específica, de avanzar en la dirección adecuada”.
En concreto, en primer lugar, debería avanzarse en la consideración específica de políticas destinadas a la empresa familiar, totalmente al margen de su tamaño. (¿Si se limitan a las pymes, qué interés tendrán éstas en crecer?). En segundo lugar, la UE debería recomendar a los Estados Miembros la adecuación de la fiscalidad en la transmisión para permitir la perennidad y permanencia de las empresas familiares y su continuidad Las principales ventajas de las empresas familiares respecto a las demás son la estabilidad del capital, la mayor creación de puestos de trabajo, las mayores perspectivas a largo plazo y su arraigo local muy pronunciado. Estos valores son fundamentales para el futuro de la economía europea.
Fuente Laempresafamiliar.com
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