Verano y vacaciones van de la mano. Pero, es costumbre que, para que los niños no pierdan en hábito de estudio durante los casi tres meses de descanso escolar, los profesores asignen algo de tarea de verano.
Algunos niños, por no decir todos, asocian estos deberes a una especie de castigo o complot por parte de los docentes para que no puedan descansar… Pero, la realidad es que son muchas las ventajas de esta tarea de verano y, si se organiza bien en el tiempo de vacaciones, la dedicación es de menos de una hora al día.
La tarea de verano
Y es que efectivamente, la tarea de verano está pensada para hacerse poco a poco empleado una hora al día para repasar contenidos aprendidos durante el curso, centrándose en aquellos que serán parte del temario del año próximo.
Estar organizados por nivel de dificultad y, aunque son deberes, muchos de ellos incluyen actividades más divertidas o juegos lúdicos. Estos deberes sirven como refuerzo y repaso a la vez, si el profesor no da tarea para el verano, los cuadernos de actividades que se pueden encontrar el librerías son una buena alternativa.
Libros de lectura, elegidos según la edad y los intereses del lector se pueden convertir en el mejor complemento de la tarea de verano y en un excelente aliado para que los niños pasen a la sombra las horas de más calor en la playa, o para hacer más llevadero el tiempo hasta que puedan entrar en el agua después de comer.
Si se realizan a lo largo de todo el verano, no solo serán una actividad que se puede compaginar, perfectamente con un verano estupendo, sino que además, serán el mejor apoyo para conseguir que la vuelta a clase sea mucho más sencilla.