Revista Coaching

La taza de tu vida

Por Candreu
La taza de tu vida
Todavía me queda semana y media de trabajo y cinco sesiones por delante antes del definitivo descanso estival, pero esta semana he estado de vacaciones con Alicia y los niños. Seis días para disfrutar de ellos y para visitar París, Eurodisney y Le Mont Saint-Michel. En la abadía normanda pudimos asistir, prácticamente en solitario, a unas espectaculares vísperas cantadas a cappella por la escasa veintena de monjes y monjas que componen la comunidad de Fraternités Monastiques de Jérusalem que habitan en la roca.
Al terminar el oficio, estuvimos charlando con una de las hermanas más jóvenes, que era quien tenía que acompañarnos fuera de la abadía. Lo que empezó siendo una conversación trivial sobre el viaje y lo sobrecogedor del lugar, terminó derivando en algo mucho más profundo. En apenas media hora que estuvimos con ella nos habló de un montón de cosas sobre las que reflexionar. Me quedé con esta historia.
Un monje acogió en su monasterio a un grupo de jóvenes que iba a realizar unos días de ejercicios espirituales. Al llegar, cansados del viaje, el monje preparó café para todos en una jarra que colocó en una bandeja junto a unas cuantas tazas. Allí había tazas de porcelana, de plástico, de vidrio; unas sencillas y baratas, otras decoradas, alguna cara, otras realmente exquisitas… Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Ellos lo hicieron.
"Os habréis dado cuenta que todas las tazas más bonitas se terminaron primero y que quedaron sin usar las más sencillas y baratas. Eso es natural. Cada uno prefiere para sí mismo lo mejor. Pero les aseguro que la taza no le añadió calidad al café, sino que simplemente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que todos queríais era el café, no la taza, pero instintivamente buscasteis las mejores tazas" -dijo el monje-.
La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son sólo tazas, que le dan forma y soporte a la vida. El tipo de taza que tenemos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevamos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
Aprovecha estos días de verano para disfrutar bien de tu café. La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, sino la que hace lo mejor con lo que tiene.

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