Para llegar a Kfar Yona desde Tel Aviv hay que tomar la carretera número 2 a lo largo de la costa y tomárselo con paciencia. Son treinta kilómetros de baches en los que cualquier vehículo puede cambiar de carril en cualquier momento en un país donde tocar la bocina no responde siempre a un motivo evidente.
En el camino se pueden admirar las playas y observar cómo las olas rompen en las rocas. Hay dos coches en el arcén: probablemente hayan chocado. No es un viaje tranquilo pero a la vez es plácido. Tras una de las numerosas encrucijadas llegamos a Netanya, donde se fundó el primer club de krav magá —”combate de contacto”— de la historia
Tomé el camino hacia la derecha, conduje unos veinte minutos rodeado de campos y vegetación hasta llegar a mi destino: Kfar Yona, que en hebreo significa literalmente “pueblo paloma”.
A la entrada de…
Ver la entrada original 247 palabras más