Mucho se ha hablado, durante estos años de atrás, sobre la implantación de la tecnología en el fútbol. Mostrando, casi de igual porcentaje, tanto a detractores como a simpatizantes.
Desde hace varios años en otros deportes se utilizan sistemas tecnológicos para saber si una pelota o una canasta ha sido buena o no. Por ejemplo, en el tenis o el criquet se utiliza el ojo de halcón y en el baloncesto o voleibol tanto los jugadores como el entrenador tienen la posibilidad de parar el partido y pedir una repetición para que los árbitros puedan observar la jugada de manera detenida y tomar, así, una decisión correcta.
Pues bien, en el fútbol, aunque de forma muy lenta, se comienza a implementar este tipo de tecnología. En la liga inglesa, la jornada pasada, en el partido que enfrentaba al Leicester contra el Manchester City, el cuarto gol del equipo local subió al marcador debido al ojo de halcón y en el mundialito de clubes que se está celebrando esta semana, en Japón, el arbitro, por primera vez en un partido oficial, podrá ver la repetición de las jugadas dudosas. Sin embargo, el ojo de halcón en el fútbol aún no esta muy desarrollado y en Octubre, esta vez en la liga italiana, dicho sistema dio como válido un gol que no había entrado, aunque el árbitro no lo llegó a dar por bueno.
Así pues, y aunque no con la rapidez, que en mi opinión se debería, el fútbol comienza a modernizarse en este sentido. ¿Por qué se ha tardado tanto tiempo en implantar estos sistemas en el fútbol? Porque detrás del fútbol existen muchos intereses económicos, muchos programas de televisión y radio, periódicos, muchos periodistas que viven y dan audiencia debido a los errores arbitrales que semana trás semana se producen en el fútbol. Si vosotros os fijáis y veis o escucháis cualquiera de los programas que sobre fútbol se llevan a cabo cada noche, la mayoría del tiempo están hablando del arbitro, de que si ha sido penalti o no, que si ha sido roja o amarilla, que si el balón ha entrado o no, que si es fuera de juego o no, que si ha sido falta o no lo ha tocado, etc. Por eso, hay muchas personas que no les interesa que la tecnología llegue al fútbol, porque el fútbol, a parte de deporte, es un gran negocio, que mueve muchísimo dinero cada año.