Revista Cine

La tecnología no hace a The Artist

Publicado el 05 marzo 2012 por Elcinescopio
La tecnología no hace a The ArtistPor Pablo Gamba
Rodar una película como en la época finaldel cine mudo, en tiempos de transición del soporte fílmico al digital y augedel cine en 3D, gracias a la introducción de una nueva tecnología, no essolamente expresión de nostalgia y de deseo de evadir la crisis económicaactual sino también una manera de plantear preguntas sobre la relación del artecon la técnica.
En TheArtist pareciera que lo primero está subordinado a lo segundo. Al comienzode la cinta ganadora del Oscar a la mejor película este año unos malvadossoviéticos torturan en A Russian Affairal personaje de George Valentin, el protagonista de The Artist encarnado por Jean Dujardin. “¡Habla!”, le gritanirónicamente en los intertítulos, y el personaje de la película muda en elfilme sin sonido resiste y se niega. Sí habla, en cambio, el actor detrás de lapantalla, a pesar del cartel que lo prohíbe. Pero la técnica impide que puedamolestar al público, así como también hace inaudibles los aplausos y suspalabras de agradecimiento. Hay en todo eso un juego con las limitaciones expresivasde esa tecnología del pasado.
La vanidad, además, impide al actor darsecuenta de que la base de su estrellato es la adecuación a las exigencias de lasmáquinas de hacer cine. En la cúspide de la fama trágicamente ignora que todo vaa cambiar con la llegada del sonido. Las limitaciones de su talento para laactuación en las películas parlantes lo equiparan con su perro. “Sólo lefaltaría hablar”, “dice” una señora en los intertítulos, refiriéndose a lamascota. Es la misma carencia que sufre Valentin cuando la forma de actuar quele dio fama pierde su vigencia, y un detalle que revela que su talento era enel fondo análogo a los trucos sin palabras del animal.
Peppy Miller, la joven que asciende enHollywood a medida que Valentin se hunde y se encoge, es en cambio desde queaparece en el filme una actriz hecha para hablar en las películas que están porvenir. Es fresca, inteligente y desenvuelta, como será característico de lospersonajes femeninos de la screwball comedyde los años treinta. El gesto emblemático de su personalidad en la pantallaes un silbido con el que también parece llamar al sonido.Más información »

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