Revista Opinión
Hace unos días estaba grabando un reportaje en la Avenida Cervantes de Écija. A unos diez metros, un espontáneo fumaba tranquilamente su cigarro en la puerta de un bar hasta que nos vio. Desde ese momento y hasta que nos fuimos no paro de gritarme todos los tópicos de la tele habidos y por haber.
En esa misma calle un grupo de obreros trabajaba sobre el pavimento. Eran tres, con chaleco amarillo, casco y una taladradora. Entonces pensé... ¿por qué me soltará este rollo a mí? ¿por qué no se lo suelta a los obreros?
ESPONTÁNEO: ¿Y eso pa qué es?
OBREROS: Para arreglar el pavimento.
ESPONTÁNEO: ¿Y pa eso venís? Menuda tontería. Id a mi casa que esa sí que necesita arreglo.
OBREROS: Ya, pero es que nos han mandado aquí.
ESPONTÁNEO: Pufff, bueno, ¿y qué? ¿esto dónde va a salir?
OBREROS: Esto saldrá a la Avenida Constitución.
ESPONTÁNEO: ¡Aaaaah! Y qué te iba a decir yo... ¿vosotros conocéis al alcalde?
OBREROS: Pues no.
ESPONTÁNEO:Pues cuando lo veáis le decís de mi parte que a ver cuándo arregla mi casa.
OBREROS: Pues vale.
ESPONTÁNEO: ¿Y al ministro de Fomento? A ese sí lo conoceréis...
OBREROS: Pues tampoco.
ESPONTÁNEO: Pues vaya obreros. En fin... ¿cuánto me vais a pagar?
OBREROS: ¿A pagar por qué?
ESPONTÁNEO: ¡Coño! Pues por arreglarme el pavimento.
OBREROS: No, es que no pagamos por eso.
ESPONTÁNEO: Claro, se lo lleva calentito el de Fomento. No es listo ni ná...
OBREROS: Perdone, es que estamos trabajando
ESPONTÁNEO:¿Eso es trabajar? Ja... Trabajar es lo que hacen los periodistas... ¡Eso sí que es trabajar!