La BIBLIOTECA ESPECIALIZADA ya era antigua cuando ella era joven, y recordaba muy bien su atmósfera, el silencio, la limpieza, las amplias salas llenas de libros…
Pero ahora todo había cambiado, por dentro y por fuera. Las grandes letras doradas de la entrada ahora estaban negras y algunas se habían caído. B B TECA ESP ALIZA, era lo que se leía; lo cual, bien mirado, resultaba tan hilarante como descriptivo de lo que era “la biblio” ahora.
Volvió a centrar su atención en la televisión, en Pregúntale al Profesor Crystal, el programa que su hija consideraba tan despreciable y que a ella tanto le gustaba.Lo que más admiraba, aparte de su talento, era la sencillez de aquel hombre. Al contrario que otros, él no se rodeaba de la parafernalia propia de ese tipo de programas, puro attrezzo para impresionar a los espectadores; ni vestía de manera especial, ni hacía ademanes peculiares... No, el profesor Crystal no se hacía el interesante. No lo necesitaba. Y tampoco necesitaba hacer consultas, como otros, ni mirar nada. Todas sus respuestas eran espontáneas, naturales. Todo salía de su cabeza, de su capacidad natural y de su experiencia. Era un portento.
-Tenemos una nueva llamada –dijo el profesor Crystal desde detrás de su mesa-. ¿Nos dices tu nombre, por favor?-Piscis –dijo una voz femenina.-Muy bien, amiga Piscis, ¿qué te preocupa, qué quieres saber?-Pues... me gustaría saber cuáles son las principales diferencias entre la escritura cuneiforme y los pictogramas sumerios. Y también quisiera saber si, en su opinión, profesor, el faraón Psamético I puede ser considerado el primer investigador lingüístico de la historia.Las respuestas del profesor fueron, como siempre, concisas, claras y exactas. Sin duda era el mejor lingüista del mundo.
Ojalá a su hija le gustase ver el programa, en vez de ir tanto a la biblio.