Revista Historia

La temida y épica bravura de un ejército gay

Por Ireneu @ireneuc

La temida y épica bravura de un ejército gay

Cerámica griega

Si hay algo que nunca he llegado a comprender es la profunda animadversión que en los ejércitos se tiene a los homosexuales. Los gays, aunque alguno piense lo contrario, son tan hombres como los heterosexuales -por no decir más, ya que no les gustan las mujeres- por lo que no entiendo ésta infundada aversión. Aversión tanto más incomprensible cuando los ejércitos griegos de la antigüedad, en los cuales la homosexualidad estaba hasta bien vista, han trascendido por ser los más bravos y combativos guerreros de la historia. Destacar que, por encima de todos ellos, despuntó un batallón tebano de 300 hombres, cuya heroicidad y valentía ha llegado hasta nuestros días. Se trata del Batallón Sagrado de Tebas. ¿Su característica principal? Eran todos homosexuales.
El Batallón Sagrado de Tebas era un cuerpo de élite del ejército tebano que se formó en el año 378 a.C consistente en 150 parejas de soldados de infantería (hoplitas) de lo que se dio a llamar "amantes" en la Grecia Clásica.

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Hoplitas

Los soldados tenían entre 20 a 30 años y la pareja estaba formada por uno de los componentes de mayor edad y otro más joven. El de más edad "adoptaba" al más joven y le enseñaba y formaba en el arte de la guerra, llegando esta camaradería hasta las prácticas homosexuales entre ellos. Sea como sea, la homosexualidad en la sociedad de la Grecia clásica, era muy distinta de lo que se entiende ahora, ya que, si bien no era aceptada en el caso de dos adultos de edades similares, estaba bien vista e incluso promovida en el caso de adultos con niños, sobretodo de clase alta. Esto era debido a que se entendía como un honor que el adulto formase y tutelase un niño, ya que de esta forma era educado de forma intensa y particular.  

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La pederastia estaba tolerada

Esta relación, prolongada en el tiempo, llegaba a crear lazos de amor muy fuertes, lo cual fue aprovechado por el comandante tebano Górgidas para crear el cuerpo de élite del Batallón Sagrado, no tan sagrado en el sentido religioso, como en el sentido de unión, fidelidad y compañerismo a ultranza, lo cual explica su éxito.
Hemos de contar que los soldados griegos, al tener que estar periodos prolongados en el campo de batalla, no veían a sus mujeres y familia con demasiada asiduidad, lo cual provocaba un cierta añoranza tanto sentimental como hormonal que provocaba una cierta caída de la "productividad" guerrera. Górgidas, al crear el Batallón Sagrado, jugó la baza de que los soldados se llevaran a sus amados tutelados, de tal forma que ese lazo sentimental no se rompiera aún en el campo de batalla y ello diera un plus de motivación a sus hombres. Sin duda lo consiguió.

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León de Queronea

El Batallón Sagrado fue durante 40 años el batallón más fuerte de todos los ejércitos griegos, resultando invicto durante esos 40 años, en los que se enfrentaron a los espartanos y atenienses en infinidad de veces y donde fueron la baza ganadora en todas ellas. Sólo perdieron por primera y única vez en el 338 a.C., en la batalla de Queronea ante las falanges macedonias de Filipo II y su hijo -a la postre Alejandro Magno- los cuales atacaron Tebas, haciendo retroceder en descontrolada huida al ejército tebano, debido a la superioridad militar de los macedonios en la caballería. No obstante, todos retrocedieron excepto el Batallón Sagrado, el cual se mantuvo en sus posiciones, negándose a rendir y muriendo todos juntos defendiendo la ciudad de Tebas, a pesar de estar rodeados y superados totalmente, en lo que significó el final de la hegemonía tebana en Grecia.

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Plutarco

Plutarco cuenta que Filipo II, cuando vio los cuerpos amontonados del Batallón Sagrado dijo, a modo de homenaje a los valientes tebanos, "Perezca el hombre que sospeche que estos hombres o sufrieron o hicieron algo inapropiadamente". En el lugar donde murieron se levantó un monumento en forma de León que ha llegado hasta nuestros días, y bajo el cual se han encontrado 254 cadáveres, que corresponderían a otros tantos componentes del batallón.
Además de Plutarco, también otros autores clásicos como Platón, Diodoro o Jenofonte, hacen mención a este cuerpo de élite de Tebas, a los que se llega a llamar como "bravos entre los bravos", dejando constancia para las generaciones que los precedieron que la valentía, la fidelidad y la solidez de principios de una persona, nada tiene que ver con su orientación sexual y si con la dignidad y la fortaleza de su espíritu.

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Escena de guerra en cerámica griega


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