Este artículo es uno de los los llamados artículos recopilatorios, que se actualizan continuamente (hasta que termina la temporada que dice el título, momento en el que se publica uno nuevo en esta misma sección de Turismo), por lo que, para estar informado de todas las novedades, se recomienda volver a visitarlos a menudo. No obstante, los seguidores del blog (correo electrónico, redes sociales… etc) reciben actualizaciones de todo lo que se hace en Universo de A.
Aclarar que, en este artículo en concreto, las últimas actualizaciones siempre son las más pegadas a estas líneas, es decir, las que están más arriba del artículo; y por tanto, las que están más abajo, son las que he comentado hace más tiempo.
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Todos sabemos lo que ha pasado. Todos sabemos como cambió y trastocó nuestras vidas. Todos sabemos que fue de un día para otro, inesperado, súbito. Así que no abundaré en ello, a estas alturas y en este artículo en concreto estaría fuera de lugar. Sí diré, no obstante, que muchas cosas pasaron en mi vida que me han impedido escribir nuevos artículos (a parte del asunto del covid-19 o coronavirus) y que, por suerte, he estado viviendo de los “ahorros” o reserva que había escrito hace tiempo… y de hecho, a punto estuvieron de agotárseme y que, tras más de trece años escribiendo un mínimo de un artículo al mes, temía que iba a fallar próximamente por las múltiples dificultades vitales que estaba experimentando… afortunadamente, parece que de momento eso no va a pasar.
Sin embargo, y a pesar de no ser a través de artículos de máxima actualidad, que por otro lado, no podía escribir por lo anteriormente dicho, sí me alegro de que Universo de A sobreviviese a la pandemia y, que, en cierto modo, con su publicación periódica, diese un ejemplo de cómo mantener la normalidad a pesar de todo, o al menos su espíritu… quién sabe si incluso pudo consolar a algunas personas con su regular reaparición, alejados como estaban, además, sus artículos de una actualidad tan preocupante y terrible….
De cualquier modo, y tal y como indica la publicidad del ayuntamiento de Madrid:
“Es tiempo de volver”… sí, todos lo sabemos, probablemente las cosas nunca volverán a ser como antes (del mismo modo que nunca lo fueron después de cualquier acontecimiento traumático en la historia), y habrá que adaptarse a la “nueva normalidad” (también calificada como “nueva anormalidad”…. Y con esta llegan unas nuevas condiciones, algunas buenas y otras malas; porque con todo, y por frívolo que resulte decir esto (aunque sólo sea por ver desesperadamente el lado positivo a toda esta tragedia), lo cierto es que Madrid nunca se visitó turísticamente con tanta comodidad: no hay mareas de gente en casi ningún sitio (excepto si es un evento de hora y día concretos, en eso, la ciudad no ha cambiado), ni colas o horas de entrada en los museos, ni hay que ir o hacer nada con excesiva anticipación… pero también es cierto que los museos y demás instituciones culturales de las que hablo en este artículo, se han llenado de protocolos, normas y flechas; reordenado, sintetizado o minimizado sus colecciones y exposiciones, se han hecho desaparecer los asientos en las salas, al igual que los folletos o cualquier tipo de papel (lo que les ha obligado a modernizarse y reconvertirse en algunos casos en apps, además de ofrecer más servicios gratuitos -como el de audioguía- que antes eran de pago… lo cual es una clara ventaja para el visitante de la nueva normalidad), el servicio de consignas e incluso los baños en algunos casos… del mismo modo, las exposiciones temporales en general ahora duran más (a pesar de que publico este artículo aún en verano, lo he denominado ya de “otoño-invierno” porque varias de ellas aún se extienden hasta (algo inédito antes del Coronavirus cuando las temporadas culturales estaban bastante marcadas –consultar artículos de esta misma sección para mejor confirmación-) ¡enero! (o incluso más tarde), por un lado, eso da más tiempo para visitarlas, algo necesario teniendo en cuenta las actuales circunstancias… pero ello también resta lustre y riqueza a la temporada, pues, por fuerza, deberán organizarse menos actividades culturales.
Con todo, mientras se pueda, y teniendo en cuenta algunas de las anteriores ventajas, no niego que debo animar a resdescubrir Madrid, hasta cierto punto, un nuevo Madrid.
Y dicho esto, paso a enumerar a qué lugares merece la pena salir (¡con mascarilla!) estos días… dado que ahora muchos serán más selectos con sus salidas, espero y deseo que esta, mi guía habitual por otra parte, pueda ayudar más y mejor que nunca:
PERMANENTE
Es curioso, si comparo este artículo con el inmediatamente anterior, resulta un tanto sombrío… pero supongo que es parte de la nueva normalidad….
Monumento en recuerdo de las víctimas de la pandemia del Covid-19
Desde el estado de alarma, e incluso poco antes, todo fue cayendo. Las fiestas más tradicionales, aquello que se había hecho siempre… simplemente dejó de hacerse. Recuerdo como muchas personas de edad decían que nunca habían visto nada igual, ni huelgas generales, ¡ni siquiera conflictos armados! en los que sucediera o se hubiera hecho algo parecido.
San Isidro, el agricultor patrón de una gran ciudad (que a pesar de todo, conserva el nombre de “villa”) y sus tradicionalmente grandes fiestas, no fueron una excepción (ni lo serían, a pesar de ser mucho tiempo después, las fiesta de la Paloma). Quizás para compensar eso, el alcalde se empeñó en inaugurar un monumento a las víctimas de la pandemia precisamente en el que hubiera sido el gran día del santo.
Además, el monumento recuerda al usado posteriormente en aquella dignísima ceremonia u homenaje de Estado a las víctimas de la enfermedad por el COVID-19 y de reconocimiento a la sociedad, llevada a cabo en Plaza de la Armería del Palacio Real, el jueves 16 de julio de 2020.
Sea como sea, y aunque no es seguro que el actual (en frente de la fuente y palacio de Cibeles) vaya a ser el emplazamiento definitivo del monumento (se habla de su definitivo traslado a la calle Alcalá, más cercano a la Puerta del Sol, cuando las obras de esa zona terminen), lo cierto es que, pese a la precipitación de su ejecución y ubicación (que, por otra parte, no podían ser más adecuadas, representativas y céntricas), no deja de ser una obra bella y digna, desde luego no original o deslumbrante, pero sí apropiada, triste y melancólica… quizás porque toma la referencia de las típicas construcciones de ese estilo dedicadas a los caídos alrededor de todo el mundo.
En definitiva, no deja de merecer la pena acercarse para ver, no sólo el pebetero, sino las velas y objetos que deja allí la ciudadanía, y el triste mensaje que está escrito en la placa.
Real jardín botánico
Este monumento, o jardín histórico artístico, es bastante extraño y diferencial en Madrid, puesto que no depende de las instituciones típicas, ya sea ministerio de cultura, educación o Patrimonio Nacional, sino del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de modo que se escapaba a todos los descuentos, gratuidades o ventajas dadas a los colectivos más desfavorecidos, su precio era invariablemente el mismo para casi todo el mundo y apenas cabía alguna excepción… parece que por fortuna algo ha cambiado, ¡y ha sido para bien!.
Desde hace algún tiempo, al parecer (y ello se ve reflejado en el cartel exterior), tiene los mismos descuentos que el resto de los museos estatales, y, además, la tarde del martes es gratuita para todo el mundo, así que parece que es momento de redescubrir, una y otra vez, el Real jardín botánico (y que no quede, como suele ser habitual, como un gran punto negro, nunca visitado, en el centro de la ciudad)….
Como algunos de vosotros (supongo) yo no soy un gran entendido en botánica, y, aunque el paseo por un lugar lleno de cartelas en latín, con apenas explicaciones, es sin duda muy poco didáctico; además de que muchos pensaréis que no es buen momento para visitar este lugar, pues las plantas estarán secas (aunque yo comienzo a preguntarme si existe una buena época para visitar este tipo de lugar, porque parece que yo siempre los encuentro, en cualquier lugar del mundo, desangelados… supongo que, como cualquier jardín o museo vivo, en realidad, no existe una buena época o una vez concreta en la que te vayas a encontrar todo en plena ebullición, hay que ir varias veces y en diferentes épocas… ¡y ahora hay la oportunidad!), sin embargo, analizando la documentación dada en la web, se puede decir que esta es la mejor época para visitarlo (lo sé, a mí también me sorprendió, mejor incluso que en primavera), por lo demás, puedo asegurar que, estando bien regado y cuidado como está, no encontraréis plantas muertas asfixiadas por el calor del estío madrileño….
No hay que olvidar, que además de la exposición botánica permanente, el jardín posee varios pabellones dedicados a exposiciones temporales (algunas de las cuales espero referenciar en este y futuros artículos del estilo… en este momento hay una de acuarelas, de una aficionada, sin demasiado interés), y que suele vincularse con festivales como PHotoEspaña, ¡de modo que ahora no faltan razones para entrar una y otra vez!.
TEMPORAL
Real casa de la moneda
Esta institución, a pesar de ser de general desconocimiento (no ayuda el que hayan quitado las banderolas en el exterior), excepto para los entendidos y apasionados de la filatelia y la numismática; y aún a pesar de haber sido popularizado el edificio por una conocida (y malísima) serie de Netflix, no parece necesariamente haber beneficiado al museo de su interior… con todo, la calidad de sus exposiciones temporales y de su programación cultural no hace sino subir y subir (sin mencionar que las hojas de sala son casi catálogos por su calidad, que hasta regalan posters y que la atención del personal al público es absolutamente impecable… etc). Cierto, no se puede decir que esté en un lugar céntrico (aunque tampoco puede afirmarse que esté a desmano, en las cercanías hay varias instituciones, monumentos y lugares de referencia cultural a tener muy en cuenta), y tal vez se pueda decir que obliga a ir a propósito… pero rara vez se ha visto, al menos en los últimos tiempos, que no merezca la pena.
-ROBERTO MICHEL, ESCULTOR DEL REY: sin duda alguna, y por muchas razones, la mejor y más interesante exposición de todo Madrid, y además a varios niveles, tanto artístico como divulgativo, histórico… etc.
La verdad es que no hay muchas oportunidades de que nos presenten algo nuevo y a la vez conocido, es decir, que se nos permita profundizar de veras en algo que hemos tenido delante y que no hemos apreciado como deberíamos; que se nos descubra el secreto, la historia, de aquello que estaba ahí, y no percibíamos, no al menos totalmente, su punto extraordinario… y es ahora cuando la Real casa de la moneda nos da esa gran oportunidad, que no se debe desperdiciar, de ir más allá.
Roberto Michel es el típico artista del que todos hemos visto obras pero no nos dábamos cuenta de que eran suyas; pues bien, es ahora cuando la Real casa de la moneda, que posee la mayor parte de su obra, la saca del olvido en el que estaba injustamente empolvada, y la hace brillar con esta gran y completa exposición, recorrido y retrospectiva fantástica para conocer, o reconocer a un artista y descubrirlo a la vez que redescubrirlo.
Todo es destacable en esta magnífica muestra: montaje, folleto, obras expuestas, información de sala… etc; verdaderamente es uno de esos casos en los que no falla nada, en los que se combinan harmoniosa y maravillosamente, el placer del conocimiento con el éxtasis artístico; de los que pones como ejemplo y sobre los qué dices, “¿por qué no se hacen más así?” (supongo que la respuesta es “porque no todos los días se descubre una joya en el desván”).
En definitiva, sin duda alguna, la exposición absolutamente imprescindible en este momento en la villa y corte.
Palacio del Marqués de Cerralbo
Me encanta que esta institución se haya apuntado al carrusel de la temporada cultural de exposiciones y las organice con más frecuencia… cierto que no es el lugar más apto para hacerlas debido a sus terribles limitaciones de horarios y público… pero es que siempre es tan placentero volver al precioso y artístico palacio del Marqués… yo al menos lo agradezco y disfruto.
-LÍRICA EN LOS MUROS, CARTELES DE ZARZUELA: como suele suceder en esta institución, prometen más de lo que dan.
A la hora de la verdad no es más que una pequeña colección de carteles, con una información de sala que sólo esboza obviedades, truismos, generalidades… y, en definitiva, es casi imposible que salgas de allí aprendiendo algo nuevo o descubriendo algo interesantísimo.
No negaré que las obras expuestas poseen cierta belleza e interés… pero no la suficiente como para desplazarse exprofeso allí, y teniendo en cuenta su emplazamiento, es más que probable que eso tenga que suceder.
En definitiva, incluso a los interesados y apasionados, como yo, del género de la zarzuela nos costará convencernos de que mereció la pena ir.
Por otro lado la App Cloudguide que han habilitado es un auténtico espanto y pérdida de tiempo (es tan absolutamente caótica que perderéis más tiempo intentando comprenderla que utilizándola) que desrecomiendo totalmente.
Casa museo Lázaro Galdiano
Es difícil ver que una exposición temporal brille aquí, la colección permanente siempre es la estrella… lo que nos habla del escaso esfuerzo realizado por la institución para mantenerse en la agenda cultural de la ciudad y su amodorramiento en el turista eventual… la reseña que publico hoy es el ejemplo ideal: lo que más merece la pena ser visto es una intervención mezclada, fundida, con la propia colección… y esto no es una excepción en absoluto.
-MUSEO DE PASIONES: aunque la tesis que nos propone Javier Viver es, cuánto menos, forzada y excesivamente retorcida e introspectiva, lo cierto es que en ocasiones, se le vislumbra algo de sentido, y, en cualquier caso, no se puede negar que, haciendo el esfuerzo, las reflexiones y el diálogo que propone con la colección permanente llegan a ser interesantes y motivadoras (aunque no necesariamente vayan por dónde el artista quiere, pero eso, ya es otra cosa).
Con todo, y teniendo en cuenta lo alejado de esta institución del centro y del resto de la actividad museística general (lo que obliga a desplazarse exprofeso), tengo mis serias dudas en dar una recomendación general. Por ello, prefiero sugerirla sólo a aquellos que disfruten con las instalaciones artísticas, y con el diálogo entre el arte clásico y el contemporáneo. También decir, que si has disfrutado iniciativas similares anteriores por parte de este museo, con toda seguridad, gustarás de esta también.
-KOLDO CHAMORRO: fotografías del tardofranquismo que apenas llamaron mi atención, y por las que pasee sin más. Pretenden tratar, con bastante poco éxito en mi opinión, el manido tema del fin de una época, especialmente en lo que se refiere a la cuestión religiosa y sus excesos… al final, yo sólo vi un archivo de época, que tampoco me decía mayor cosa, básicamente porque muchas de las cosas que se veían allí aún hoy pueden ser reconocidas, de modo que, lo dicho, sólo era gente vestida a la antigua y formando parte de rituales católicos más o menos pasados de moda.
No obstante, reconozco que, el montaje de la exposición, al contrario de lo que suelen ser los de esta institución (dónde el pabellón dedicado a esta cuestión parece ser más un destierro que un lugar de muestra), aún siendo tópico, al menos estaba algo trabajado (hablando claro: mejor que paredes blancas -generalmente rayadas, mal pintadas o claramente dejadas, ya sea por la humedad o un claro descuido- y fotos con marcos negros… cualquier cosa ya es un paso en la dirección correcta -aunque no necesariamente suficiente-).
Museo nacional de artes decorativas
Algunas exposiciones que aún permanecen ya han sido referenciadas en el artículo recopilatorio inmediatamente anterior
¿Esta intentando este museo competir con los grandes (pues sus exposiciones cada vez son más conocidas y referenciadas?, ¿reclamar su sitio y posición en el Paseo del Prado (horrible y vulgarmente rebautizado por algunos incultos como “paseo del arte”); puede ser, puede ser… ¿lo conseguirá?, se verá, se verá… no obstante, le auguro dificultades si sigue tirando por caminos sectarios y politizados, cosa a la que los textos de sala no parecen ser capaces de escapar… cuando uno va a una exposición, espera ver eso, no un mitin con adoctrinamiento político disfrazado.
Tampoco puedo evitar, antes de empezar a comentar lo particular, hablar un poco de las dos últimas exposiciones reseñadas, pues plantean un debate interesante, aunque totalmente alejado de lo que ellas pretenden mostrar, y esta controversia consiste en que, ¿hasta dónde pueden llegar los museos en su aproximación al hoy día?, cierto es que cuando vamos a un museo asumimos que es un lugar dónde se muestran “cosas muertas” (estilos, artistas… etc), o al menos de un pasado más o menos remoto; y que acercarse a la contemporaneidad, puede ser (sólo puede ser, en una teoría no infalible y que sólo puede funcionar si se desarrolla correcta y adecuadamente) una manera de acercarse más al público de hoy día, y quizás, crear una atracción hacia el museo… pero dejando de lado la cuestión museográfica (que entra de lleno, no obstante, en este mismo debate) la anterior pregunta formulada, es una cuestión interesante, porque es la misma división que podríamos establecer entre historia y periodismo; porque, teniendo en cuenta los dos últimos ejemplos de muestras de los que hablaré unos párrafos más abajo, ¿cuándo tenemos ante nosotros una exposición, una muestra divulgativa y cuándo lo que nos encontramos no es más que vulgar publicidad encubierta y patinada por el prestigio de un museo estatal (aunque este pueda estar dirigido por personas con escasos escrúpulos y bolsillos claramente avariciosos)?. Cierto es que se han hecho exposiciones sobre marcas existentes hoy en día y en grandes instituciones (por poner ejemplos pasados, Yves Saint Laurent o Cartier), pero también es cierto que se trataba de casos muy consolidados… y sobre todo, con perspectiva histórica (en ninguna de las anteriores exposiciones mencionadas a nadie se le ocurrió poner una de las últimas creaciones de la marca, siempre se trataba de objetos históricos, con pasado y relevancia)… quizás ahí esté la clave de todo esto, lo que hace que una exposición con interés divulgativo lo sea, frente a una exposición de emplazamiento de producto o publicidad descarada (hasta el punto de que sólo faltaba una tienda al final de la muestra): que haya perspectiva histórica… y en esto, he de decirlo, ambas dos últimas exposiciones que comento en este apartado dedicado al museo de artes decorativas, fallan estrepitosa y escandalosamente.
-ESPERANZA Y UTOPÍA. EL DISEÑO ENTRE 1900 Y 1939: es difícil saber dónde ubicar esta exposición. Pensé en hacerlo en permanente, puesto que no existe una fecha de fin para esta. También es cierto que está incluida dentro de algo necesariamente efímero como es el Madrid Design Festival 2020… de cualquier modo, ha desmontado buena parte de la primera planta y ahí se ha instalado.
Si le quitamos el cierto punto de sutil defensa de ciertos regímenes totalitarios, hay que reconocer que tiene interés, y que hace un buen y comprensible recorrido por la historia del diseño (e incluso de las artes mayores) de principios del siglo XX; no diré que es completísima o está llena de obras imprescindibles, pero desde luego, merece la pena, quizás ahora más que nunca, pues nos recuerda los inevitables cambios que se producen a principios de todo siglo y lo inevitable de aceptar su evolución… tal vez eso sea lo más interesante que nos puede enseñar o recordar esta muestra.
-LÁGRIMAS NEGRAS: feminazi exposición en la que las mujeres son las únicas que sufren, supongo que debido a ese ente misterioso, invisible e intangible llamado heteropatriarcado, o Dios sabe que otro rollo, pero que permite una victimización eterna y descargo de responsabilidades propias ad infinitum.
Supuestamente, el tapiz, colcha, o lo que sean esas telas azules colgadas en las salas del museo, fueron realizadas por mujeres que sufrían mucho muchísimo… aunque debieron de dejar de lado tal cosa para el vídeo y las fotos que les hicieron. Presupongo también que les permitieron un día libre en su explotación sexual y en su sufrida violentación de género para ponerse a coser (actividad, para nada ligada a conceptos y prejuicios machistas, especialmente desde el siglo XIX… para nada… si es que estos fanatismos se desarman por sí solos con sus incoherencias). Afortunadamente, los hombres tenemos un leve reconocimiento de una frase, en lo que respecta a la colaboración con el proyecto, y que supongo que consistió en que mientras esas mujeres cosían, no nos dedicamos a violarlas, matarlas, darles palizas o similares.
Si se va (porque se tiene demasiado tiempo libre, o porque ya se está en el museo) aprovechar para ver los interesantes cartones que fueron rechazados o censurados… no tienen precio.
-LOS DÍEZ TAMBIÉN FUERON POSMODERNOS: una de las exposiciones descaradamente publicitarias que comento arriba. No obstante, reconozco que, si te dejas vender la moto (en casi todos los sentidos de la expresión) resulta casi hasta disfrutable e interesante ver los diseños y las originales propuestas de los Díez… puedes hacer el esfuerzo y todo, aunque sólo sea para divertirte, de creerte que es arte o una intervención artística sobre el descaro y la demasía del sistema capitalista en la que todo está a la venta, hasta los espacios sacrosantos de un museo que, para mantener su actividad cultural, debe pagar con salas publicitarias o patrocinadas. O desde luego es lo que parece.
-TOT COR, EL DISEÑO DEL AMOR: si en el anterior caso aún tiene gracia, en este caso ya no. La publicidad es tan insultantemente descarada, que ya parece la típica tienda a la que los grandes touroperadores arrastran a los turistas porque tienen comisión allí, sólo faltan agentes de ventas por todas partes. En realidad, yo temí que los guardias de sala lo fueran, y que en cualquier momento me fueran a preguntar “¿qué desea?”, y a perseguirme enumerándome los precios de los jarrones horteras esos.
Por lo demás, lo exhibido no podría ser más tonto, ni más cursi, ni a propósito. Y no sé que es más condenable, si lo anterior o esto mismo (creo que hasta Oscar Wilde, que tenía las cosas muy claras en ese sentido, dudaría). En todo caso, todo lo que se muestra, de forma clara y evidente, no tiene nada que ver con el amor, sino con exactamente lo contrario: el dinero, la avaricia, la codicia… etc. Repugnante en definitiva.
Caixaforum
Lamento decir que no hay ninguna razón para pasarse por esta fundación últimamente. Y más con los precios que gasta y la amplia oferta cultural gratuita que hay.
-VAMPIROS, LA EVOLUCIÓN DEL MITO: decepcionante exposición en todos los aspectos posibles e imaginables.
Pero a mí, personalmente, lo que más me fastidió es que, como apolítico y apartidista que soy, no hay nada que más me reviente que pretendan hacerme comulgar con ruedas de molino cada dos por tres, y que todo el mundo pretenda, más o menos sutilmente, adoctrinarme en sus ideas políticas… y es que, al parecer, ni siquiera los eternos vampiros pueden escapar, con todas sus armas, a la sectarización y politización, o al menos eso es una de las cosas que pretende vender esta muestra.
Por lo demás, es inevitablemente desalentadora: vaga, imprecisa, generalista, superficial… te das cuenta de que cualquiera de los asistentes podría haberla comisariado (y algunos de ellos, posiblemente mucho mejor); no se aprende o descubre casi nada; está absolutamente perdida en sus premisas, resulta caótica; y, para colmo, lo que se muestra en ella no es nada del otro mundo (literal y figuradamente).
No puedo dejar de comentar cierta curiosa anécdota, muestra de la profunda hipocresía de esta exposición: aunque toda ella estaba llena de imágenes y vídeos desagradables, plagados de violencia física o psicológica (a destacar uno, totalmente explícito, en el que una vampira devora el dedo de un hombre, y, presumiblemente, a continuación el resto), existía una sección que literalmente”podía contener imágenes que hieren la sensibilidad del espectador”, llegados a este punto, uno podría imaginarse algo extremadamente violento, incluso gore… pues no, todo eso fue reservado para las salas normales, porque, aquello que podía “herir nuestra sensibilidad” eran secuencias de un tono más o menos erótico… lo que nos lleva a una reflexión terrible pero muy importante, y esa es, ¿en qué clase de mundo vivimos en el que la expresión del amor (o en cualquier caso, de la atracción sexual, que, se vea como se vea, siempre tiene un cierto tinte positivo de amor, aunque sea efímero…) es más censurable que la violencia (que a todas luces, siempre es algo negativo y tóxico)?, ¿cómo puede ser que sea necesario restringir, ocultar a las miradas la creación, y en cambio prefiera exhibirse la destrucción? que alguien me lo explique, porque yo no lo entiendo. Algunos argumentaran que si los niños esto y lo otro, pero mi pregunta es, ¿nos parece bien que estén acostumbrados a ver actos de violencia y destrucción extrema y no de creación y amor?, ¿qué clase de sociedad somos?, ¿y qué clase de sociedad pretendemos ser o estamos creando?… lo dicho, hay cosas que reflejan los valores de un colectivo, y creo que este asunto es uno de ellos (por otro lado, ¿no es increíble todas las maravillosas reflexiones paralelas e inintencionadas que puede provocar la visita a una exposición?, ¿el cómo podemos aprender incluso indirectamente?).
-CÁMARA Y CIUDAD, LA VIDA URBANA EN LA FOTOGRAFÍA Y EN EL CINE: horrorosa y terriblemente aburrida. No se dice nada interesante y lo único minimamente salvable es esa nueva sala hecha exprofeso para mostrar el impacto del Coronavirus.
Además, para ser esta institución, el montaje es inusual y extremadamente torpe; y para colmo, ni los textos o las obras expuestas consiguen llamar minimamente la atención… sólo hacerte bostezar.
no es ni siquiera la típica exposición que simplemente paseas por ella sin dejarte impactar por nada, es tan terriblemente carente de interés que, directamente, al poco huyes de allí.
Una pena, la premisa de la que partía sonaba sumamente interesante, pero no fue aprovechada en absoluto.
Museo Thyssen-Bornemisza
-JOAN JONAS. MOVING OFF THE LAND II: chorrada monumental en la que parece que el museo abrió antes de haber terminado de montar la exposición y que aún están en proceso. Es más, llegas a preguntarte si no te habrás metido dónde no debías de lo desconcertante que resulta.
Tiene buenas intenciones (sobre todo en su temática ecologista), pero es tan terriblemente fallida y poco interesante, que difícilmente nadie se quedará o intentará comprender el mensaje que intenta transmitir.
Instituto Cervantes
-TAN SABIA COMO VALEROSA, MUJERES Y ESCRITURA EN LOS SIGLOS DE ORO: próximamente, espero, hoy día no se puede dar nada por hecho….