Como ya sabéis, siempre que hay una fecha destacada me gusta hacer un especial en el blog con películas relacionadas con ese momento y, por ello, se me había ocurrido hacer algo distinto con la llegada del verano. Esta es una época en la que tenemos más tiempo libre y que mejor manera de combatir los calores de la estación que ver buen cine, así que hoy vamos a empezar una especie de ciclo de cine de verano en el que hablaremos de películas que tienen relación con esta estación.
Las películas de las que hablaremos en el ciclo van a ser de todo tipo de temática y de cualquier época, es decir, que lo mismo nos encontraremos comedias o dramas como películas modernas o de hace 50 años. Y precisamente la película que inaugura el ciclo es una de las grandes comedias de todos los tiempos: La Tentación Vive Arriba.
Llega el verano y, con él, se produce la gran espantada de neoyorquinos en busca de tierras menos cálidas. Entre ellos se encuentran la mujer y el hijo de Richard (Tom Ewell), un apocado oficinista dispuesto a pasar un verano tranquilo alejado todo tipo de excesos. Lo que Richard no se imagina es que la tentación se le va a presentar de la manera más inesperada en forma de su vecina (Marilyn Monroe) quien es tan ingenua como sexy.
He elegido esta película para iniciar el ciclo porque nos pone frente a una figura tan popular como veraniega: el Rodríguez. En el cine español de los años 60 o 70 no son pocas las películas que nos cuentan las andanzas de esos hombres que, aprovechando que su mujer e hijos los dejan solos en verano, se dan a la buena vida. Títulos como El cálido verano del Sr. Rodríguez o Tres suecas para tres Rodríguez son claros ejemplos de esta temática. Alguno me dirá qué como no he tirado por el cine patrio pero es que entre estas películas, bastante casposillas, y una de Billy Wilder, no hay color.
La Tentación Vive Arriba no es la mejor película de Billy Wilder. Es dificil dificil quedarse con una sóla película de este director hasta el punto de que, a pesar de que es una película que me gusta bastante, no estaría en mi top five de los films que le debemos a este genio. En este caso, me gusta especialmente la estructura de la película, en la que abundan los monólogos del personaje de Tom Ewell pero, sobre todo, me gusta Marilyn Monroe.
Seguro que todos estamos de acuerdo en que no hay muchos actores que sean tan icónicos como Marilyn Monroe y, precisamente, es en esta película en la que podemos ver la que, seguramente, sea su escena más recordada: la de las rejillas de ventilación del metroMarilyn Monroe es la película y se come con patatas a Tom Ewell en cada escena que comparten. Es cierto que hace el tipo de papel por el que es recordada y, a veces, da la sensación de que, en su caso, pesaba más el físico que el talento, pero lo que es innegable es que Marilyn bordaba ese tipo de personaje de ingenua explosiva y que se movía como pez en el agua en la comedia.
Yo recomiendo verla cuando más calienta sol. Parece una tontería pero ciertos condicionantes (como ver una película de terror de noche y con la luz apagada) ayudan a crear una atmósfera más propicia. El calor es un elemento esencial en esta película porque es el causante de que el protagonista se quede solo en la ciudad y porque es una de las claves que fomentan el acercamiento entre ambos personajes. Y, qué narices, quién no ha pensado, en plena ola de calor, hacer lo mismo que Marilyn y meter la ropa en la nevera. Pues eso, a pasar calor y a disfrutar de una buena película.