Tengo la “mala suerte”, como ya os conté hace tiempo, de tener una hora de tiempo muerto antes de entrar a la Academia (aunque últimamente no voy por el frío y el mal tiempo, soy así de mala gente). Digo mala suerte porque tengan ustedes en cuenta que yo por costumbre como al mediodía un poco de ensalada y un yogurt o fruta, así que a las 6 de la tarde soy como un tigre que no ha comido en un mes. Sí, a esas horas voy con mucha hambre y aguantando mis deseos de comer dulce a dos manos. ¿Y qué me encuentro de camino a la Academia cuando voy haciendo mi paseito andando? Una tienda CAKE DESING!!! Casi me muero cuando la descubrí!
Podéis imaginar mi cara pegada al cristal, viendo las tartas taaaaaannnn bonitas que tienen en exposición… es el paraíso de las tartas. Es como esos programas de tartas espectaculares que echan los fines de semana en “Divinity”. Tienen todos los utensilios de cocina necesarios para hacerte un enorme pastelero en tu casa… sus bolitas de colores para decorar, sus bols para batir, sus robots de cocina para mezclar, sus mangas pasteleras… todo de colores y tooodo ideal…
Aún no me he atrevido a entrar por si no consigo frenarme y me llevo a casa media tienda, así que lo mío se ha convertido en una visita obligada a su cristalera cada vez que tengo que ir a la academia. Podría ir por otro camino y descubrir nuevas calles y negocios locales, pero me supera la situación. Desde que salgo de Porta Génova no dejo de pensar en las tartas del escaparate.
Algún día entraré, me haré con todos los utensilios del mundo de la repostería y no pararé de hacer tartas y muffins en casa de todos los colores del arcoíris.