Esto se puede ver perfectamente en lo que está viviendo España esta última semana con el movimiento de Democracia Real Ya! en el que miles de jóvenes y viejos librepensadores están exigiendo y luchando por la verdad y la libertad. Se están echando a las calles para protestar contra el que domina. Los dominantes están sacando el único arma que tienen, la fuerza y la provocación (he ahí su verdadero yo) descubriendo inconscientemente su fobia a la inteligencia y al ciudadano pensante. Pues bien, este artículo está dedicado a todos estos librepensadores, a que no detengan su lucha porque en ellos está el poder del cambio. En nuestras manos está y sólo nosotros podemos cambiar lo que otros hace cientos de años no pudieron conseguir. Presentamos la implantación de un modelo educativo y social surgido hace 50 años y que debe renacer de nuevo como respuesta a este sistema de dominación alejado de cualquier atisbo de humanidad.
En los años 60, en Alemania, en la Escuela de Frankfurt se originó un movimiento ideológico socioeducativo (social y educativo) llamado Teoría Crítica que influyó decididamente en las corrientes pedagógicas sociales y aportó los pilares básicos para la intervención en problemas educativos de la sociedad. Una nueva base filosófica empezó a brotar y a adaptarse a las necesidades de la gente y a las intervenciones socioeducativas. Esta Teoría criticaba la masificación de la gente y la pérdida de su identidad, conciencia y saber dirigir la propia vida ya que estaban en manos de los medios de comunicación y de las empresas e instituciones creadoras de productos de consumo o cultura. Como podemos ver, esta realidad sigue inamovible hoy en día.
Por eso, se señalan tres objetivos generales de la Teoría Crítica:
- La pretensión de la autodeterminación, la mejora y la emancipación de los ciudadanos de los focos de poder. Concienciación acerca de los propios problemas sociales y la toma conjunta de soluciones a los mismos. Para la autodeterminación es necesaria la concienciación pues es la que permite la emancipación de los individuos, es decir, su libertad.
- Hacer que las personas comprendan la problemática social. Los problemas no pertenecen a los dominantes sino que pertenecen a los individuos. Comprender dicha problemática requiere conocerla para después poder tomar conciencia de la misma. Y es desde aquí de donde puede surgir la iniciativa de los propios individuos para salir de la situación.
- Mejorar la sociedad humana en la dirección marcada por los ciudadanos, y no por los dominantes (como los llamaba mi profesor Luís Pantoja: los directores de orquesta de siempre).
Existen distintos grados de la toma de conciencia que nos pueden ayudar a orientarnos para saber en cuál estamos ubicados en relación a nuestra proyección social o en cual debemos estarlo para mejorar el mundo y enfocar la sociedad hacia un estilo democrático y libre:
- Grado 0: No hay conocimiento ni conciencia del problema. El individuo vive como un autómata ante una situción de injusticia social considerando normal vivir así.
- Grado 1: Se conoce el problema pero no se tiene conciencia de la injusticia. El individuo conoce el problema pero no tiene ninguna sensibilidad ante la injusticia y por tanto no hace nada para solventar el problema.
- Grado 2: Existe una conciencia individualista del problema. El individuo conoce el problema y siente la necesidad de solucionarlo, pero esas soluciones las hace con un estilo individualista y egoísta. El problema parece ser suyo y busca solucionarlo porque le afecta a él, de manera que una vez resuelto,nada parece quitarle el sueño.
- Grado 3: Existe conciencia comunitaria. El individuo se moviliza en la búsqueda de soluciones, le atañe a nivel individual o no, porque sabe que la injusticia de la que es consciente afecta al resto de personas.
Por último, la Teoría Crítica presenta el modelo de relación gobierno-ciudadano que se busca lograr. Éste está basado en un estilo horizontal frente al vertical al que estamos acostumbrados. En este estilo el gobernante debe partir del principio de que los ciudadanos tienen capacidad interna para solucionar sus problemas, confía en ellos y les presta toda la ayuda que necesiten para que se pongan en marcha. Los individuos son los protagonistas y el gobernante es una especie de asesor o ayuda. La base de este estilo es el diálogo ente el gobernante (elegido democráticamente) y las personas, es decir, la negociación acerca de la mejor solución.