La historia de la teoría atómica en la antigua Grecia
Demócrito, un griego que vivió del 460 aC a 370 aC, desarrolló una nueva teoría de la materia. Sus ideas se basaban más en el razonamiento que en la ciencia y en las enseñanzas de dos filósofos griegos que le precedieron: Leucipo de Mileto y Anaxágoras.
Demócrito sabía que si tomas una piedra y la cortas por la mitad, cada mitad tiene las mismas propiedades que la piedra original. Razonaba que si seguías cortando la piedra en trozos cada vez más pequeños, llegarías a un punto tan pequeño que ya no se podría dividir. Tan básico, pero tan difícil de llegar a esta conclusión sólo con el razonamiento.
Llamó a estos fragmentos infinitesimalmente pequeños de materia átomos, que significa “indivisible”. Sugirió que los átomos eran eternos y no podían ser destruidos. Demócrito teorizó que los átomos eran específicos del material del que formaban parte, lo que significaba que los átomos de una piedra eran únicos en la piedra y diferentes de los átomos de otros materiales, como la piel. Esta fue una teoría asombrosa que intentaba explicar todo el mundo físico en términos de lo más pequeño.
Sin embargo, Aristóteles y Platón, dos de los filósofos más conocidos de la antigua Grecia, rechazaron las teorías de Demócrito. Aristóteles aceptaba la teoría de Empédocles de Agrigento (Empedocles argumentó que toda la materia estaba compuesta de cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. La proporción de estos cuatro elementos afectaba las propiedades de la materia). Aristóteles añadió su propia idea (incorrecta) de que los cuatro elementos básicos podrían transformarse uno en otro.
Debido a la gran influencia de Aristóteles, la teoría de Demócrito tendría que esperar casi 2.000 años antes de ser redescubierta. La idea del sistema de Demócrito era extremadamente simple: “El universo entero está compuesto por un espacio ilimitado en el que existen innumerables átomos. El espacio no tiene límites, no tiene ni un arriba ni un abajo, no tiene un centro ni frontera. Los átomos no tienen cualidades, aparte de su forma. No tienen peso, ni color, ni gusto. El calor, el frío y el color son opiniones: en realidad sólo existen los átomos, y el vacío”, dijo Demócrito.
“Los átomos son indivisibles, son los granos elementales de la vida, que no pueden subdividirse más, y todo se hace de ellos. Se mueven libremente en el espacio, chocando entre sí”. Es la base de lo que sabemos, aunque con las correcciones propias de nuestros avances tecnológicos. Ahí queda eso, hace 24 siglos.
© Una sección de Félix Casanova para Curiosón, 2018