Una campaña publicitaria del partido de Viktor Orban ha empañado la cara del multimillonario húngaro estadounidense George Soros en toda Hungría. (Attila Kisbenedek / AFP / Getty Images)
BUDAPEST – Después de ocho años de doblegar a esta nación a su voluntad cada vez más autocrática y antiliberal, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, solo tiene una pizca de partidos desorganizados de la oposición que superar en el camino para ganar cuatro más en las elecciones del próximo mes.
Pero según cuenta, está enzarzado en una lucha de época con un competidor mucho más digno: un títere sombrío internacional cuyas ideas peligrosas y recursos ilimitados lo ponen a la par de los grandes invasores y ocupantes derrotados a lo largo de siglos de historia húngara.
“Enviamos a casa al sultán [otomano] con su ejército, al Kaiser de los Habsburgo con sus invasores y a los soviéticos con sus camaradas”, Orban tronó ante una multitud de más de 100.000 personas en el centro de Budapest la semana pasada. “Ahora enviaremos a casa al tío George”.
George Soros, eso es.
Con sus puntos de vista izquierdistas y sus profundos bolsillos, el financista y filántropo de 87 años radicado en Nueva York se ha convertido en los últimos años en el último fanático de los ideólogos de extrema derecha, los déspotas demagógicos, los teóricos de la conspiración y los antisemitas. todo el mundo.
Pero nada se compara con la intimidad y la intensidad con la que ahora está siendo atacado en su tierra natal. A medida que la campaña parlamentaria húngara entra en sus últimas semanas, Orban ha convertido los ataques a su otrora benefactor en la pieza central de su campaña de reelección.
Aunque Soros no ha visitado Hungría en años, su rostro abrupto es una constante aquí, asomándose desde las estaciones de autobuses y asomando por las autopistas como parte de una campaña publicitaria del partido gobernante. Los anuncios dieron un giro oscuro al llamado de Soros a un acercamiento más acogedor a los refugiados, sugiriendo que el multimillonario tiene un plan secreto para inundar la nación con inmigrantes.
La campaña va mucho más allá de la retórica. Orban advirtió ominosamente el jueves que los aliados de Soros en Hungría se enfrentarían a la “venganza” después de las elecciones del 8 de abril, y ya hay indicios de una represión por venir.
El partido del primer ministro prometió aprobar una legislación que restringiría severamente el trabajo de las organizaciones no gubernamentales. Tales grupos, muchos de los cuales son financiados por Soros, se encuentran entre los últimos restos de la sociedad húngara que no han caído presa del férreo control del partido Fidesz. El primer ministro ha denominado al proyecto de ley “Stop Soros”.
Hungría se encuentra en medio de una elección divisiva que decidirá si el primer ministro antiinmigrante del país, Viktor Orban, obtiene un tercer mandato consecutivo. (Griff Witte, Jason Aldag / The Washington Post)
“No es solo un truco electoral”, dijo Marta Pardavi, copresidenta del Comité húngaro de Helsinki , un grupo de derechos humanos. “Existe una gran determinación por parte del gobierno no solo de estigmatizar a las ONG, sino también de dificultar su funcionamiento”.
La demonización de Soros por parte de Orban, excluyendo virtualmente todos los demás asuntos, refleja hasta qué punto Hungría se ha alejado de la corriente principal europea desde su elección en 2010. Una obsesión marginal en otras partes de Occidente, criticando a Soros en esta nación de 10 millones se ha movido al centro mismo del debate político.
El objetivo del enfoque es distraer a los votantes de prestar atención a otros asuntos, dijo Csaba Csontos, portavoz de la sucursal de Budapest de Open Society Foundations de Soros.
“Desafortunadamente, Fidesz no tiene otro mensaje”, dijo.
No está claro si la fiesta necesita uno; Fidesz tiene casi tanto apoyo en las encuestas como todos los demás partidos combinados.
Y lejos de ser un paria en la Unión Europea, Orban se considera cada vez más como un modelo para el éxito electoral. Los jugadores de poder en naciones como Alemania y Austria han abrazado su postura intransigentemente hostil hacia la inmigración dos años después de que el continente contara con una afluencia sin precedentes.
Ese movimiento masivo de personas, la crisis de refugiados de Europa de 2015-2016, es donde comenzó la campaña anti-Soros en Hungría.
Las autoridades húngaras en septiembre de 2015 cerraron las rutas ferroviarias a los migrantes, creando un atraso de miles. (Jeff J Mitchell / Getty Images)
Las escenas de cientos de miles de personas que se abrían paso por el continente , repetidas sin parar en la televisión durante meses, llegaron en un momento fortuito para Orban. Su popularidad había empezado a disminuir a medida que el foco se dirigió a los planes para un aumento de impuestos y a la supuesta corrupción de Fidesz.
Orban aprovechó el momento para cambiar la conversación. Mientras que otros líderes europeos renunciaron a los solicitantes de asilo a través de su territorio, Orban intentó bloquear su camino a destinos más profundos de Europa. Durante varios días, a finales del verano de 2015, les prohibió viajar en tren o autobús, lo que generó una acumulación de miles de personas frustradas que vivían en las calles del centro de Budapest.
Luego terminó de construir una valla en la frontera sur del país . Otras naciones pronto siguieron en el cierre de sus cruces, y durante los últimos dos años, el camino de los refugiados una vez saturado ha estado en gran parte vacío.
Pero Orban ha mantenido el tema al frente y al centro al advertir que la “invasión musulmana” entrará en la “Europa cristiana”, y señalará a “el especulador internacional” Soros como su mente maestra.
El mensaje resuena en la base de Orban, que tiende a ser votantes mayores de áreas rurales que sospechan de todo lo que Soros representa: globalización, multiculturalismo y, al menos para algunos en un país donde las corrientes antisemitas aún pueden ser fuertes, la fe judía.
Los soldados patrullan la valla a lo largo de la frontera húngaro-serbia, cerca de Hercegszanto, en diciembre de 2017. (Attila Kisbenedek / AFP / Getty Images)
“Es el buen método del monstruo de Frankenstein”, dijo el líder del partido opositor Bernadett Szel, quien relató haber sido denunciado como un “traidor” por partidarios de Orban por pasar varios meses ayudando a refugiados a través de una ONG financiada por Soros. “Creas un enemigo y le dices a la gente que solo tú puedes protegerlos de este enemigo”.
Soros y Orban, quizás los dos húngaros vivos más conocidos del mundo, tienen una historia juntos. Orban era un joven activista democrático en los últimos días del control comunista a fines de los años ochenta. Soros financió una beca para estudiar en Oxford e incluso ayudó con el lanzamiento de Fidesz, que comenzó como un movimiento estudiantil liberal.
Si Orban, un hombre que incluso los críticos describen como brillante, con ego y ambición de igualar, ha sentido gratitud hacia el sobreviviente del Holocausto nacido en Budapest, no lo ha demostrado.
El verano pasado, el gobierno colocó vallas publicitarias en todo el país que mostraban a Soros sonriendo y las palabras: “¡No permitamos que George Soros se ríe por última vez!” Varias fueron pintadas con graffiti antisemita.
A esto le siguió una supuesta ” consulta nacional ” en el otoño en la cual el gobierno envió encuestas por correo a cada hogar en Hungría. La encuesta formuló una serie de preguntas principales, incluso si los encuestados apoyaron el “plan Soros” para “reubicar al menos un millón de inmigrantes de África y Medio Oriente anualmente en el territorio de la Unión Europea, incluida Hungría”.
Soros descartó la encuesta como una colección de “distorsiones y mentiras descaradas” que empleaban “anti-
Tropos semíticos que recuerdan a la década de 1930 “.
La última campaña anti-Soros, vinculada a las elecciones, es una imagen adulterada de Soros con sus brazos alrededor de los líderes de la oposición, cada uno de los cuales tiene cortadores de alambre que están utilizando para romper la cerca fronteriza.
Soros ha defendido durante mucho tiempo lo que describe como un enfoque más humano para los desplazados por la guerra y la opresión, de los cuales hay un récord de 66 millones en todo el mundo, según datos de la ONU. Él ha donado miles de millones de dólares a grupos, partidos y políticos que trabajan en representación de solicitantes de asilo y otros grupos marginados, y ha denunciado a los líderes que utilizan la xenofobia para obtener apoyo.
Los anuncios políticos en una estación de metro de Budapest, fotografiados en julio de 2017, advierten contra la influencia de George Soros. (Pablo Gorondi / Associated Press)
Todas esas actividades lo convierten en un objetivo legítimo, dijo el portavoz del partido Fidesz, Balazs Hidveghi.
“Si ingresas a la arena política, no debes sorprenderte con una respuesta política”, dijo.
Pero quienes reciben fondos de Soros dicen que el gobierno va mucho más allá, creando un clima de odio en torno a la migración y reescribiendo la ley para que sea lo más difícil posible para los grupos de apoyo a los refugiados hacer su trabajo.
Pardavi, el líder del Comité de Helsinki, dijo que la legislación propuesta le daría al gobierno amplia discreción para prohibir las actividades de su organización, que incluyen proporcionar asesoramiento legal a los solicitantes de asilo.
“No exagerar la situación para decir que para nosotros este es un riesgo existencial”, dijo. “Esta es una grave amenaza para la sociedad civil en Hungría y no tiene cabida en una democracia”.
Andras Kovats, director de Menedek, una organización que brinda a los refugiados asesoramiento psicológico, dijo que su personal a menudo recibe mensajes de abuso verbal y amenazas. Escondido en el correo un día reciente había una carta llena de excrementos.
“Hay un espacio cada vez menor para que hagamos nuestro trabajo”, dijo. “La atmósfera se ha vuelto muy, muy hostil”.
La hostilidad comienza en la parte superior. En su discurso del jueves en Budapest para conmemorar el día de la independencia de Hungría, Orban apenas mencionó la economía, la atención médica, la educación o cualquiera de los otros temas que podrían estar en el centro de una campaña de reelección después de ocho años en el poder.
Un partidario del partido Fidesz sostiene una pancarta con una fotografía del primer ministro Viktor Orban durante una manifestación del día de la independencia húngara en Budapest el jueves. (Noticias de Akos Stiller / Bloomberg)
En cambio, pasó casi todo el discurso de 25 minutos que describe lo que describió como un “choque de civilizaciones” entre los defensores patrióticos de una nación cristiana tradicional y las “fuerzas internacionales” que quieren repoblar Europa con los africanos.
“Lucharemos contra el imperio Soros”, juró.
Sus patrocinadores, que se movían con la bandera y salieron de la gran plaza parlamentaria de la ciudad y en el fondo de varias calles laterales en una de las demostraciones más grandes de la historia reciente del país, vitorearon y se declararon listos para la batalla.
Un grupo de seguidores vino con un recorte de Soros de tamaño natural, la boca cerrada con cinta adhesiva, así como una pancarta que representa a Soros como el villano de la serie de Austin Powers Dr. Evil. Un jubilado húngaro que vive en París llegó con un letrero casero que denunciaba a Soros en francés.
“Soros es la mente maestra detrás de la islamización de Europa”, dijo la mujer, Gyongyi Horgasz, de 64 años. “Pero él también es un títere”.
¿Para quien? Ella no diría.
“Un poder superior”, dijo, sonriendo a sabiendas. “No quiero dar ningún nombre”.
Gergo Saling contribuyó a este informe.
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https://www.washingtonpost.com/world/europe/once-fringe-soros-conspiracy-theory-takes-center-stage-in-hungarian-election/2018/03/17/f0a1d5ae-2601-11e8-a227- fd2b009466bc_story.html
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